En el pasado, no hace mucho tiempo, cuando algunos llevábamos todavía el pelo largo, al comprar una cámara tenías la seguridad de tener entre las manos una máquina definitiva. Pero en el mundo digital te venden una versión 1.0 y según la vida comercial del producto, tendremos más o menos actualizaciones de su firmware. Hoy vamos a hablar sobre las actualizaciones de nuestras cámaras.
Lo primero es saber exactamente qué es un firmware. Se puede definir de muchas formas, incluso deberíamos buscar una palabra en el diccionario para evitar los anglicismos. Como bien podemos leer en la Wikipedia:
Un firmware es un software que maneja físicamente al hardware.
Es decir, no es más que un programa que controla los circuitos de una cámara. Es el encargado de hacer funcionar todo, desde el mismo sensor a todas sus funciones electrónicas. Y en una máquina digital es fundamental. Diría que incluso es más importante en una sin espejo que carece de partes mecánicas.
Si falla el firmware, el programa interno, la cámara deja de funcionar. Esto es algo que podemos entender todos. Lo que puede llamarnos la atención es que podemos encontrar algunas combinaciones de cámara-objetivo, o funciones que bajo diversas situaciones hacen fallar a la cámara. Es decir, a lo mejor un flash X con una cámara Y hace que la exposición en Prioridad al diafragma siempre de como resultado una notable sobrexposición. O que si disparamos con ISOS altos y velocidades lentas no podamos hacer foto alguna...
Son incompatibilidades que el fabricante no ha comprobado durante todo el proceso de diseño y fabricación del dispositivo. Y que con un simple cambio de código o de línea de programación se puede solucionar. Cuando le llega el fallo al fabricante, simplemente confirma el problema y lanza una actualización de firmware que todos nos lanzamos a instalar.
¿Los fotógrafos somos conejillos de indias de las grandes marcas?
Volvemos a insistir en lo que hemos dicho al principio. Durante la vida comercial del producto, el fabricante hará tantas actualizaciones como problemas no detectados en un principio tenga la cámara. Si nadie se queja de nada, o en el laboratorio de pruebas no detectan nada extraño, no tendremos actualización alguna.
Pero está claro que en muchos casos actuarán solo si empiezan las quejas en las redes sociales o en masivos correos privados. Es en este momento cuando nos entra la sensación de ser meros probadores en vez de tener en nuestras manos un objeto terminado. En la época química era algo impensable (también había fallos de diseño) pero cuando comprábamos una Canon AE-1, o una Leica M6 sabíamos que podíamos estar toda nuestra vida con ellas sin problema alguno de funcionamiento.
Lo más grave es cuando los usuarios descubren fallos importantes en los componentes. Todavía colean los problemas de una marca japonesa con el lubricante del obturador, o el fallo garrafal del sistema de enfoque de otro sistema japonés. O cómo olvidar esa marca que no comprobó que en las escenas nocturnas las luces especulares parecían pelotas de ping-pong... Las empresas han resuelto estos problemas de una forma u otra (personalmente me cambiaron el sensor).
Algunas veces da la sensación de que recortan en diversos departamentos para agilizar la presentación de nuevos modelos en las tiendas. La producción de una cámara dura años y si se pueden recortar costes mejor que mejor... Pero nosotros no deberíamos ser los conejillos de indias.
La ventaja de las actualizaciones
Pero no todo es malo en el mundo de las actualizaciones. Muchas veces los fabricantes deciden actualizar las funciones de sus cámaras para mejorar sus prestaciones. Son las actualizaciones que se anuncian a bombo y platillo en las páginas de los fabricantes. Todavía se recuerda la actualización de la Canon EOS 7D que prácticamente nos daba una cámara nueva. O la última de la Fuji XT2 con mejoras en el sistema de autoenfoque...
O salen objetivos y flashes con características nuevas y es necesario hacerlos compatibles... Mientras no los juntes no notarás absolutamente nada, pero si llega el momento de comprar siempre es interesante tener el último firmware de nuestra cámara. Así que os recomendamos, aunque sea una versión mínima, actualizarlo siempre.
Eso sí, los fabricantes no se responsabilizan si no hacemos bien las cosas. La culpa siempre será nuestra si algo sale mal. Desde luego que no es justo. Para cubrirse las espaldas siempre recomiendan ir al servicio técnico oficial de cada marca para hacerlo con todas las garantías.
Pero si nos atrevemos a hacerlo en nuestra casa (algo que personalmente hago siempre) recomendamos tres cosas:
- Actualizar siempre con las baterías totalmente cargadas.
- Leer las instrucciones varias veces y tenerlas siempre a la vista durante el proceso. No hacer nada si no estamos seguros de los pasos que tenemos que dar: Canon, Nikon, Sony, Olympus.
- Debemos hacerlo en un momento de suma tranquilidad, sin interrupciones y sin un viaje o un trabajo importante a la vista.
Y lo más importante, antes de empezar como locos a actualizar, lo mejor es meternos en los menús de nuestras cámaras y comprobar cuál es la versión que tienen instalada. Luego acudir a la página del fabricante y comprobar cuál es la última. Y si todo está bien, empezar a actualizar. Ya nos contaréis.
En Xataka Foto| Magic Lantern, el firmware complementario para Canon que mejora tu cámara
Ver 2 comentarios