Muchas veces en los talleres se plantea la gran pregunta que a todos preocupa y pocos saben responder. ¿Qué pasa con la luz? ¿Qué relación tiene con la fotografía? ¿Cómo puedo mejorar mis disparos? La clave fundamental de la fotografía es saber ver la luz.
Nada tiene sentido sin la luz. El estilo de los fotógrafos muchas veces se define por la forma de captar la luz. Por la búsqueda sin retorno de una iluminación que se convierte en marca de la casa y hace que la reconozcamos. Si ves la luz de la noche sabes que estás ante Navia; si ves la oscuridad de una triste habitación, D´Agata; si la luz es preciosista, Salgado; y si te dan ganas de llorar, Robert Frank.
Ellos son fotógrafos profesionales que pueden esperar a que eso pase. Pueden estar días buscándola sin más carga que encontrarla en algún momento. Pero los demás no podemos hacerlo. En realidad sí, pero a muchos les resulta frustrante estar en un lugar y no sacar la cámara solo porque la luz no es la adecuada. Si vamos por la mañana lo hacemos, o por la tarde, incluso al mediodía. Tenemos que añadir que no estamos solos: amigos, familia, niños, primos, suegros, madres... No te puedes convertir en el pesado de la cámara. Y muchos desisten... Y más en las sagradas vacaciones.
Encontrar la luz
¿Esto quiere decir que tenemos que desistir y tirar la toalla? ¿que no podemos ser fotógrafos? De ninguna manera. Los fotógrafos aficionados tenemos la libertad de elegir, de vivir sin complicaciones. Quizás no pasaremos a la historia, pero no es eso lo que buscamos. Queremos tener buenos recuerdos. Esa es la clave para muchos. Y si es pasando un buen rato, mejor que mejor.
Ojo, no estoy diciendo que todo vale. No es cuestión de vivir con la filosofía Lomo (¿por qué no?). Si queremos mejorar como fotógrafos debemos mirar la luz, entender la luz, be light, my friend... Todo cambia si te fijas más en este detalle fundamental. Cuando vayas sin cámara mira cómo se iluminan lo edificios, el campo, la montaña en la que tengas la suerte de estar. Solo así serás capaz de empezar a entender cuándo algo está bien iluminado o no. Cuando algo te guste, regístralo en tu mente, en tu biblioteca privada.
Así estarás preparado para la próxima vez que salgas con la cámara al hombro. Notarás que lo que te ha llamado la atención está siempre bien iluminado. Que la fachada principal está al sol y nunca a la sombra. Que las cosas nos gustan cuando el objeto tiene volumen y no está todo perfectamente iluminado. Que hay luces suaves, sombras fuertes y todo lo contrario cuando miras.
Capturar la luz
En fotografía digital tenemos que registrar perfectamente la luz más alta. El secreto es medir siempre en la luz para evitar quemarla. Esto provocará muchas veces que todo lo demás se irá a la sombra, a los negros. Pero como hemos aprendido que el objeto principal tiene que estar bien iluminado, por encima de todo lo demás, no hay mayor problema.
No tiene sentido hacer una fotografía a la portada del ayuntamiento de Pamplona si está en sombra. No se verá, no llamará la atención. Si no hemos llegado a la hora adecuada no nos debemos empeñar en hacer esa foto. Hay que buscar otro punto de vista, otro encuadre u otra hora para disparar.
Igual si estamos ante la puerta de Alcalá. La fotografía bonita es con la Gran Vía de fondo, pero si está en sombra esa cara, debemos movernos por la plaza de la Independencia hasta encontrar la parte iluminada. Si seguís este consejo durante vuestras vacaciones empezareis a ver buenos resultados. Al final, todo es luz.
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