Si bien los cuerpos de las cámaras parecen quedarse obsoletos día tras día en esta etapa digital, hay objetivos míticos a los que los años no parecen quitarle ni un ápice de su protagonismo. Al igual que pasa en los coches, hay un momento en que algo deja de ser “viejo“ para subir al estatus de “clásico“.
Ayer leíamos en Petapixel cómo un fotógrafo había adaptado el objetivo de una Zeiss Ikon Contina L estropeada (que había comprado por siete dólares) a su Canon 5D, extrayendo la lente de la cámara original y pegándolo a una tapa de objetivo recordada. Sus primeras pruebas le sorprendieron por la calidad de su nuevo 45mm.
Al leerlo me viene a la cabeza una noticia que saltó a la red hace unos meses, cuando el fotógrafo Timur Civan adaptó un objetivo con 102 años a su Canon 5D Mark II, tomándolo prestada de una cámara de cine de principios del siglo pasado.
Puede que las fotos tuvieran más viñeteo y menos nitidez que en montaje anterior, pero le sirvieron para resolver, sin necesidad de postproceso, algunos trabajos profesionales para los que necesitaba un toque vintage.
He querido recuperar ambas noticias para ejemplificar algo que todos hemos dicho muchas veces: que un buena buena óptica durará mucho más que cualquier cuerpo. De hecho, hay objetivos para relex o telemétricas que, tras una ligera devaluación (muchas veces porque aún no había cámaras digitales capaz de sacarles partido), se han revalorizado a precios aún más altos que los que tenían décadas atrás.
Las nuevas cámaras, además, pueden ofrecernos nuevos usos que antes eran implanteables, como la grabación de vídeo, o modos de captura semiautomáticos gracias a sistemas de medición que quizá entonces no existían. También, los visores electrónicos o los modos Live-View de las cámaras más recientes puede que nos permitan enfocar con mucha precisión, ignorando errores de paralelaje o cálculos “a ojo”.
A día de hoy, de todas formas, nos seguimos empeñando en hacerlos obsoletos, revisándolos una y otra vez para hacerlos apocromáticos, estabilizados, o motorizados, pero si tenéis algún equipo químico “de toda la vida“ en el fondo del armario (o si lo veis abandonado en una tienda de segunda mano) os animo a adaptarlo como sea a vuestra cámara actual, y salir a la calle con él. Al fin y al cabo, si no encontráis un adaptador en el mercado, siempre podéis usar un destornillador y un poco de Superglue.
Vídeo | Timur Civan | Entrevista en Planet 5D (en inglés)
Foto | Brycerrr
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