Libros de fotografía hay de muchos tipos, desde obras de tipo técnico hasta otras que nos sirven para pensar como fotógrafos y, de alguna manera, "meternos en su piel". Por ejemplo en la dura realidad de un fotoperiodista dedicado a documentar causas humanitarias o medioambientales como Javier Sánchez-Monge Escardó, autor del volumen que hemos revisado en esta ocasión: “El Arte de la Fotografía Documental. Una odisea entre el cielo y el infierno”.
Su autor, tal y como os contamos en una entrevista, es "una mente inquieta, estudió Biología, Filosofía, Administración de Negocios Empresariales, fotografía, habla varios idiomas, vive a caballo entre tres continentes. Es casi como un hombre del Renacimiento."
Este fotógrafo cuenta con una larga trayectoria con multitud de proyectos documentales que ha publicado en medios nacionales e internacionales y que le han valido diversos premios; por tanto, hablamos de un profesional ampliamente preparado para escribir un libro como éste, con una grandísima experiencia en el tema. Todo ello le habilita para contar, "sin pelos en la lengua", lo dura que es esta disciplina, justo lo que hace con “El arte de la fotografía documental”.
Estructura y contenido
El volumen pertenece a la colección Anaya Photoclub, una de las más completas de la actualidad en el campo de la fotografía en España, y consta de 216 páginas divididas en ocho capítulos que, a su vez, podemos separar claramente en dos partes de acuerdo a su contenido. La primera abarcaría la introducción más los tres primeros capítulos, y en ella el autor desgrana una especie de manual (muy personal eso sí) sobre cómo dedicarse a la fotografía documental.
La segunda parte serían los cinco últimos capítulos donde el fotógrafo se dedica a hablar de sus proyectos documentales más importantes; una parte más extensa y donde, aunque no está pensada especialmente para dar consejos, también hay una importante cantidad de ideas para quien quiera dedicarse a esta profesión. De hecho, esta segunda parte nos parece mucho más interesante (aunque no adelantemos acontecimientos).
En cuanto al formato, se trata de un libro con un tamaño medio, con las páginas en orientación vertical. Una forma de presentarse que, aunque sea habitual, en principio no parece la más adecuada para un libro de fotografía; sin embargo, en esta ocasión (más que en muchas otras) resulta muy adecuada ya que, aunque siga siendo un libro donde la imagen es fundamental, contiene abundante texto y de este modo se lee mejor.
Lo cierto es que también tiene una buena cantidad de fotografías, pero éstas como mucho ocupan una única página; bien se podría haber hecho una doble página con alguna de ellas, pero lo cierto es que el diseño elegido resulta adecuado.
También hay algunos cuadros de apoyo con información destacada, pero son bastante escasos. Por lo demás, la mayor pega que le podemos poner por la parte formal es que hay algunas páginas sin una sola imagen ilustrativa, algo que no se entiende demasiado para un libro de un fotógrafo (por muy importante que sea el texto).
Por contra, hay alguna doble página en la que casi sólo hay fotos, y aunque esto ya es más lógico, el resultado es que la distribución no parece todo lo lograda que se habría podido conseguir, al menos en la primera parte. En la segunda, lo cierto es que las ilustraciones parecen mejor repartidas y, muy importante, casi siempre que se menciona una fotografía en el texto la tenemos al lado (o muy cerca), para poder ver lo que se nos cuenta.
Nuestra valoración
Como decíamos el principio, “El arte de la fotografía documental” no es desde luego un libro de técnica ni nada parecido. Más bien sigue la senda de volúmenes clásicos del genero como éstos, u otros como ¡Ayúdame a mirar! La biblia del reportaje gráfico de Tino Soriano que revisábamos el año pasado.
Incluso el autor lo cuenta en la interesante introducción: "Este libro de fotografía documental no surge del aprendizaje de ninguna escuela, sino que es fruto exclusivo de la experiencia. Si lo que esperas son reglas académicas, te vas a llevar un chasco; aquí todo es práctica y no hay ninguna regla académica. Aquí podré explicarte cómo contratar un fixer, como moverte en un campo de refugiados, cómo intentar pasar inadvertido [...] pero nunca algo de lo que hayas podido aprender en un aula".
Tal y como comenta también, el libro se dirige tanto al fotógrafo profesional que desee "incorporar nuevas experiencias" como al iniciado "que acaba de terminar sus estudios fotográficos y no sabe por dónde empezar". Estamos totalmente de acuerdo, es un libro dirigido sobre todo a quien esté pensando dedicarse al fotoperiodismo, aunque puntualmente también para interesados en alguno de los temas de los que habla... Pero, eso sí, no es apto para todos los públicos.
Por otro lado, mientras que (se supone) la primera parte sería la que más información contendría, en forma de consejos sobre cómo dedicarse a la fotografía documental, nos parece que la segunda parte es mucho más interesante. Esto se debe a que la primera resulta algo espesa; está claro que el autor habla desde el conocimiento profundo, y cuenta las cosas como son, pero nos parece que alguien sin experiencia, que intentara ponerse en la piel de un fotoperiodista siguiendo sus consejos, encontraría que es muy complicado llevar a la práctica lo aquí comentado.
Es una sólo una impresión, quizá por culpa de un lenguaje demasiado académico y un tanto distante; o quizá es culpa de una sintaxis complicada, con unas frases excesivamente largas (se nota que, además de fotógrafo, Javier es filósofo). De cualquier modo, a partir del capítulo cuatro la cosa cambia mucho y el libro se convierte en una especie de novela, donde ya el estilo del autor pasa desapercibido y engancha por el interés de lo que cuenta.
Eso sí, lo que cuenta resulta bastante demoledor; por eso no es un libro para "almas cándidas", porque hay capítulos donde lo que se dice y lo que se ve en las fotos es duro, muy duro. Un libro para mentes maduras porque narra historias crudas y desgarradoras sobre asuntos como los ataques con ácido (y cómo sus víctimas tratan de llevar una vida lo más normal posible). También nos habla de sus "andanzas" en medio de una terrible catástrofe humanitaria como la del tifón Haiyan en Filipinas, o la limpieza étnica llevada a cabo contra los Ronhinyas en Birmania.
Por todo ello, aunque sólo fuera por esta segunda parte, desde luego el libro merece mucho la pena (más por una cantidad de dinero que hoy en día no va a ningún lado). Y, como decíamos antes, no sólo para "abrir los ojos" a un joven que sueña con ser fotoperiodista, también para algún fotógrafo al que alguna vez se le haya pasado la idea por la cabeza y, por extensión, a toda persona concienciada con temas de solidaridad, derechos humanos, catástrofes humanitaria y medioambientales, etc.
El arte de la fotografía documental Javier Sánchez-Monge Escardó
24,95 euros
- Editorial: Anaya Photoclub
- Nº de páginas: 216
- Formato: 18,50 x 24,00 cm