La importancia de fotografiar sin cámara

Dicen que una herramienta es un objeto elaborado a fin de facilitar la realización de una actividad cualquiera sea. Pues bien, parece ser que en fotografía la idea de "facilitar" es concebida como "poder o hacer" si nos referimos a una cámara.

La fotografía es pintar con luz, pero si nos damos cuenta, no es algo que nosotros no hagamos en cada momento cuando miramos. ¿Cúal es la diferencia? Que nos gusta que quede reflejado y congelado para enseñarlo, guardarlo o recordarlo. El problema reside cuando no estamos acostumbrados a saber "ver" y nuestra mayor preocupación se centra en la herramienta; esa herramienta que parece que se vuelve obligatoria para poder "mirar". La importancia de fotografiar sin cámara es vital para los fotógrafos, es indispensable. Es parte de un proceso fotográfico o ritual como pueda serlo la carga de baterías o limpiar los objetivos.

Sin duda, la cámara es lo que nos ayuda a inmortalizar lo que "vemos", lo que sentimos más bien diría yo. La producción de una fotografía debe ser menos tangible. Y digo producción, que no proceso final. Parece que nos hemos dado la vuelta en el proceso fotográfico, y hemos acabado por darle mayor importancia al material al comienzo que al final (véase cuando todos acababan su proceso fotográfico en algo palpable y no delante de una pantalla).

Pero esto último no es lo que nos interesa; debemos centramos en el olvido de algo tan importante como es usar la materia prima, usar nuestro ojo, salir sin cámara o dejarla apartada durante un tiempo hasta conocer lo que nos rodea, lo que existe a nuestro alrededor... Entrenar nuestra mirada no se hace sólo con una cámara delante de los ojos; pues al fin y al cabo, la cámara sólo congela el instante. La fotografía está en nosotros, y conseguir ser únicos o diferentes dentro de la misma sólo es cuestión de conocer muchas más cosas que como conseguir hacerla.

Todos los grandes fotógrafos saben por donde caminan, se paran a conocer, dan vueltas sin parar y, muchas veces, sin la intención de usar la cámara. Y es que a la postre, la cámara siempre hará y mostrará lo que tú le digas. Algo que cuesta más conseguir con lo que te rodea, y que sólo tu mirada es capaz de llevar a cabo.

En definitiva, dejemos de empezar la casa por el tejado y veamos que hasta un pilar puede albergar la belleza en su función. Y en este caso hay cosas que son las que dan el verdadero sentido a una obturación y estamos dejando de lado, por muy poco glamourosa que pueda parecer... Al final, siempre molará enseñar tu Leica y decir "Estoy haciendo fotos", aunque la propia cámara esté llamándote imbécil por dentro y sintiéndose infravalorada.

Y es que, si las cámaras hablasen...

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