Está claro que quienes entran al mundo de la fotografía no lo hacen esperando (directamente) mucho dinero o estabilidad económica. Somos apasionados por lo que observamos, por el arte, por el mundo. Pero al parecer, un estudio realizado por la escuela de negocios de la universidad de Duke en Fuqua, Carolina del Norte; los fotógrafos hacemos parte de un estilo de explotación moderna, basados en nuestro amor por el arte.
Como reporta Fstoppers, el estudio realizado por el profesor Aaron Kay y el estudiante de doctorado Jay Kim muestra que los empleadores están más dispuestos a explotar a los trabajadores de cierta área cuando éstos son apasionados por su oficio. ‘Entendiendo formas contemporáneas de explotación: Los atributos de la pasión sirven para legitimar un maltrato hacia los trabajadores’, es el título del estudio.
Este estudio se realizó durante siete sesiones, una metaevaluación y con una muestra de más de 2,400 personas (tanto trabajadores como empleados). Durante el estudio se obtuvo demostración sobre la afinidad de un empleador de explotar a los empleados debido a que estos asumen que:
El empleado se hubiera voluntariado dada la oportunidad de hacerlo.
Creer que, por ser un trabajo que apasiona, el trabajo es recompensa suficiente para el empleado.
Dentro de este estudio se encontró que los trabajadores apasionados por su profesión son más afines a ser exigidos labores fuera de la descripción del trabajo, horas extra, sacrificios del tiempo personal y pagos por debajo de la media esperada dentro del campo profesional. Los principales grupos laborales afectados son aquellos de los artistas y trabajadores sociales, entre estos el campo de la fotografía.
Como cualquier estudio, a pesar de tener una gran validez por el número de sesiones y la muestra capturada, no tiene verdades absolutas hasta ser replicado en otros contextos y regiones. Es un estudio que debe ser verificado. Sin embargo, es una muestra interesante del panorama laboral al cual está sometido esta generación de trabajadores.
Si se comparan los resultados con los patrones de nuestra profesión, muchos de ellos resultan similares: trabajo por un pago bajo o por ‘exposición’, horarios de trabajo fuera de lo común, requerimientos de habilidades que están fuera de nuestro campo laboral, etc…
En nuestra profesión, muchos de estos problemas han surgido con la democratización de la tecnología. Por lo que el pensamiento de algunos clientes es ‘cualquiera puede hacer el trabajo’ y ‘si este no lo hace, habrá alguien que sí lo hará’. Además la automatización de los procesos ayuda a que la aparente ‘sencillez del oficio’ sea más común.
¿Se puede cambiar el panorama?
Sin embargo, como hemos mencionado anteriormente, nuestro arte tiene innovación, creatividad, planeación y comunicación detrás de ella. Hay un flujo de trabajo y una labor técnica y laboral que da validez a nuestra profesión. Es por eso que debemos educar a los clientes sobre los elementos que dan valor a nuestro trabajo y, de paso, debemos hacer que las nuevas generaciones también entiendan el valor de lo que hacen para disminuir ese sistema de explotación.
Para ello, la calidad de nuestro trabajo y nuestra identidad comercial deben estar al mismo nivel empresarial. Los clientes deben ver nuestro lado humano y creativo, pero deben identificar nuestro nombre como aquel de otra empresa.
Algunos consejos para ello son:
Presentar un trabajo uniforme y enfocado: Un elemento que se está perdiendo en la fotografía es la especialización. Los clientes comienzan a creer que todos los fotógrafos sirven para todos los tipos de fotografía. Sin embargo, la afinidad que un fotógrafo tiene con un campo no necesariamente se relaciona con las exigencias del cliente. Ejemplo, un fotógrafo especializado en producto no será necesariamente el mejor en fotografía social; que es capaz de hacerlo, si, pero no tendrá el mismo resultado que alguien que se dedica a ello. Hay un entrenamiento de mirada que se crea en la especialización.
Usar las redes sociales de manera más efectiva: En el pasado os hemos comentado sobre los buenos usos de las redes sociales. Pero algo que puede ser un buen y efectivo incentivo de validar nuestro trabajo es presentar más detrás de cámara de nuestro trabajo. Mostrar nuestros clientes, mostrar cómo realizamos nuestras tomas y todos aquellos elementos que muestran la complejidad del oficio, las decisiones que tomamos y el nivel de producción de nuestras tomas. No solo ayuda a demostrar el valor técnico que hay detrás de nuestras imágenes, muestra el valor del ingenio detrás de cada una de ellas.
Establecer un perfil corporativo bien definido: Esto es algo que muchas veces obviamos y creemos que no tienen un valor verdadero en el aspecto profesional de nuestra marca. Pero, en el mundo profesional, se necesita tener todos los elementos de un ámbito profesional. En la actualidad esto significa tener una página web, un correo corporativo (que termine en @dominiodemipágina.com), presentar tarjetas a nuestros clientes ( y posibles clientes futuros), tener redes sociales dedicadas a nuestra firma fotográfica (que no son para postear nuestras salidas con amigos, ni las visitas familiares) y definir una estructura de negocio clara (como el crear paquetes fotográficos). Crear marca personal no debe ser nuestro enfoque, pero está bien tener los elementos corporativos básicos que le dan más seriedad a nuestro trabajo en el mundo de los negocios.
Saber negociar: Nosotros debemos hacer valer nuestro trabajo; y debemos saber decir no cuando se cree que éste está siendo subvalorado. Pero debemos ser congruentes con nuestra calidad. No debemos cobrar más de lo que da nuestro nivel de trabajo, pues estos fallos solo devalúan la visión sobre nuestra profesión. Si tenemos un trabajo muy bien pago, debemos ofrecer una calidad que justifique ese pago.
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