Durante las exploraciones de estilos fotográficos presentadas en el año, nos hemos enfocado mucho en lo que se puede realizar dentro de la casa: ejercicios de color, fotografía de producto y otras más… Pero en esta ocasión salimos al mundo para explorar un poco el mundo de la fotografía salvaje, específicamente, la fotografía de aves.
Antes del amanecer
Planear cada sesión es parte fundamental de cualquier flujo de trabajo fotográfico, sea en estudio o en exteriores. Incluso en la fotografía de calle se requiere cierta planificación de espacios, horarios y situaciones donde ir a capturar momentos. Sin embargo, la fotografía de aves debe ser una de las que se puede llevar la corona en el proceso de planear una sesión.
Muchos de los fotógrafos especializados en aves vienen de la ornitología o del pasatiempo de observación de aves. Estas prácticas incluyen mucha rigurosidad en los horarios, las zonas exploradas y la forma de acercarse a los animales. El día puede arrancar a las cuatro de la mañana siguiendo el llamado de un pájaro, caminando lentamente entre el bosque, tratando de no hacer ruido al pisar, pues un ruido fuerte puede generar una cadena de aves llamándose para esconderse (y de paso dañar el día de la caminata).
Si la caminata se hace con el conocimiento de un ornitólogo, es incluso más llamativo. Podemos preguntar sobre los hábitos de comportamiento de la especie que vayamos a ver, para ver si podemos encontrar una toma única, como la de un ave en pleno vuelo, picando por comida u otras acciones similares; lo que nos lleva a planear aún más, pues nos hace pensar en el área de acción, buscar un ángulo y tener la cámara preparada para intentar capturar ese momento único. Lo que puede llevar una suertuda toma o más de 4,200 horas y 720,000 exposiciones.
Otro de los elementos importantes que uno aprende con este tipo de fotografía es que el equipo importa. Si bien el fotógrafo no lo hace el equipo, parte del proceso de fotografiar aves requiere que uno tenga la conciencia de saber con qué equipo se dispara y qué limitaciones hay con ello. En mi exploración por el mundo de las aves, no estaba nada preparado, siendo mi mayor tele un 90mm. Si os animáis a explorar este mundo y contáis con un 200mm, teleconvertidores o más; sacaréis más provecho de este tipo de fotografía.
Los teleobjetivos son especialmente necesarios en fotografía salvaje, pues muchos animales se asustan y huyen si tratamos de acercarnos a ellos (como es el caso de las aves); y muchos otros son peligrosos y pueden hacernos daño, así que no deberíamos acercarnos ni arriesgarnos.
Otro elemento llamativo en la fotografía de aves es el reto de composición. Al hacer imágenes en plan caminata o solo avistamiento, muchas veces solo os encontraréis con los sujetos sobre vosotros, lo que no da mucho campo a ángulos para componer. También, usualmente los fondos serán cielo azul, gris, blanco o algo de bosque. Así que siempre será más complejo encontrar tomas nuevas y llamativas. En planes que se acercan más a la ornitología, probablemente encontraréis más
La fotografía de aves es un interesante mundo en el que se puede arrancar desde los aviarios de zoológicos; e ir aumentando en dificultad hasta meterse a naturaleza dura y pura. Si estáis en este mundo, ¿qué trucos o consejos le dais a la comunidad? Dejad vuestros comentarios abajo.