La era actual nos exige que tengamos muy presentes las demandas del mercado. Como hemos mencionado antes, no es necesario ser multi-profesión. Sin embargo, cada habilidad que tengamos es un punto a favor al conseguir ciertos trabajos. Por eso es importante adquirir e integrar la habilidad del vídeo en nuestra vida.
Clientes y clientes
Con el progreso tecnológico de los sistemas fotográficos queda claro que uno de los enfoques clave en las compañías es el mundo vídeo. Hace poco vimos los lanzamientos de tres de las grandes marcas. En cada una de ellas vimos un enfoque distinto sobre su posición en el vídeo, pero es un elemento que ya no se puede omitir en las cámaras. Bien puede ser una ventaja más que es ideal para grabar vídeo blogs como la Sony A6600, una cámara enfocada de manera pareja para fotografía y vídeo como la Canon EOS 90D o una cámara pensada principalmente para la producción de vídeo como la Panasonic Lumix S1H.
Esta participación de la función del vídeo es una que las nuevas generaciones están aprovechando al máximo. No solo es una buena forma de promover su trabajo mediante publicaciones de detrás de cámara u opiniones y análisis en vídeos de YouTube. Esta generación está guiando el mercado al ofrecer paquetes enteros de foto y vídeo.
Muchos en el mercado siguen facturando en el mercado sin necesidad de agregar servicios de vídeo, ya tienen clientes fijos o tienen un sistema de trabajo inigualable. Muchos otros hemos visto cómo debemos agregar esta habilidad a nuestra oferta mediante una alianza con una persona experimentada en este campo o aprendiendo nosotros mismos, si bien podemos ofrecer imágenes únicas y tenemos clientes fieles, conseguir más mercado requiere que demos más en nuestro trabajo.
Sin embargo, existen varios fotógrafos que siguen la idea de que el mercado debe quedarse quieto para ellos. Y omitir este cambio tan notorio del mercado puede perjudicar mucho su vida profesional.
Si bien podemos ser principalmente fotógrafos, es ideal tener nuestros clientes felices y ofrecerles el mejor servicio. Así esto integre habilidades fuera de nuestro campo de acción principal.
También se aprende
Sin embargo el mundo del vídeo no solo es una habilidad para tener clientes felices. Es una de la cual podemos aprender mucho para mejorar nuestro estilo fotográfico, flujo de trabajo y procesos de planeación.
Este mundo exige que nuestra rigurosidad de planeación y calidad sea muy alta. Aunque siempre deberíamos tener esta rigurosidad, en fotografía un error o una molestia puede ser arreglada en postproducción de manera mucho más fácil que en vídeo (donde incluso cosas simples pueden volverse un dolor de cabeza). Esto hace que nuestra atención al detalle se amplifique en gran medida.
A nivel estético trabajar con acción, fuentes de luz contínuas y una puesta en escena hacen que el pensamiento sobre cómo utilizamos nuestras herramientas cambie drásticamente. Algo tan simple como poner un rebote sin que entre en el cuadro se vuelve un problema que modifica nuestra forma de pensar la ilumianción.
Estos factores hacen que nuestra forma de planear cada toma y de observar los momentos esporádicos sean aún más ágiles y efectivos. Esto hace que nuestra forma de hacemos algo mal en producción se convertirá en tiempos de postproducción. Todo el flujo de trabajo es más optimizado desde el inicio.
Si bien no es obligatorio que seamos expertos en vídeo, el mercado está evolucionando a que sea un elemento integral a nuestros servicios. Si queremos seguir creciendo en nuestra profesión, es una habilidad que es de gran importancia adoptar.
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