Hace pocos años descubrí la figura de Saul Leiter. Fue en un taller de José Manuel Navia... Desde entonces es uno de mis autores favoritos. Es uno de los fotógrafos más originales del siglo XX y se le redescubrió para el gran público tres meses después de morir. Hoy está considerado un clásico.
Saul Leiter es uno de los mejores fotógrafos en color. Aunque su trabajo en blanco y negro también deja sin palabras, será recordado siempre como uno de los autores que mejor han sabido mirar en color. Su forma de disparar es única. Y de nuevo nos encontramos con alguien que prefiere la pintura a la fotografía. Algún día haremos un artículo en el que descubriremos a todos los fotógrafos pintores. Y no os extrañe descubrir que serán de los mejores.
Una de las grandes cualidades de Saul Leiter es su estilo. Su forma de ver en color. A través de un espejo, de un cristal, de gotas de lluvia o de la nieve que cae. Son fotografías deformadas por el día a día, que interpretan la realidad pero que conocemos desde siempre. No nos extrañan. Si hemos vivido en la ciudad las entendemos. La noche a través de los cristales del coche o del bus después de un día de trabajo. Las miradas de los desconocidos... Ese es Saul Leiter.
La historia de Saul Leiter
Aunque fue reconocido a lo largo de su carrera, la mayoría de los fotógrafos lo conocíamos de oídas. El documental 'In No Great Hurry: 13 Lessons in Life with Saul Leiter' (2014) hizo sonar todas las alarmas. Él murió tres meses antes. Había publicado ya 'Early color' (2006) y 'Early black and white' (2014). Pero el documental le abrió las puertas de la fama.
Su historia tiene mucho de película de superación. Es hijo de uno de los rabinos más importantes de Pittsburgh. Pero la pintura caló muy pronto en sus huesos. Todo se complicó aún más cuando su madre le regaló su primera cámara en 1935, una curiosa Detrola.
Contra la voluntad de su padre dejó la escuela talmúdica para ir a una escuela de arte en Nueva York en 1946. Hasta entonces solo había expuesto sus amadas pinturas. Pero la visita en 1947 a una exposición de Cartier Bresson y la amistad con Eugene Smith le llevan hacia la fotografía, con la que se ganará el sueldo a lo largo de su vida.
En sus imágenes en blanco y negro predominan las masas negras que nos adentran en lo que nos quiere contar. Llama la atención el fuerte contraste y la exuberante sexualidad de muchas de sus fotografías. Desde el principio vemos algo que los occidentales no sabíamos. En todos sus disparos encontramos la lucidez de las sombras de la cultura japonesa. Ahí está su secreto.
En 1948 empieza a experimentar con el color. Y comienza una revolución en silencio que prácticamente no terminó de explotar hasta que lo vimos en 2014. Hasta entonces encontramos a un fotógrafo que trabajo para las revistas más importantes de la moda como 'Elle', 'Vogue', 'Esquire' (con los que fotografia a Gina Lollobrigida), 'Harper´s Bazaar'... Ahí está su fuente de ingresos. En las revistas que por aquellos años estaban dominadas por Richard Avedon o Irving Penn.
Poco o nada se sabía de Saul Leiter, que incluso vio a Cartier Bresson fotografiando su barrio en 1959, el East Village, le hizo una fotografía a sus espaldas y nunca se atrevió a saludarle. Esa es su marca personal. Su bendición y su desdicha. Un fotógrafo tranquilo.
La cultura japonesa de Saul Leiter
Antes ya lo he dicho, pero lo que descubrimos en sus trabajo, en todas y cada una de sus obras es el conocimiento y la admiración absolutas por la cultura japonesa. Algo que lo separa de los grandes fotógrafos del siglo XX, como los violentos, visualmente hablando, Robert Frank o William Klein. Y que lo acercan mucho más a Cartier Bresson. Pero siempre con un estilo personal.
En su biblioteca hay cientos de volúmenes de arte japonés: pintura, fotografía e incluso literatura. Lo más llamativo es que ni hablaba ni leía dicho idioma. Era una pura filia por la forma de entender el arte. De nuevo me he encontrado, como dice la comisaria de su exposición en Tokio, Pauline Vermare, 'El elogio de la sombra' de Tanizaki. En este pequeño ensayo apreciamos el valor de la penumbra frente a la luz.
Y eso es lo que destaca en la fotografía en color de Leiter. Lo escondido, la sombra, la luz de la penumbra que envuelve todo. Y el color, entendido como una forma de blanco y negro, porque solo trabaja con gamas, como principal baluarte de sus disparos. Y con una composición marcada por la pintura francesa de los impresionistas y de Bonnard, que le llevó de la mano al mundo japonés a través de sus cuadros.
Saul Leiter ha empezado a influir a muchos fotógrafos actuales. Su presencia se nota ya incluso en el cine, donde su obra inspiró la estética de 'Carol', una de las películas más fotográficas de los últimos tiempos. Recomiendo encarecidamente buscar en las librerías All about Saul Leiter, un catálogo bilingüe que nos abrirá nuestra forma de mirar.
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