Cuando la fotografía es nuestro principal medio de supervivencia, el trabajo puede convertirse en una carga que de alguna manera nos aleja de aquello que despertó la pasión por el arte en un principio. Sin embargo, la pasión por la fotografía es necesaria para seguir creciendo como creadores y manteniendo una mirada única en este arte. Aquí os dejamos algunos consejos que tal vez os puedan llevar a encontrar un balance entre trabajo y pasión duradero.
La pausa fotográfica
Al llevar varios años trabajando en la fotografía, muchas veces parece que el trabajo se encierra en una rutina y nuestra mirada se empieza a cegar. Por eso, es importante realizar pausas cada tanto a modo de descansar la mente y renovar la mirada.
En este descanso, podéis tomar un respiro y simplemente dedicar la mente a otras actividades. Algo de deporte, videojuegos o simplemente echarse en el suelo a ver el cielo o el techo de la casa. De esta manera, la dispersión de la mente aligera la carga que la rutina fotográfica genera sobre ella.
Esta oclusión ocurre porque nos quedamos rondando una sola mirada y caemos en una automatización de nuestro flujo. Para evitar estas recaídas es bueno darse días en la semana para pausas; diversificar acciones y experimentar nuevos elementos.
Tener dos miradas
¿Mi trabajo es hacer fotografías de producto todo el tiempo? ¿Solo me la paso en eventos y estoy cansado de la gente? Entonces, ¿por qué no tener una rama fotográfica como un hobby aparte?
Diversificar la mirada ayuda a despejar la rutina y los flujos. Es una buena forma de experimentar con estilos y de obtener nueva inspiración en la rutina del trabajo. Así mismo, nos ayuda a seguir desarrollando nuestra técnica mientras seguimos haciendo fotografías por pasión.
En especial, lo mejor de explorar múltiples caminos en la fotografía es que nos permite ver el mundo desde otras perspectivas. Esto usualmente trae ideas a la mesa de trabajo y permite una conceptualización más profunda al realizar trabajos de nuestra especialidad.
Tener un objetivo claro
Por el contrario, hay fotógrafos que apuntan a todo lado, lo que genera un ritmo inconsistente en el trabajo. Además de que esto suele dar pie para que nuestros clientes no nos paguen mucho, el cambio de requerimientos y energía que se debe poner en un evento no es el mismo que se debe poner en un producto o el mismo que se pone en la fotografía de arquitectura.
Cada estilo y cada trabajo merece una energía y una dedicación. Y es necesario especializarse en un nicho para poder desarrollarlo y ser esos fotógrafos que los clientes de ese campo quieren tener a su lado. desarrollando una técnica y una energía especial para ello.
A veces el hastío y el cansancio vienen de hacer muchas cosas a la vez. Y esto hace que la mente se nuble mucho más rápido.
Ahora, ¿qué hacéis vosotros cuando necesitáis darle un respiro a la fotografía?