Todos los que tenemos una cámara pensamos que hacemos buenas fotografías. Que en cualquier momento nos la llevamos al ojo y listo, una imagen que pasará a la historia. No es tan fácil. Hay que hacer muchas cosas para lograr una buena fotografía. Algunos llegarán rápido al punto final y otros tardaremos más. La fotografía de verdad es así.
No todo el mundo sabe hacer fotografías buenas. Igual que muy poca gente escribe novelas inolvidables o pinta cuadros que pasarán a la historia. No nos confundamos. La mayoría hacemos fotografías bonitas, lo que no tiene nada que ver con buenas. Que nuestros disparos reciban likes por doquier y le gusten a nuestra familia y allegados no quiere decir nada. Solo es un aliciente para nosotros.
Hay que diferenciar bien el matiz entre buena fotografía y fotografía bonita. Yo en mis clases soy más duro y para referirme a estas últimas hablo de fotografía postalera. Son aquellas imágenes que solo requieren un poco de técnica, suerte con la luz de la escena y disparar en un buen momento.
Las buenas fotografías requieren de más tiempo. Sobre todo de aprendizaje. No es solo el reflejo de los días felices en los que viajamos o tenemos la suerte de estar con la gente que queremos. La fotografía es creación. Y tiene la capacidad de poder contar todo, pero es imprescindible tener un lenguaje reconocible, una forma de contar las cosas, un estilo propio. Hay que evitar caer en la fotografía que hace todo el mundo cuando llega a un mirador o a una plaza o está frente a un monumento reconocido por todo el mundo.
Hacer fotografías bonitas es sencillo si tienes las herramientas adecuadas. Basta con una cámara cualquiera, un manejo básico y la suerte de disparar justo en ese momento. Ni antes ni después. Todos tenemos fotografías así. Incluso las ponemos en las paredes de nuestras casas o las regalamos a nuestros amigos.
Pero no es de lo que estamos hablando hoy. Al nivel de fotografía postalera todos llegaremos, antes o después. Aunque siempre habrá mentes retorcidas que sin argumentos racionales y con el único ánimo de hacer daño por hacerlo dirán que son malas porque sí. Por supuesto sin mostrar las suyas en ningún momento y siempre que puedan con el anonimato de las redes como escudo. Hoy vamos a buscar cómo superar el estancamiento de hacer imágenes bonitas para llegar a hacer buenas fotografías.
Los pasos que podemos dar hasta llegar a una buena fotografía
Una imagen tiene que entrar por los ojos. No necesita explicación. Tiene que enamorar como un buen poema o como una novela a la que no quieres llegar a la última hoja porque significa que termina. Esa es su función. Y sobre todo es incapaz de funcionar por sí sola. Las fotografías bonitas pueden vivir en soledad. Pero las buenas fotografías conviven unas con otras, complementándose y contando una historia con su particular gramática.
Hay muchas formas de aprender a hacer buenas fotografías pero estos pasos pueden servir para lograrlo:
- Un día tiene que nacer en nosotros la necesidad de contar nuestras experiencias con la fotografía. Tiene que inocularse en nosotros el deseo fotográfico. El desencadenante puede ser un álbum familiar, un libro que te regalan o simplemente que un día ves algo que no habías percibido nunca y te entran ganas de disparar sin parar, pero por primera vez con un objetivo claro.
- El segundo paso es natural. De repente no te sirve lo que tienes entre manos. Quieres un equipo mejor. O un fotógrafo que te quiere recomienda que te compres solo un buen objetivo y tires con la cámara que tienes. Entra en ti unas ganas tremendas de mejorar tu técnica para conseguir lo que estás buscando cuando ves una luz que quieres atrapar. Y has visto esa luz porque no has parado de buscar más y más libros en librerías de viejo. O has empezado a ir a exposiciones con otros ojos... Y te das cuenta de que la formación, presencial o sentado frente a un ordenador, es lo que te hacía falta.
- Y un día, de repente, empiezas a ver la luz al final del túnel. Las fotografías pueden que ya no gusten a tus allegados o te pregunten que por qué las haces en blanco y negro, o movidas, o con esos colores. Te das cuenta de que ya no sigues el estereotipo de los filtros impuestos. Y fruto del esfuerzo logras esa fotografía que cumple con todas tus ideas. Por fin has logrado una buena fotografía, fruto del estudio y del trabajo continuados.
Ahora llega el momento de averiguar si tu forma de fotografiar le gusta o no a la gente. Lo más importante es que te guste a ti desde luego. Pero nadie ha dicho que el camino adecuado para lograr una fotografía personal sea de vino y rosas. Algunos nos quedaremos por el camino hasta que encontremos otra ruta u otro tiempo que conecte con nosotros.
Y habremos entendido que hacer una fotografía no es dar un botón. Esa es una de las muchas cosas que tenemos que hacer para lograr una buena fotografía. De hecho es lo único en lo que se parece a hacer fotografías bonitas, que no dejan de ser fruto de la casualidad. Y no dudo de que alguna vez la flauta puede sonar por casualidad pero desde luego nunca será tan gratificante. Ahora nos toca ponernos a trabajar.
En Xataka Foto| Los cinco pasos que hay que dar antes de disparar una buena foto
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