Si lo hemos incluido al final del titular es para que quede claro desde el principio que no es cosa nuestra, sino que es idea de la conocida página americana FStoppers, que ha publicado este artículo donde se preguntan (aunque su titular no sea interrogativo) si sería bueno que Nikon desapareciera del mercado de la fotografía para que este se quedara en una situación más sostenible.
El texto es obra de Mike Smith, un fotógrafo profesional británico especializado en bodas y retratos y que escribe habitualmente en esta web y, por cierto, afirma trabajar mayoritariamente con equipo Nikon... A pesar de ello, en su artículo explica por qué sería bueno que esta marca dejara el mercado de la fotografía, y nos ha parecido muy interesante compartirlo con vosotros y abrir un debate.
Pero antes hay que recordar que, tras el anuncio de la venta de la división fotográfica de Olympus, el mercado vive una situación de incertidumbre. La idea de esta firma es que el negocio siga adelante gestionado por nuevos dueños que inviertan y consigan que sea rentable; pero está por ver si así será, si se seguirán fabricando y vendiendo cámaras, y si se harán bajo la marca Olympus, o si, en el peor de los escenarios, acabarán liquidando la división.
Además, esto se ha producido en un escenario inédito, en el que a la crisis que viene sufriendo la industria fotográfica desde 2010 aproximadamente se suma el desplome producido por la pandemia del COVID-19 y cuyas consecuencias aún están por ver. En cualquier caso, cuando se conoció la venta no fueron pocos los que empezaron a pensar quién sería el siguiente.
Muchos apuntaron a Pentax, marca subsidiaria de Ricoh que no tiene una gran cuota de mercado y, hoy por hoy, es el único fabricante que no ha entrado en el mercado de sin espejo; pero también hubo voces que hablaron de Nikon, uno de los fabricantes líderes del mercado pero que lleva unos cuantos años con unos resultados discretos, viéndose superado por Sony en el podio global de ventas de cámaras digitales.
Precisamente hablando del podio de fabricantes de cámaras (compuesto por Canon, Nikon y Sony) empieza el artículo de Smith donde afirma que este triunvirato tiene las claves del sector profesional gracias a su gran respaldo en cuanto a usuarios y su amplia gama de lentes; sin embargo, "la última década nos ha enseñado que es normal que se produzcan cambios [...] ningún negocio es demasiado grande para fracasar, y algunos lo hacen de manera más estrepitosa que otros", para lo que pone a Kodak como ejemplo.
Así, comenta también que las cosas pueden ocurrir de muchas maneras distintas (venta del negocio, quiebra, adquisición hostil, cierre...) pero que es normal que las empresas evolucionen, y más en un periodo de la historia de las cámaras como en el que nos encontramos, muy diferente de cualquier otro. Para demostrarlo habla de dos razones clave.
Un escenario complejo
La primera es una situación del mercado muy difícil que ya hemos esbozado, con un desplome de las ventas de cámaras digitales desde que en 2010 alcanzaron su cénit. Esta caída se ejemplifica muy bien con el gráfico de abajo (elaborado con datos de CIPA) que muestra las cifras de ventas desde 1999, en los comienzos de la foto digital, cuando las ventas de cámaras de película química y digitales eran paritarias. A partir de ese año, lo digital se disparó hasta llegar a los "años dorados" entre 2007 y 2012, con más de 100 millones de cámaras vendidas ("muchas cámaras", como bien dice Smith).
Pero todo cambió con la irrupción del iPhone en 2008 que supuso un punto de inflexión que hizo que las cámaras compactas se desplomaran hasta niveles impensables y provocó un enorme impacto comercial. Las ganancias provocadas por la venta de 120 millones de cámaras debían ir a parar, en buena parte, al desarrollo de la tecnología sin espejo, "abundaban los nuevos sistemas de cámaras, nacidos del boom de las compactas; eran el antídoto perfecto para animar a un público adinerado a utilizar sistemas más caros".
"Pero la realidad fue diferente —continúa— ya que las ventas se desplomaron, el excedente de existencias se vendió, el exceso de capacidad de fabricación se redujo y las ganancias menguantes se mantuvieron. Aquellas empresas que tomaron las decisiones estratégicas correctas a principios de la década de 2010 obtendrían al menos algunos beneficios, y Sony tuvo un éxito particular en este sentido si se considera que antes de 2006 no tenían una división de cámaras propiamente dicha, y para 2019 eran número uno en ventas de cámaras full frame en Japón".
La segunda clave que, para el autor, explica el escenario complejo del que estamos hablando es que "las cámaras digitales se han convertido en dispositivos complejos y de alto coste, que tienen tanto que ver con un diseño exitoso como con el abastecimiento de la cadena de suministro y la fabricación en los tiempos adecuados. Atrás quedaron los días en que un pequeño número de proveedores ensamblaban dispositivos puramente mecánicos en una sola fábrica".
Smith pone como ejemplo este artículo de CNBC sobre las cadenas de producción que, en 2018, tomaban parte en la fabricación de un iPhone (con 43 proveedores en seis continentes). "Los fabricantes de cámaras tienden a encargarse de la fabricación y el montaje, pero aún dependen de una cadena de proveedores externos. La complejidad del diseño y la fabricación se encuentra en un nivel nunca visto en el pasado y, por lo tanto, es una barrera importante para ingresar al mercado".
Dos factores más
A las dos claves anteriores que determinan esta situación única el autor añade dos factores que habrían hecho que todo esto se exacerbara. El primero, el impacto de las cámaras sin espejo de lentes intercambiables, un ámbito en el que muchos fabricantes vieron el futuro y se volcaron en él (de nuevo pone como ejemplo a Sony) y que provocó el declive de las réflex y, consecuentemente, la caída de sus ventas.
Por otro lado, habla de cómo la pandemia del coronavirus ha sido "el shock que el mercado no necesitaba" y que, según Smith (y estamos de acuerdo) ha sido clave para que Olympus, un fabricante que se tambaleaba al borde de la viabilidad financiera, haya tenido que anunciar la venta de su división de cámaras."Muchas empresas se han visto impactadas por la pandemia, pero aquellas que no tienen un colchón financiero se verán gravemente afectadas".
Todos estos factores y situaciones han llevado a que "el mercado se haya reducido al tamaño (en ventas unitarias) en el que estaba en 1984. En resumen, hay demasiadas empresas, demasiados productos y también mucha producción. El resultado neto es una competencia excesiva por un mercado en constante disminución. Para combatir esto, la producción debe reducirse y volverse más eficiente".
En primer término el autor dice que una solución podría venir si los fabricantes siguen el ejemplo de Apple (enfocándose en el diseño de las cámaras y subcontratando la producción), algo que ya hacen algunos pero en una escala que debería aumentar. "Para abordar el exceso de producción, es necesario que haya una reducción neta de la capacidad. Si bien esto puede ocurrir con la venta de Olympus [...] actualmente no está claro que vaya a cerrarse y, de todos modos, representa una proporción relativamente pequeña".
Así, por fin llega al "meollo" de la cuestión cuando afirma que "para que haya un cambio mayor en el mercado, necesitaríamos ver a uno de los productores más grandes, y específicamente a uno de los tres grandes, retirarse del mercado. Canon y Sony han invertido demasiado, están demasiado diversificados y tienen demasiado éxito como para querer retirarse. Eso deja a Nikon como el principal candidato para cerrar su línea de producción. Esto tendría el beneficio de reducir la capacidad y, por tanto, la competencia, lo que permitiría un aumento de los precios y, por tanto, de los márgenes para el sector".
Incluso llega a decir que esto beneficiaría a Nikon, haciendo un paralelismo con lo sucedido en Olympus, donde la división de fotografía cada vez era menos importante en el negocio global con otras fuentes de ingresos. Eso sí, el autor comenta que "a diferencia de todos los demás fabricantes principales de cámaras, que tienen fuentes de ingresos mucho más amplias, Nikon sigue siendo en gran medida una empresa óptica".
Así que finalmente se pregunta "¿debería Nikon reducir sus pérdidas y salir del mercado de cámaras? ¿Haría esto que el mercado fuera más equilibrado y tuviera mejor rendimiento?." Se supone que en su desarrollo el autor nos ha contado las razones por las que efectivamente él cree que sería una buena idea, pero está claro que no se atreve a afirmarlo con total rotundidad, así que lo deja en manos de terceros. Y lo hace a través de una encuesta en la que pregunta a sus lectores si creen que Nikon debería desaparecer del mercado (en el momento de escribir estas líneas la opinión de los lectores era 88,11% No/ 11,98% Sí).
Evidentemente estamos hablando de algo bastante gordo; de la desaparición de una de las marcas que han dominado el mercado desde hace décadas y que sigue teniendo una importante cuota de mercado y millones de usuarios. Pero, por otro lado, es cierto que un mercado con menos actores podría ser bueno, y también que hemos visto pasar cosas más gordas y desaparecer marcas que nunca pensábamos que dejarían de existir... Así que todo puede pasar ¿no os parece?
Foto de portada | James Almond
Ver 42 comentarios