La fotografía es uno de los inventos que ha cambiado la historia de la humanidad. No concebimos el mundo sin ella. Es parte fundamental de nuestras vidas. Y más para los que la amamos. Siempre hemos dado por sentado que la fotografía se presentó el 19 de agosto de 1839 de la mano de Daguerre. ¿Pero él fue el inventor? ¿O solo el primero que encontró los apoyos suficientes?
En nuestras librerías y en nuestros bibliotecas todos los amantes de la fotografía tenemos algún que otro manual de historia de la fotografía. Desde el clásico de Sougez, el de Newhall, el de Frizot o cualquiera del gran Publio López Mondéjar. Si no los tenemos a mano, siempre podemos acudir a internet para encontrar mil páginas que hablan sobre el tema.
De hecho, el 19 de agosto es el día de la fotografía. Y todo porque aquel día François Arago presentó en la Academia de las Ciencias el famoso daguerrotipo. Convenció al Estado francés para que comprara la patente por 6000 francos anuales para Daguerre y 4000 para el hijo de Niepce. Y en su discurso anunció que lo cedían para que cualquier hombre pudiera utilizarlo e incluso mejorarlo:
La invención no puede ser protegida por una patente. Una vez que se conozca, todo el mundo podrá utilizarlo. […] Por lo tanto, o este proceso es de todo el mundo o no se conocerá. Y será una pena para todos los amigos del arte y de la ciencia si tal secreto permanece impenetrable para el público y se pierde tras la muerte de sus inventores.
La figura de Niepce
Pero no todo es tan sencillo. Daguerre presentó al mundo el daguerrotipo a partir de las investigaciones originales de Niepce, su socio. En muchas crónicas se le considera el primer inventor de la fotografía. Se le considera el autor de la primera imagen fotográfica de la historia. El proceso se conoce como heliografía, escrito por el sol. Y con él sacó la famosa 'Punto de vista desde la ventana de Saint-Loup-de-Varennes' en 1826.
En algunos sitios dicen que tardó ocho horas en hacerla, otros autores, como Quentin Bajac, apuestan por varios días. Pero es verdad que esta es la primera imagen que se conserva a partir del principio fotográfico que todos entendemos hoy. La luz atraviesa una lente y entra en una cámara oscura en la que se registra la imagen al revés e invertida en un soporte sensibilizado.
Pero se sabe, como podemos leer en el magnífico libro 'La invención de la fotografía. La imagen revelada', del citado Quentin Bajac, que durante los últimos años del siglo XVIII y los primeros del siglo XIX ya se conocían los principios fotográficos y la posibilidad de conseguir una imagen. Pero la imagen se desvanecía al poco tiempo.
Es decir, que Niepce, cuando se puso a investigar en 1816, con 51 años, conocía muchos procesos para lograr congelar el tiempo en una hoja de papel. Y en apenas diez años logró la famosa vista desde su ventana.
Los posibles padres de la fotografía
Lo que queda claro es que Niepce partía de una base, no solo de la ilusión de lograr una imagen por procedimientos mecánicos por su incapacidad de pintar. Siempre se dice que los griegos clásicos conocían la propiedad de algunos compuestos de oscurecerse en contacto con la luz. Que los egipcios teñían sus cabelleras con plata que oscurecía en contacto con la luz del sol... o que los alquimistas medievales trabajaban con la luna cornea...
Pero vamos a acercarnos a los tiempos de Niepce. Hay muchos nombres, muchos científicos que habían conseguido lo que hizo Niepce. Podemos hablar de los alemanes Schultze y Scheele (descubridor del imprescindible fijador) que conocían las propiedades de unas famosas sales de plata. Desde luego tenían que conocer los trabajos de Alberto el Grande (1139-1238) sobre el nitrato y los de Georges Fabricius (1516-1571) sobre el nitrato. Schultze, como podemos leer en este artículo:
descubrió que al verter en un recipiente yeso, plata y ácido nítrico, agitando seguidamente la mezcla, ésta se ennegrece sólo por la parte expuesta a la luz. A este producto lo denominó scotophorus –que aporta tinieblas–, en contraposición con el de phosphorus –que aporta luz–. Pensó que con la luz se podría grabar el yeso tratado con nitrato de plata, vertiendo la solución en un frasco, en cuyo exterior colocó una etiqueta con una inscripción y exponiéndolo a la luz de una ventana. Curiosamente, cuando retiró la etiqueta comprobó que el rótulo había quedado grabado en el sedimento. Pero Schulze abandonaría pronto sus experimentos.
Y no podemos olvidar a Thomas Wedgwood, que logró las primeras impresiones colocando objetos sobre papeles sensibilizados. Lo único es que cuando estos papeles se ponían en contacto con la luz, desaparecían... Qué bien le hubiera venido, para pasar a la historia, conocer el trabajo de Scheele.
Lo que queda claro es que Niepce tuvo la suerte de cruzarse con Daguerre, un hombre público al que la gente adoraba por sus impresionantes dioramas en París. Su espectáculo, similar a los belenes que se iluminan en las fiestas navideñas pero en grandes dimensiones, se perdió en un incendio. Y eso le llevó a buscar nuevos caminos para salir adelante. Dudo mucho que hubiera contactado con Niepce si no hubiera perdido todo en el fuego.
Los inventores no oficiales de la fotografía
Lo más curioso es que en 1839 la fotografía no era un misterio para el círculo académico. En los círculos científicos se sabía que antes o después alguien acabaría presentando la solución perfecta. Se conocían los principios físicos de la luz y las propiedades químicas de algunos elementos. Solo faltaba una cosa... Y el dinero lo consiguió Daguerre.
Porque en 1839, después de la generosa donación del gobierno francés, salieron varios autores que aseguraban haber conseguido lo mismo que Daguerre. Pero por diversos motivos, habían llegado tarde. Y es algo que siempre nos tiene que llamar la atención.
Hace algún tiempo hablamos de un posible inventor español. Ramos Zapetti enseñó a sus amigos D. Carlos y don Federico de Madrazo (director del museo del Prado) lo siguiente:
Un día, citados de antemano D. Carlos y don Federico, vieron asombrados reproducida en brillante lámina de cobre una figura y parte del estudio, que con júbilo grandísimo los mostró Ramos Zapetti comprobando cuanto les había anunciado. Fue éste un acontecimiento celebrado entre los artistas. Hubo quien hizo proposiciones para la adquisición del invento, que Ramos no aceptó. Unos dos años después se hizo público el invento de Daguerre.
Pero no podemos olvidar a dos de las figuras más olvidadas, incluso en la época, y que han sido injustamente tachadas de la historia como inventores de la fotografía.
Es muy curioso el baile de fechas, el posible uso de F. Arago de la presentación de la fotografía como cortina de humo, y todo lo que hizo para conseguir que esa donación universal fuera la noticia del siglo. Es muy difícil confirmar las fechas. Muchas de las fuentes que he consultado no coinciden, así que voy a fijarme de nuevo en las de Quentin Bajac.
William Henry Fox Talbot presentó en la Royal Society de Londres su calotipo. El primer proceso negativo/positivo de la historia. Lo hizo el 31 de enero de 1839, siete meses antes que Daguerre. No tuvo el impacto esperado y no tuvo más remedio que enviar sus pruebas a París, a F. Arago... Dicen que las escondió para evitar pisar la presentación que iba a hacer en verano.
Es verdad que estos primeros calotipos no tenían la calidad del daguerrotipo, pero está claro que fue uno de los pioneros y que fue el único que consiguió la famosa reproducibilidad de la fotografía.
Otro autor que cayó en desgracia pero que se le podría considerar igualmente inventor de la fotografía es Hyppolite Bayard. Otro investigador francés que fue silenciado por los contactos de Daguerre. En 1837 presentó el dibujo fotográfico.
Su técnica era muy similar a la del daguerrotipo. Pero carecía de la fama de Daguerre y aunque intentó lograr el mismo reconocimiento que su compatriota, solo logro 600 francos de compensación. Desesperado por la situación y con un ojo fotográfico ingenioso, presentó el 18 de octubre de 1840 el famoso autorretrato 'El ahogado', con la siguiente nota manuscrita:
Este cadáver que ven ustedes es el del Señor Bayard, inventor del procedimiento que acaban ustedes de presenciar, o cuyos maravillosos resultados pronto presenciarán. Según mis conocimientos, este ingenioso e infatigable investigador ha trabajado durante unos tres años para perfeccionar su invención. La Academia, el Rey y todos aquellos que han visto sus imágenes, que él mismo consideraba imperfectas, las han admirado como ustedes lo hacen en este momento. Esto le ha supuesto un gran honor, pero no le ha rendido ni un céntimo. El gobierno, que dio demasiado al Señor Daguerre, declaró que nada podía hacer por el Señor Bayard y el desdichado decidió ahogarse. ¡Oh veleidad de los asuntos humanos! Artistas, académicos y periodistas le prestaron atención durante mucho tiempo, pero ahora permanece en la morgue desde hace varios días y nadie le ha reconocido ni reclamado. Damas y caballeros, mejor será que pasen ustedes de largo por temor a ofender su sentido del olfato, pues, como pueden observar, el rostro y las manos del caballero empiezan a descomponerse
Y podríamos seguir hablando de más autores a los que se les podría reconocer como inventores oficiales de la fotografía. Además de los tres citados podemos recordar y buscar las historias de perfectos desconocidos que lograron los mismo que Daguerre aquellos años. Pero nadie les recuerda: el polaco M. Strasz, los franceses Desmaret, Vérignon o Lassaigne; los alemanes Carl August Steinheil, Franz von Kobell y Jacob Carl Enslen; los escoceses Andrew Fyfe y Mungo Ponton... Por no hablar de Hercules Florence, un italiano emigrado en Brasil que logró fijar sus fotografías en 1833...
Como veis hay muchos padres de la fotografía. Pero en la historia solo nos dejan recordar a uno. Fue el que más apoyos obtuvo y el que más beneficios económicos logró. Daguerre es el padre oficial de la fotografía para muchos. ¿Hubiera cambiado la historia de la humanidad si él no estuviera ahora en todos los libros? Igual es el momento de hacer una revisión. ¿Qué pensáis?