"¡Vámonos!", así se llama el último libro del francés Bernard Plossu, por aquello de no reincidir en títulos como "El México de...", y que fue presentado ayer tarde en la mediateca del Instituto Francés de Madrid en compañía de un público de fotógrafos colegas y en coloquio con el editor de la publicación Salvador Albiñana.
Editado por Turner y en colaboración con la Fundación Televisa de México, el libro ha sido fruto de un trabajo producido en varios países y está dedicado a Juan García de Oteyza, también editor del mismo y fallecido recientemente.
Bernard Plossu, el fotógrafo al aire libre, como le definió el funcionario que le dio visado en España hace varias décadas, es ese autor que gusta de los "instantes no decisivos" y que nos aporta la "ausencia de solemnidad técnica", como bien supo transmitirnos Salvador Albiñana durante la presentación del libro, complementado con las palabras del propio fotógrafo:
La fotografía habla de momentos que parecen sin importancia pero que sí la tienen: momentos hechos de nada.
Todo ello es lo que define a un fotógrafo que llegó a México influenciado por el cine, porque es a lo que tenía acceso en su juventud, fijando su mirada en la Nouvelle vague, en Bergman o en Buñuel, cineastas con un sello de autor muy marcado que calaron en el joven francés y que de algún modo se vio reflejado en la producción de su obra tanto fotográfica como en vídeo.
También nos contó cómo en esos años sólo había tenido acceso a los pintores más comerciales, por así decirlo, siendo en México donde comenzó a admirar la pintura de los mexicanos más arraigada a la tierra, a las raíces del país.
Qué podemos encontrar en ¡Vámonos!
Pero hablemos del libro. Es una publicación que cuenta con 300 fotografías, algunas de las cuales, en color, han sido copiadas con el característico algodón de la técnica Fresson y que junto con los 12 textos escritos por Salvador Albiñana, Emmanuel Guigon, Guillermo Samperio, Claude Nori y Osvaldo Sánchez, comprenden una visita a los viajes que Plossu realizó a México en los años 1965-1966, 1970, 1974 y 1981.
Con la ingenuidad de quien se adentra en la cultura fotográfica, nos habló que por aquellos primeros años no conocía a Cartier Bresson (del cual nos recomendó la actual exposición en París) o Paul Strand, evitó de algún modo la tradición del viajero occidental a México apareciendo en muy pocos casos esa mirada hacia lo rural, lo exótico o lo primitivo del país americano.
Este libro viene a ser un cuaderno de notas, un relato de vida donde se palpa esa emoción por vivir y fotografiar en esos tempranos años como fotógrafo. El primer y el último viaje a México atiende a un tono más afín al diario, mientras que los dos intermedios se acojen a una mirada más documental.
Vida más allá del libro
No quisiera dejar por alto que hoy se presenta en FNAC A Coruña a las 20 horas y que las fotografías de su periplo en México tendrán vida más allá del libro gracias a la exposición que podrá verse en dicho país en el mes de agosto.
De momento nos conformamos con el libro, muy completo y de impecable acabado gracias a su diseño, que nos permite contemplar una forma de hacer fotografía, la que le define como autor y que se basa en la idea de "andar y mirar, y luego fotografiar", porque está considerado como el fotógrafo de viajes por excelencia y cierto es que muy pocos han sabido plasmar este tipo de fotografías impregnando tanta personalidad en ellas.
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