'Smoke' es una de las mejores películas de los años 90. Siempre se puede volver a ella una y otra vez para encontrar matices o para encontrar a los viejos amigos de siempre, los papeles que interpretan los actores llenos de vida. La famosa escena del proyecto del personaje de Harvey Keitel nos cuenta cómo deberían ser los proyectos fotográficos.
Ahora que en muchas escuelas están terminando los cursos de fotografía ha llegado el momento de entregar el proyecto, los deberes de fin de curso. Lo que demuestra el camino que decidido seguir en el mejor de los casos o el que te han terminado imponiendo. Se notará quién ha trabajado durante todo el año y quién lo ha hecho en el último segundo, en el último minuto por la temida falta de tiempo.
Muchos alumnos habrán descubierto su pasión, otros se lo pensarán dos veces antes de decir que todo se reduce a dar un botón. Otros querrán olvidar a su profesor y algunos le estarán eternamente agradecidos. Y espero que la gran mayoría de los alumnos que en el mundo han sido quieran no solo hacer fotos durante las vacaciones, sino no dejar de hacerlas nunca.
Y espero que la gran mayoría de los alumnos que en el mundo han sido quieran no solo hacer fotos durante las vacaciones, sino no dejar de hacerlas nunca.
La mejor lección es que para mejorar como fotógrafos no queda más remedio que trabajar con una idea, un objetivo. La cámara sirve para expresarnos, no solo para hacer fotos bonitas. Y que la técnica es importante, pero solo para poder utilizarla para alcanzar lo que queremos contar.
La técnica es nuestra gramática, nuestro diccionario. Algo imprescindible. Pero si siempre los estamos consultando, nos perderemos muchas cosas importantes. Y solo nos hace más inseguros. La técnica y las cámaras son herramientas para dar forma a las ideas. Sin ellas no podríamos hacer nada pero solo son una parte de la cadena. Y jamás mejorarán una mala idea.
La importancia del proyecto
Pero hoy hemos venido a hablar de 'Smoke'. Y de la escena en la que Harvey Keitel enseña a William Hurt su proyecto fotográfico. Una fotografía de su esquina, de su estanco todos los días del año. A la misma hora. Con una cámara que obtuvo en una increíble historia narrada por el gran Paul Auster, guionista de la película y escritor imprescindible.
Todo viene de un cuento que publicó Paul Auster en New York Times 'Cuento de Navidad de Auggie Wren'. El director Wayne Wang le pidió el guion de una película solo para poder contarlo en imágenes. Bendito cine.
Es tan buena que estoy pensando seriamente ponerla en todos y cada uno de los cursos de fotografía. Nos habla de la fotografía considerada como parte de la vida misma, de la vida de los que siempre llevamos una cámara al hombro. Después de verla parece natural añadir a los tópicos -tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro-, hacer realidad un proyecto.
No hace falta recorrer el mundo, levantarse a primera hora de la mañana o a última de la noche. Lo importante es la idea y saber cómo realizarla. Auggie Wren, el estanquero, tuvo una idea sencilla. Nada rebuscada. Pero con una profundidad pasmosa. Es la pura vida.
- Auggie: Nunca lo entenderás si no vas despacio, amigo mío. Vas muy deprisa, apenas miras las fotos.
- Paul: Pero… ¡son todas iguales!
- Auggie: Son todas iguales pero cada una es diferente de todas las demás. Tienes tus mañanas soleadas, tus mañanas oscuras, tienes tu luz de verano, tu luz de otoño, tienes tus días de diario y tus fines de semana… Ves a la gente con sus abrigos y botas de agua, la ves con camisetas y pantalones cortos… A veces es la misma gente, a veces otra diferente… A veces las personas diferentes se convierten en las mismas, y las mismas desaparecen. La tierra gira alrededor del sol cada día, la luz del sol golpea la tierra desde un ángulo diferente…
- Paul: Más despacio, ¿eh?
- Aggie: Es lo que recomiendo. Ya sabes cómo es: mañana y mañana y mañana… El tiempo nos arrastra a su ritmo sin fin.
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Y esto es lo que tenemos que hacer. No frustrarse por no tener la mejor cámara o el programa más potente. Hay que saber lo que es la vida. Y tener ganas de contarla. Todos tenemos experiencias, lugares en los que nos gustaría perdernos incluso. Solo hay que saber buscar. Auggie, y cualquiera de nosotros, tenemos siempre algo que decir. Y para nosotros la cámara es el mejor vehículo de expresión que tenemos a nuestro alcance.
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