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¿Por qué nos gusta enseñar nuestras fotos?

¿Por qué nos gusta enseñar nuestras fotos?
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Que el fin de un artista sea exponer su obra ya tiene su respuesta. Que un fotógrafo que se dedica a fotografía social, documental o periodística haga un trabajo más cerca del componente artesano, también tiene su respuesta. Pero esa pregunta que os hago en el título tiene sentido si vamos al génesis de nuestra historia como fotógrafos y nos vemos como bebés rebosantes de inocencia.

Ahí es donde quiero llevar este post de opinión, al origen. Está muy bien éso de que nos definamos como fotógrafos que hacemos algo diferente, que nos saltamos las reglas, que no nos importa lo que opinen los demás porque hacemos lo que nos sale de dentro. Y me parece excelente si hacemos esa fotografía para único disfrute individual.

Pero no olvidemos que la fotografía está para enseñarla. Cuando queremos que nos hagan fotos de nuestra boda es porque aparte de tener el recuerdo, queremos enseñarla a los demás. Lo mismo ocurría con nuestros compleaños de pequeños. O de los viajes. Que sería de nuestra existencia sin aquello de "haz muchas fotos que luego queremos verlas". Con lo cual ese componente de mostrar imágenes lo tenemos en nuestro ADN desde que nacemos.

El origen como fotógrafos

Si volvemos a nosotros como fotógrafos desde la posición de hobby, a ese comienzo del que os hablaba, y hablo en primera persona para recordar esos tiempos donde tras revelar las fotos en el laboratorio, donde asistía a un taller, no las guardaba para mí únicamente sino que las llevaba a la facultad para que el resto las viese, vemos que no se alejaba tanto a lo que pasó después con la era de las redes sociales, aunque todo aquello se disparase en cifras actualmente vertiginosas. Hasta ese momento digital, los que veían mis fotos eran personas ajenas al mundo fotográfico. Pero, ¿qué pasó cuando empezaron a ser objeto de observación de un público más experto?

Por medio de compañeros de batalla, de retos semanales, de grupos de quedadas fotográficas, por medio de todo ello nuestras fotos quedaron expuestas a la "opinión pública" y, aquí es el punto al que quería llegar, ¿por qué sentimos la necesidad de enseñarlas? ¿Es una cuestión de compartir y aprender? ¿Influye desde ese primer momento que las opiniones sobre nuestras imágenes nos hayan condicionado en la manera de expresarnos, aunque sigamos pensando que nuestra fotografía es diferente y original?

Diferente y original. Dos términos que son la etiqueta perfecta de cualquier fotógrafo, por lo general de fotografía social. "Yo hago fotos diferentes". ¿Diferentes con respecto a qué? ¿Qué te hace diferente si estás siguiendo unos mismos esquemas estilísticos similares a otros autores? La influencia. Las modas. La repetición. Sucede en el arte. En el teatro. ¡En el cine! Woody Allen lleva toda su carrera hablándonos de infidelidad. Sólo nos cambia el formato. Pero nos habla desde dentro. Ahí es donde tiene su sello. Volvemos a la originalidad.

Conclusiones

No he querido hablar de ego. De que enseñando las fotos nos lo alimenten. Viene a ser obvio y es una de las razones por las que tenemos la necesidad de enseñar nuestras imágenes. En el colegio nos enseñaron a crearnos esa necesidad. Los mejores dibujos formaban parte de la pared de clase. Nuestros padres se sentían orgullosos. Ahora nos sentimos orgullosos cuando ganamos un premio, cuando nuestra fotografía sale publicada en una revista. Se trata de competir, no sólo con los demás sino con nosotros mismos.

Si no hacemos esas fotografías para enseñarlas, ¿qué sentido tiene? Nacen y mueren en nosotros. No hay filtros. No hay reproches. No hay esos "si dejas más aire por arriba quedaría mejor". Como tampoco habría coronas de laureles. Seríamos únicos creadores de nuestras propias imágenes.Y, ¡ojo! hay fotógrafos que lo hacen, ¿eres tú uno de ellos?

Fotografía Elle Photographer

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