La fotografía en su historia como disciplina documental y periodística ha sufrido a lo largo de su viaje, comenzado a finales del siglo XIX, tremendos varapalos por mostrar una realidad que no era tal. Son muchos y conocidos los casos, que, incluso, tras años, han sido puestos al descubierto por mostrar un documento que no era más que una manipulación.
Hace tiempo que plantee una reflexión similar con la siguiente premisa: "¿Es la fotografía una mentira consensuada?", sí y no, depende del contexto. Depende si lo estamos viendo desde un punto de vista artístico, donde lo irreal, la manipulación del entorno, del objeto sí tiene cabida; o si lo estamos viendo desde un punto de vista documental donde los elementos deberían ser los que son. Incluso planteábamos si, en este último supuesto, debería ser la fotografía una exposición perfecta (en el sentido de fidelidad a lo que el ojo del fotógrafo estaba viendo en aquel momento). El último caso, ocurrido en Associated Press, con el fotógrafo Narciso Contreras, ganador del Pulitzer en 2013, nos abre la puerta al debate, de nuevo.
Razones para editar
Una fotografía de larga exposición puede ser considerada una manipulación en sí o una fotografía con una profundidad de campo mínima, includo. En ninguno de los dos casos estamos, estamos viendo algo fiel al cien por cien de la realidad puesto que no conozco ningún ser humano con dicha capacidad de visión.
Incluso, me atrevería a afirmar en esta hipótesis de trabajo, que, puestos a ser rígidos con el asunto, una mera fotografía en blanco y negro (salvo para personas con problemas de acromatismo) sería un caso a considerar de manipulación. Más aún, volviendo a la profundidad de campo, depende de donde pongamos el punto de enfoque, estaremos transmitiendo una sensación u otra. Pero no es así, hemos puesto unas reglas del juego. Estos casos, podemos considerarlos dentro de lo admitido. Dentro de lo que todos podríamos considerar admitidas.
¿Cuáles son las reglas del juego tras la llegada de lo digital? Decir que se ha puesto en claro, primero para muchos concursos, la posibilidad de edición de la imagen JPEG o RAW que ofrece la cámara - casi siempre hablando de ajustes de tipo general como ajustes de niveles, contraste, enfoque o tono y saturación, incluido el blanco y negro -. Así nos lo resumía Alfons Rodríguez:
Por tanto, en cuanto a edición de la fotografía se refiere, los ajustes serán sólo aquellos que comporten la modificación de brillo, curvas de nivel, de forma ligera la saturación de colores o al contrario (pensemos que transformar una foto al Blanco y Negro resulta ser una desaturación total y nadie se opone), máscaras de enfoque ligeras y, tal vez, eliminar alguna mancha del sensor. Los recortes siempre inferiores al 10% y en casos muy justificados. - Alfons Rodríguez, fotoperiodista y profesor en la UPC-CITM (Universidad Politécnica de Cataluña - Centro de la Imagen y Tecnología Multimedia) -
Algo que pasaba un poco desapercibido en la época anterior, donde, por ejemplo, hemos conocido cómo se revelaba por zonas, al estilo Ansel Adams, fotografías de la agencia Magnum.
Resulta que hasta en Magnum le daban a los revelados y ajustes por zonas en su época como se desvelaron de The Literate Lens y su entrevista Magnum and the Dying Art of Darkroom Printing.
Eso sí, en este caso podemos considerar el ejemplo como algo mucho más comercial o artístico que periodístico ¿verdad? Sin embargo, un programa, que nació vinculado a la corriente del diseño gráfico, iba a hacer que cambiase nuestra perspectiva sobre lo que es real en fotografía y lo que no lo es.
Razones para no manipular o retocar
Puestas las reglas del juego (periodístico), cuáles son las -posibles- razones que pueden llevar a un profesional para deliberadamente, manipular una fotografía. Decía Narciso Contreras, hace tan solo unos días, cuando fue expulsado de la agencia Associated Press, que la cámara de vídeo que clonó en la esquina inferior izquierda, le distraía, que podía distraer al lector, al espectador. Algo que el propio vicepresidente de AP mencionaba como un elemento de muy bajo contenido informativo en la propia composición. Tal vez la fotografía no fuera tan buena como otras de Narciso, pero esa cámara de vídeo le molestaba, en su propia visión de la misma, y decidió ... clonarla. Hacerla desaparecer.
Hace poco realicé un retrato a un amigo, como parte de un proyecto en blanco y negro que vengo realizando en los últimos meses, pasados unos días de haberle enviado la fotografía a mi amigo, éste me la devolvió por mensaje con una nota: "Mira lo que me han unos amigos". En la fotografía en cuestión el fotómetro de mi amigo, también fotógrafo había sido sutituido por una pistola, en la otra mano aparecía una navaja, y tenía un par de tatuajes en la cara, junto a una cicatriz. Era gracioso, y muy bien hecho, lo reconozco. Me reí un buen rato. Pero claro el contexto es totalmente diferente al anteriormente expuesto.
Volviendo al caso de AP, la mayor parte de los periódicos trabajan con agencias fotográficas, siendo éstas quienes le suministran, en virtud de un complicado y exigente contrato, fotografías que ilustran las noticias que ofrecen. En ambas partes, agencia y peiódico, suele existir un código ético, muchas veces vinculante por el cual las fotografías no deben manipularse ni retocar, deben ofrecerse tal cual han sido tomadas. Cierto es, que se abre un poco la mano, dependiendo de los diferentes códigos éticos, a los ajustes generales que mencionábamos en el apartado anterior sobre edición.
Que tal vez el caso de Narciso Contreras podría haberse quedado en una advertencia (solamente fue esa vez), puede ser, pero no nos toca a nosotros juzgar las cláusulas de un contrato que "suponemos" y no conocemos. Supongo que, como en todos los trabajos, hay ciertos tipos de infracciones que suponen un despido inmediato. Que nos parecen duras las condiciones, puede ser, pero son las que son. Casos muchísimo más flagrantes ha habido en el pasado como éste, por ejemplo:
Hay que pensar que, en parte, por esta razón los ficheros RAW no "pueden", en tería, manipularse y han de servir como elemento de referencia para poder contrastar con el fichero editado.
En definitiva, no se deben alterar elementos de la fotografía porque eso nos puede llevar a dudar de la veracidad de lo que estamos viendo como parte de un mensaje informativo, donde, nosotros, amigos fotoperiodistas, deseamos conocer la verdad de los hechos, o, al menos lo más cercano a la verdad. Todos nos equivocamos, es cierto, pero si la manipulación de fotografías en el ámbito fotoperiodístico se convierte en algo habitual, perderá todo su valor informativo. Ese mal hábito solamente conduciría a la propia autodestrucción de la fotografía periodística. Perdería el valor de informar. Sería ... otra cosa.
Conclusiones
Muy claras: si te dedicas al fotoperiodismo, a la documentación, por favor, no manipules (esto también podríamos pedírselo a los periodistas que escriben el texto, no os olvidéis). No elimines elementos por hacer una composición perfecta, por lograr más impacto.
No nos importa, lo único que queremos es ver lo que, arriesgando vuestro pellejo, lográis capturar. Os admiramos por ello. Llegaréis a nuestras conciencias igualmente, tanto si hay una maldita cámara de vídeo caída en la esquina inferior izquierda del encuadre como si no la hay. No nos importa eso.
Fotografía de portada | Alfons Rodríguez
En Xataka Foto | Guía práctica sobre la ética fotográfica, con Alfons Rodríguez |
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