Si bien es innegable que la calidad de una fotografía la da el fotógrafo y no la cámara, llega un momento en que todo profesional se plantea si, tal vez, renovar su equipo fotográfico le ayudaría a poder entregar trabajos con mayor calidad de imagen y a abrirse a nuevos ámbitos.
Y al acercarse a echar un vistazo al mercado actual, puede verse abrumado por cómo ha cambiado el panorama de las cámaras desde la última vez que se compró una. El mundo de la tecnología avanza a un ritmo vertiginoso, y aunque la esencia y base de las cámaras sigue siendo la misma que en la era analógica, la adaptación al mundo digital ha hecho que en los últimos años estemos viendo avances muy importantes que todo profesional debería conocer antes de adquirir su próxima cámara.
Cámaras réflex y cámaras sin espejo
Actualmente podemos encontrar cámaras fotográficas profesionales de ambos tipos. Pero las cámaras sin espejo no son simplemente una moda. De hecho, las cifras dicen que son la tendencia hacia la que se mueve el mercado. Tanto es así que prácticamente son pocos los fabricantes que apuestan por el sistema réflex clásico, donde tienen un asentado ecosistema difícil de superar.
Pero dadas las ventajas de prescindir del espejo, la incesante innovación que están introduciendo y el creciente sistema de calidad que se está formando alrededor de este tipo de cámaras, cada vez son más los profesionales que dan el salto a las mirrorless.
Lentes más nítidas y procesadores más rápidos
Aunque el mundo de las ópticas es más conservador y evoluciona a un ritmo más lento que el de los cuerpos electrónicos, el aumento de las resoluciones con las que trabajamos en fotografía —hasta 50MP— y vídeo —el 4K está asentado, y ya se empieza a hablar de 6K— ha obligado a los fabricantes de objetivos a renovar su catálogo y subir el estándar de calidad en el pulido de sus lentes, para así arrojar mayor nitidez y detalle en cada uno de esos pequeñísimos píxeles.
Una cámara de alta resolución debe implementar siempre un procesador capaz de gestionar la información que recibe
Por eso, acompañando a una cámara de alta resolución siempre deberían ir objetivos recientes con una nitidez acorde. También es interesante cómo algunos modelo introducen ya detalles de la era electrónica como son pantallas OLED o luces LED para macrofotografía.
Por otro lado, los procesadores que han de recibir y analizar esa ingente cantidad de información también han sido el gran caballo de batalla de los fabricantes. Si hace unos años se consideraba rápido el poder procesar 5 fotos de 18MP por segundo, hoy día ya es posible hasta tomar ráfagas de 30 fotos de 18MP en un segundo para captar justo el instante que quieres.
Y ojo, porque la tarjeta de memoria ha de ser capaz de grabar también a mayores velocidades. Según la nueva nomenclatura, las tarjetas con denominación V30, V60 ó incluso V90 son las que necesitaría un equipo de alta gama para un rendimiento solvente.
Nuevos sensores más sensibles y con más definición
Son el corazón de nuestra cámara y su elemento más valioso. Una placa con millones de pequeños fotodiodos que reciben la luz de nuestra imagen y la transforman en una señal eléctrica que va al procesador. Pero lejos han quedado los sensores de solo 5MP que necesitaban mucha luz para generar una señal clara. Hoy en día estos fotodiodos son muy sensibles, con lo que permiten llegar a valores ISO muy altos manteniendo la calidad.
A cada tipo de fotografía acompaña un sensor con unas prestaciones diferentes
Y gracias a ello, en la actualidad podemos encontrar dos claras vertientes en las apuestas del sensor: los que, aprovechando que no necesitan tanta superficie, se atreven a meter gran cantidad de megapíxeles en el sensor dando lugar a las altísimas resoluciones que ya llegan hasta los 50MP, como mencionábamos anteriormente; y los que mantienen un número comedido de píxeles, del orden de 20MP o menos, pero capaces de generar una señal de más calidad con menos luz. Dependiendo del tipo de fotografía y pretensiones (estudio, moda, deportes, naturaleza…), cada profesional debería optar por un tipo de sensor u otro.
Conexiones inalámbricas
Una característica imprescindible para aquel profesional que precie la inmediatez es la conectividad. La conexión wifi abre todo un abanico de posibilidades muy útiles en situaciones muy variadas, tanto para el fotógrafo viajero como para aquel que cuida su imagen en las redes sociales, ya que permite editar y compartir tus fotos en cuestión de segundos enviándolas al móvil.
Las conexiones inalámbricas han incorporado comodidad y rapidez al campo de la fotografía
Además, elimina la necesidad de disparadores remotos o intervalómetros para manejar la cámara a distancia, ya que mediante una app de móvil tomamos control total sobre la cámara. Y una función que aquellos que impartan cursos encontrarán muy interesante es la de poder enviar una previsualización de las fotos que va haciendo a una pantalla externa u ordenador, pues en la docencia de fotografía esto brinda una gran libertad, sobre todo de cara enseñar a los alumnos el resultado de las fotos de ejemplo en una pantalla grande en tiempo real.
También hay modelos con conexión Bluetooth y NFC, que tienen la ventaja de consumir mucha menos batería pero tienen un alcance más limitado (centímetros en el caso del NFC) y con velocidad de transmisión más lenta, por lo que sirven para otros propósitos como enviar información de metadatos o GPS.
Pantalla abatible y táctil
Hace unos años se solían evitar argumentando que eran frágiles, pero hoy día es una característica que parece que por fin la mayoría de fabricantes está implementando con total seguridad. Una pantalla táctil permite que gestos antes lentos, como es elegir el punto de enfoque entre docenas de ellos, ahora sean inmediatos.
Y que sea abatible permite dos tipos de fotos como son el picado y el contrapicado, que son casi imposibles de encuadrar mirando por el visor, y en cambio con una pantalla móvil que podamos poner mirando hacia arriba o abajo podemos encuadrar y enfocar perfectamente desde cualquier ángulo. Además, una pantalla así es fundamental para complementar la característica del punto siguiente.
Grabación de vídeo
Quizás el mayor punto de inflexión en las cámaras de fotos modernas es que también ofrecen la posibilidad de grabación de vídeo, lo que les confiere una utilidad doble. De hecho, algunos modelos aportan características de vídeo muy avanzadas que hasta hace poco estaban reservadas a cámaras de vídeo profesionales de alta gama, como la grabación en 4-2-2 y 10bits o la grabación a alto framerate.
Como ejemplo de ello tenemos la Panasonic GH5, que permite grabar hasta resolución 4K y 60fps o resolución FullHD a 180fps. Eso nos da la brinda la posibilidad de reproducir a velocidad estándar las imágenes con un efecto de cámara lenta x2 en el caso de 4K y hasta x6 en el caso de FullHD, consiguiendo efectos tan llamativos como el de este vídeo.
Grabar imágenes de tanta calidad a esa tasa tan alta pone en juego muchas de las características que hemos visto, como es el procesador necesario para gestionar tal cantidad de información cada segundo o la sensibilidad que hace falta para grabar vídeo a 180fps donde, efectivamente, el máximo tiempo de exposición por fotograma es 1/180s, y en condiciones de poca luz obliga al sensor a dar lo mejor de sí para subir la sensibilidad ISO manteniendo un alto nivel de calidad y bajo ruido.
Imágenes | Panasonic
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