Si habéis leído el anterior artículo de la serie, no creo que necesite explicaros hasta qué punto las aportaciones de la Comunidad han beneficiado a los usuarios en muchos casos. Por supuesto, nada de esto está exento de riesgos, ya que son cambios no oficiales en las cámaras que pueden llevar a problemas serios o invalidaciones de garantía, según el fabricante.
Con todo esto me gustaría puntualizar hasta donde la desidia o la política empresarial de las grandes marcas está dañando a los usuarios, que ya no sólo están comprando cámaras que han sido recortadas desde los despachos, sino que han perdido el control de personalizar o incluso corregir fallos en dispositivos que han pagado religiosamente.
Ver como graban vídeo cámaras que no tienen esa opción es casi una curiosidad, pero, ¿por qué no dejar a los usuarios más experimentados corregir fallos de fábrica, como los famosos pixels calientes de la Nikon D7000 o la Pentax K5?
Yendo más allá, ¿por qué no mejorar también la usabilidad de cualquier cámara, como ya ha ocurrido con las compactas Canon? Viendo los comentarios de la anterior entrada, puedo ver claramente cómo los usuarios de Nikon, por ejemplo, están más que interesados en ser los siguientes, especialmente en lo relativo al vídeo, o a ciertas carencias como la ausencia de histograma en tiempo real en el modo Live View de alguna de sus reflex más conocidas.
En mi caso, cuando pasé de una Panasonic GF1 a una Olympus E-P2 (el estabilizador tira mucho) me sorprendió muy negativamente ver que, mientras que la primera podría tener todo tipo de informaciones en pantalla, en la segunda tenía que cambiar de pantalla para ver el histograma, modificar los parámetros, o activar la ayuda al enfoque en objetivos manuales, haciendo incomodísimo el uso de estos últimos (lo que en Panasonic era un clic, en Olympus se puede convertir en cinco o seis).
Solucionar todo esto, por supuesto, no es nada fácil, ya que el perfil de hacker requiere una mezcla de conocimientos de diversas categorías, junto con una gran capacidad de trabajo, pero no hay más que mirar a otros mercados donde este tipo de trabajos son más comunes (como el de los teléfonos móvies), para ver cómo el mundo está lleno de estos pequeños héroes de la informática.
Entiendo también que abrir las especificaciones hardware para las grandes empresas puede ser un dolor de cabeza, y puede suponer perder el control de su propio mercado (ya hemos visto cómo cámaras de gama baja saltaban por arte de magia por encima de otras supuestamente superiores), amén de generar muchos problemas en el soporte, pero la primera que se lance al ruedo tendrá una enorme ventaja competitiva.
Por supuesto, los usuarios no tenemos por qué pedir soporte ténico a nivel software una vez realizada la modificación (esto, al fin y al cabo, resulta bastante razonable), pero con una simple vuelta atrás al firmware original más reciente tendríamos que poder recuperar el uso de nuestra garantía sin ningún problema.
El uso de versiones adaptadas de sistemas operativos generalistas (como Android, como ya hemos tratado) puede suponer un buen camino para lograr esta meta, y hace ya años que esta opción va ganando más y más fuerza. Como siempre, serán las compactas las que abran el camino (como quizá ocurra con la Altek Leo), y no demasiado después se tomará la gama media y alta.
Para acabar, no hay que olvidar que esta reflexión esto es también aplicable a todo lo que rodea a las cámaras, desde las especificaciones de los accesorios (recordad a Sony con sus Memory Stick) a las de las propias cámaras (como las de la montura “E”, de la misma marca, que también fueron desveladas), pasando por los propios formatos de archivo. Quizá, con el tiempo, lleguemos a tener el control de todo por lo que hemos pagado.
Foto | Liz West | Erik Solheim | John Martinez Pavliga
Ver 12 comentarios