Una de la mayores ilusiones para un fotógrafo es comprarse una cámara nueva. Pero hoy en día es un suplicio ante tantos modelos disponibles en los estantes y tantos rumores que están al caer. Decidir qué cámara comprarse es una de las decisiones más complicadas si eres fotógrafo.
Llevo años probando la mayoría de las cámaras del mercado. Algunas las he tenido meses, las más unos días y unas pocas tan solo unas horas. Como editor de Xataka Foto tengo la obligación de probar muchos modelos. Como profesor tengo el deber de configurar las cámaras de los alumnos para conseguir su mejor rendimiento. Y no sé qué cámara comprarme.
Después de muchos años he llegado a una conclusión no exenta de polémica: todas las cámaras son buenas. De hecho, muchas veces compramos cámaras, y móviles, por encima de nuestras necesidades reales. Y no es culpa nuestra, sino del mercado. A la hora de elegir un modelo u otro deberíamos estar muy seguros de lo que realmente necesitamos. Y comprar con cabeza, pero es difícil. Muy difícil.
Seis millones de píxeles
Cuando empezó la vorágine de las cámaras digitales tenían 2 o 3 MP... las primeras incluso menos. Pero llegó la época de los sensores CCD de 6 MP. Y con ella las primeras cámaras réflex medianamente asequibles. Fue entonces cuando entré de lleno con mi EOS 300D. Todo plástico frente a la firmeza de la EOS 1. Sin embargo era maravillosa. En medio de la República del Chad o en Nicaragua respondió a las mil maravillas.
El único secreto para sacarle todo el rendimiento era ponerle los objetivos L. Es verdad que era lenta, que el rango dinámico era escaso (no menos que el de un diapositiva). Pero con una buena técnica y un revelado con las primeras versiones de Photoshop o Capture One, conseguía resultados excelentes.
Una cámara para todo el mundo
¿Por qué cuento todas estas batallitas de abuelo? Porque con aquellos 6 MP hice ampliaciones de 150 cm con una calidad impresionante. Sin pérdida de nitidez alguna. Con todos los detalles bien definidos. Y ahora compramos cámaras de 30 MP para colgar las imágenes en las redes... Y por supuesto alguna que otra ampliación también.
Las empresas decidieron que más cantidad es mejor. Y empezaron la escalada de píxeles y más píxeles en sensores pequeños. Hasta tal punto que recuerdo algunas pruebas en las que un mismo tamaño de sensor con dos resoluciones distintas siempre ganaba el que tenía menos puntos... Pero eso daba igual.
Lo realmente importante
Luego llegaron las primeras cámaras con sensores FF, de tamaño completo, de 35 mm o como los queramos llamar. Esa fue para mi la puesta de largo del mundo digital. Por fin podíamos trabajar con la profundidad de campo de verdad, como hacíamos en los tiempos del carrete. De hecho yo tuve un tiempo de reeducación hasta que conseguí domar mi 5D... pero ya con los veintitantos millones de píxeles que me vienen de lujo para ajustar la composición en el revelado.
Comprarse una cámara hoy
Para complicar un poco más la elección de una cámara aparecieron las sin espejo en el mercado. Es el futuro. Ya no interesan las réflex dijeron. Y al cabo de los años nos convencieron. Incluso las grandes marcas de toda la vida han entrado en la batalla. Y ya no solo miro con ojos golosos la Canon EOS 5D Mark IV o la Nikon D850. También me han gustado y mucho la Sony A7RIII o la A7III, la Nikon Z7...
Otra tentación
Estas nuevas cámaras sin partes mecánicas ya han cumplido la mayoría de edad. Tienen algunas ventajas como menos volumen, la posibilidad de ver toda la información en el visor y la estabilización en el propio cuerpo. Ya no tienen partes mecánicas... Pero son igual de caras que las réflex.
Lo que he dicho al principio. En realidad todas las cámaras son buenas. Y pocas veces necesitamos todas las virtudes de las máquinas de hoy en día. Hay que ser sinceros con uno mismo. Tenemos que ponernos delante de un espejo y decidir si necesitamos el formato completo, si es preciso tener tantos millones de píxeles o si tener estabilización, doble tarjeta y la posibilidad de grabar a 8K es necesario.
Personalmente necesito el formato completo para jugar con la profundidad de campo (ojalá pudiera ir a por el formato medio). No necesito muchos millones de píxeles porque con ya he dicho cuántos se necesitan realmente para imprimir a grandes tamaños. Puedo vivir sin vídeo y agradecería el doble lector... Y agradezco mucho la rapidez de los nuevos sistema de autoenfoque para trabajos que hago: bodas, social... para paisaje la verdad que me arreglo muy bien con mi vieja EOS...
¿De verdad no nos podemos arreglar solo con una buena compacta?
Los fabricantes nos traen novedades constantemente. Y los fotógrafos caemos rápido en esas tentaciones. Somos débiles, nos hacen creer que es necesario cambiar cada año de modelo y tenemos la vana esperanza de mejorar por tener algo más moderno. No es así, desde luego, ya lo sabemos. Pero ahora que se acercan las navidades la verdad que dan ganas de escribir la carta y ver qué pasa...
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