Una parte muy importante de nuestro progreso como fotógrafos depende de entender cómo nuestras fotografías cambian con el paso del tiempo. Todo el conocimiento que recibimos con cada click se suma a la siguiente toma y poco a poco aquello llamado ‘estilo’ se va formando. Un ejercicio interesante para ver ese cambio es llevar el pasado por un paseo al revelador y reeditar nuestras capturas viejas.
Hola, viejo amigo
Si sois acaparadores compulsivos de fotografías, al igual que yo, tendréis varios discos con todas las fotografías que habéis tomado en vuestra vida. No importa si era una toma desenfocada, sobreexpuesta o pasada de ruido, todas esas imágenes siguen ahí en algún lado porque “tal vez algún día sirvan de algo”. Entre ellas están aquellas tomas estrella que hicimos entre la época de comienzos de estudios y nuestro inicio profesional. Nuestras primeras experiencias.
Si también tenéis vuestros álbumes de Flickr, podréis visitar la red e ir a lo más atrás del tiempo. Descargad las imágenes que más os llamen la atención del pasado. Sea porque consideréis que aún el día de hoy tienen potencial o porque recordáis que alguna de esas imágenes era muy popular entre vuestros contactos.
Ya que habéis hecho eso, entre los discos viejos buscad el RAW o el JPEG de cámara de esas fotografías. Podéis aprovechar que Flickr muestra los metadatos de la fecha en que se capturó una u otra imagen. Antes de cualquier edición. Copiad por aparte las imágenes al escritorio u otra carpeta y luego abridlas en vuestro revelador de preferencia.
Finalmente, haced la edición fotográfica que le hacéis actualmente a vuestras imágenes.
Redescubriendo el pasado
Al terminar de editar y exportar vuestras imágenes, podréis hacer una comparativa de cómo es una fotografía vieja bajo los ojos de más tiempo de experiencia. Notaréis cambios radicales: reencuadres, tratamiento de color, edición por áreas, nivel de detalle.
Ver el pasado nos hace ver todos esos errores que cometíamos y cometemos a veces aún el día de hoy. Vemos nuestra experiencia reflejada en cambios que han sido imperceptibles para nosotros. Vemos un resumen de experiencia que nos enseña más sobre nuestro trabajo fotográfico.
De vez en cuando agarrar esas tomas del disco perdido y volver a editar el pasado os pueden dar ideas para volver a visitar locaciones; de explorar técnicas y estilos por las que teníais curiosidad y no teníais los recursos o el conocimiento técnico.
Visitar el pasado es un ejercicio divertido para ponerse rojo de vergüenza y pensar cómo podíamos ser así. Pero, con cada imagen, una pequeña sonrisa de los recuerdos, de esas experiencias y de esa evolución se formará en vuestro rostro.
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