Como todo, la industria de la fotografía se ha visto impulsada a innovar para hacer evolucionar equipos y ópticas. Esto debido a la necesidad de los fotógrafos amateurs y profesionales por poseer y manejar tecnologías que sean fácilmente portables y que, además, les permitan explorar su creatividad a fin de captar imágenes de gran calidad.
¿Qué buscan los usuarios de cámaras fotográficas? Cuerpos más ligeros y funcionales, pero que también cuenten con una buena variedad objetivos. En función de ello, hace más de una década comienza el desarrollo de la tecnología mirrorless que, incipiente, parecía solucionar el asunto de la portabilidad, no así el de la calidad de imagen.
La primera cámara mirrorless que fue comercializada en 2004, fue la R-D1 de Epson, y terminó siendo descontinuada para el 2007. Sin embargo, fabricantes como Sony no dejaron el tema de lado y trabajaron en el desarrollo de tecnologías y sistemas que les permitieran satisfacer a los fotógrafos. La marca japonesa lanzó en 2010 la NEX-5, denominada la “más pequeña y ligera cámara con lentes intercambiables en el mundo”. Panasonic, Olympus y Leica (con su M8) también crearon sus versiones de equipos sin espejo.
A partir de aquí se dio la revolución de la portabilidad, pues gracias al diseño y construcción de cuerpos más pequeños se elimina prácticamente la mitad del peso de la cámara. Sin embargo esos primeros modelos se caracterizaron por llevar un sensor micro cuatro tercios que tenía un tamaño 17.3 x 13.8 mm, es decir aproximadamente el 25% de un sensor full frame.
Leica fue la primera marca que es aventuró a integrar un sensor full-frame a los sistemas mirrorless. Sin embargo, Sony, con su modelo α7 lanzado en 2013, lleva la captura de fotos a un nuevo nivel, pues además del sensor de formato completo, agrega el sistema de enfoque automático.
Mejoras al cuerpo, diseño y funcionamiento de las cámaras mirrorless full-frame de la marca japonesa se han presentado durante la última década; y los fotógrafos parecen estar encontrando estas prestaciones lo suficientemente atractivas para hacer de ellas una tendencia en el mercado. Tanto que, actualmente, Sony y la familia de cámaras Alpha son líderes. Hecho que ha impulsado a Nikon y Canon desarrollar sus propios modelos, aunque con una década de retraso (Z6 / Z7 y EOS R, respectivamente).
¿Cómo funciona la tecnología mirrorless?
Las cámaras mirrorless (MILC, Mirrorless Interchangeable Lens Cameras -por sus siglas en inglés) son también llamadas EVIL (Electronic Viewfinder with Interchangeable Lens) y se trata de equipos que prescinden del sistema del pentaprisma, principal característico de las cámaras reflex (que por el origen de la palabra refiere “reflejo”).
El sistema de pentaprisma se creó con el objetivo de ver la imagen que vamos a capturar, corrigiendo errores de paralaje y la inversión creada en el lente. Pero cuando se trata de cámaras mirrorless todo cambia. En lugar del sistema antes mencionado se cuenta con un visor electrónico con el que se prescinde del visor óptico y elimina, con ello, tanto los espejos como su parte mecánica y haciendo la cámara mucho más ligera y de menor dimensión.
Beneficios de las cámaras mirrorless
Al eliminar el conjunto de espejos y sus elementos mecánicos tenemos por consecuencia la disminución del peso en la cámara y, a su vez, la reducción del espacio tanto en altura al eliminar el pentaprisma, como en espesor al poder reducir la distancia entre del sensor al objetivo.
Este cambio le da uno de las grandes ventajas a las cámaras mirrorless, por ejemplo mientras que la cámara de Canon DSLR 1DX Mark II pesa 1530 gramos y mide 158 x 168 x 83 mm, la Sony Sony A7R III sólo pesa 657 gramos y mide 127 x 96 x 74 mm. Una reducción importante en peso y en tamaño, lo que hace más sencilla su portabilidad.
Por otro lado, al eliminar el sistema mecánicos de retracción de espejo, la cámara tiene menos trepidación lo que hace que se obtengan imágenes más nítidas, los modelos que además cambian el disparador mecánico por uno electrónico crean cámaras silenciosas dando otro beneficio a los sistemas mirrorless, pues aumenta el nivel de discreción cuando se están tomando fotografías.
Otro de los grandes motivos por los que las cámaras mirrorless son tendencia es porque al no tener un sistema mecánico de levantamiento de espejo permite llegar a un número mucho más alto de disparos por segundo. Mientras que las cámaras DSRL top el número de disparos máximos llega 14 fps (frames per second), las opciones sin espejo ofrecen hasta 20 fps.
¿En el futuro no habrá espejos?
Parece que las innovaciones o ideas que se han presentado en el mundo de las tecnologías móviles durante la última década están comenzando a hacer que los fabricantes fotográficos comiencen a llevar sus equipos hacia un nuevo futuro: uno en el que parece que las cámaras ya no tendrán sistemas de espejos al interior. [El éxito de las cámaras Sony A7R III y A7 III son un imporante indicador en ese sentido.
Hoy en día tenemos un mercado que busca las características de las cámaras mirrorless full-frame, cuya tecnología ha madurado de una forma importante, así que a nadie debe sorprender que el futuro de la fotografía avance en esa dirección.