La noticia saltaba la semana pasada causando conmoción en todas las agencias de noticias y los medios de comunicación. O lo mismo no... Porque ¿realmente le interesa a alguien? Bueno, a sus fans, imagino... Pero ¿y al resto del mundo? Fuera bromas, está claro que la cosa tiene su miga porque entra de lleno en varios temas candentes: la privacidad de las personas, la moda de los selfies y la de compartirlo todo en redes sociales.
Lo confieso, nada más enterarme de ello lo primero que se me pasó por la cabeza fue ¡Pero si vive de ello! ¡Como las fans con las que no se quiere hacer fotos dejen de comprar sus discos se va a comer los mocos! Al parecer, el cantante dice que se siente como un animal del zoo más que como una persona, por lo que ha decidido que no se hará más fotografías con sus seguidores. Y claro, si uno intenta ponerse en su papel, el de personaje acosado por las fans que no puede andar diez metros sin que alguien le pida que se haga una foto, pues se puede llegar a entender.
Claro que ponerse en la piel de alguien que gana millones de dólares al año no sea fácil precisamente. Pero bueno, el caso es que, seguramente, Justin piensa que el secreto de su éxito esté en su talento y no en su legión de fans. Y yo no soy yo nadie para negárselo (aunque Justin esté muy, muy lejos de mis preferencias musicales), aunque de lo que sí estoy convencido es de que dejar de darle gusto a sus fans puede suponer un vuelco a su popularidad.
La moda de los selfies y los famosos
La cosa es que el “pobre” de Justin pertenece a una generación para la cual el móvil es una extensión más de la mano (sin él estarían mancos). Llamadme viejo (¡viejo!) o lo que queráis, pero yo lo veo así. No, no es que al resto no nos pase igual o parecido, pero no nacimos con ello, lo hemos adoptado después, y eso se nota. Igualmente, parece que su generación es de las que si va a algún sitio y no se hace un selfie es que no ha ido. Por eso puedo entender que el acoso que sufre Justin es especialmente molesto.
Antes de la era de los móviles, si veías a un famoso le pedías un autógrafo (si te atrevías) y vale, que digo yo que era más llevadero. Pero ahora todo el mundo se quiere hacer un selfie con ellos. El caso de Justin me es más desconocido, pero por ejemplo veo frecuentemente por la tele a los fans que esperan a los futbolistas del Real Madrid para hacerse selfies con ellos. Les imagino luego presumiendo de foto ante los amigos y no se me ocurre una imagen más falsa y distante. Viendo la foto hasta podrías hacer creer que la estrella de turno es colega tuyo, pero la realidad es que apenas estuviste a su lado unos segundos y probablemente ni te molestaste en desearle suerte para el próximo partido. ¿Qué sentido tiene?
Este fenómeno afecta a los famosos desde incluso antes de los medios de comunicación de masas, pero desde luego fue en el Siglo XX cuando se convirtió en un problema con las estrellas del cine y la televisión. Así que el tema es complicado, y más en esta era de la comunicación 2.0 y las redes sociales sin las cuales muchos artistas no serían ni la mitad de famosos que son.
¿Tiene el famoso derecho a su privacidad o se debe enteramente a sus fans? La respuesta es complicada, desde luego. Está claro que derecho tiene, como cualquier persona, pero también debe pensar que sus admiradores tienen buena parte de la culpa de su éxito, tanto como su talento. La cuestión, supongo, está en saber encontrar el punto medio donde está la virtud, como decía Aristóteles. Debe ser difícil, desde luego, y Justin ahí anda, a ver si lo encuentra. Aunque de momento no me parece que vaya por el mejor camino.
Foto de portada: Themeplus
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