Han transcurrido ya muchos meses desde que oímos hablar de los sensores Isocell por primera vez. Sin embargo, el primer producto que incorporará esta tecnología será el Galaxy S5, el smartphone que en breve hará las veces de «buque insignia» de la compañía surcoreana.
Samsung es uno de los principales actores en el mercado de los smartphones, por lo que es comprensible que hayan decidido integrar su nuevo sensor en un teléfono inteligente, pero posiblemente no tardaremos mucho en encontrar estas soluciones también en sus cámaras fotográficas.
En el vídeo que publicamos al final de este post Samsung desvela algunas de las claves de los sensores Isocell. Como veréis, son de tipo CMOS e incorporan varias innovaciones que, sobre el papel, les permitirán rendir mejor en condiciones de baja luminosidad. Para lograrlo, los ingenieros de Samsung han incrementado su sensibilidad y han introducido unas finísimas láminas de material opaco entre cada uno de los fotodiodos del sensor para evitar que los fotones que recibe cada uno de ellos interfieran con los adyacentes.
Según sus creadores, este diseño permite a los sensores Isocell ofrecer una gama cromática más amplia, sobre todo al disparar en condiciones de escasa luminosidad. Además, parece ser que también han logrado reducir en un 30% las interferencias que se producen entre unos fotodiodos y otros, así como incrementar en un 30% la capacidad de captación de luz de cada uno de los fotorreceptores.
Cuando caiga en nuestras manos la primera cámara o smartphone equipado con uno de estos sensores os contaremos de primera mano si estas mejoras son realmente tan relevantes como Samsung nos ha explicado.
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