Si te gusta la historia de la fotografía seguro que uno de los datos curiosos que tienes en la memoria es que la primera fotografía la hizo Joseph Nicéphore Niépce desde la ventana de su casa. En el museo de la universidad de Texas donde se conserva han cambiado el discurso y nos cuentan otra forma de ver la realidad.
En cualquier libro de historia de la fotografía habrás visto la famosa fotografía desde la ventana de Niepce. Y seguro que conoces todas las anécdotas que se cuentan sobre ella. Nos queda el consuelo de que todas son ciertas, eso sí.
Hasta hace muy poco la famosa 'Vista desde la ventana en Le Gras' se consideraba la primera fotografía de la historia. Está fechada y documentada en 1826, trece años antes de la presentación oficial del daguerrotipo.
Siempre ha sido el origen de toda esta locura, el ejemplo perfecto de la investigación de un hombre que luchó hasta la muerte para conseguir fijar la realidad, robar al tiempo, como decía él mismo pomposamente.
Pero si buscamos en las redes encontraremos (en este caso gracias a @ramonpeco) un interesante artículo del Ramson Center, un centro de investigación en humanidades de renombre internacional en la Universidad de Texas en Austin. Allí es donde está expuesta esta obra única, en todos los sentidos.
Y ellos mismos han cambiado el papel de esta heliografía en la historia. Reconocen que no es la primera de la historia, sino la primera conservada. Y nos hacen ver que la fotografía tiene un recorrido mucho más largo y abierto a la interpretación de lo que pensaban muchos.
'Vista desde la ventana en Le Gras' y su papel en la historia
Joseph Nicéphore Niépce era un investigador burgués que tenía todo el tiempo del mundo para tratar de resolver un problema que atormentaba a muchos científicos desde tiempo inmemorial. La cámara oscura era conocida desde hace mucho tiempo. Y se utilizaba para pintar, observar fenómenos estelares y demás.
Pero nadie había conseguido fijar la imagen que se proyectaba en la pared contraria del objetivo. Desde hacía tiempo hay constancia de muchos experimentos fallidos y se duda sobre quién es el primero que lo hizo... Pero la historia oficial, hasta hace muy poco tiempo, es la que contaron los coleccionistas e historiadores británicos Helmut y Alison Gernsheim.
Vamos a esperar un poco para saber el papel del matrimonio, autores del famoso 'The History of Photography from the Camera Obscura to the Beginning of the Modern Era'...
La historia de la fotografía
Quería fijar las imágenes que veía con la cámara oscura que utilizaban los pintores, así que empezó a experimentar en la finca de su familia hasta que dio con la fórmula mágica que permitiera contemplar el resultado después de sacar el material de la famosa caja.
No sabemos si lo hizo por una visión comercial o por un reto personal. Ya en 1816 consiguió mantener la imagen durante un tiempo pero hasta la década siguiente no consiguió lo que llamó heliografía (escritura solar):
disolvió betún sensible a la luz en aceite de lavanda y aplicó una fina capa sobre una placa de peltre pulido. Insertó la placa en una cámara oscura y la colocó cerca de una ventana en su cuarto de trabajo del segundo piso. Después de varios días de exposición a la luz solar, la placa produjo una impresión del patio, las dependencias y los árboles del exterior. Al escribir sobre su proceso en diciembre de 1827, Niépce reconoció que requería mejoras adicionales, pero que, sin embargo, era "el primer paso incierto en una dirección completamente nueva".
Según figura en sus diarios, la exposición que hizo desde la ventana de un cuarto duró exactamente 8 horas y 10 minutos. Por este motivo contemplamos sombras en ambos lados de la imagen (por el movimiento de la tierra). Lo más curioso es que hay que reconocer que es una imagen subexpuesta y que hubiera necesitado más tiempo...
El peltre es una aleación compuesta por estaño, cobre, antimonio y plomo y por la acción del betún de judea (se sabe que no utilizó el original que se conocía desde el tiempo de los egipcios) sobre este material se conseguía un positivo directo:
La placa que portaba la imagen en betún de Judea era sumergida en un baño de ácido que atacaba el metal en los lugares donde estaba descubierto, es decir los que correspondían a los trazos del dibujo. En efecto, el barniz en betún es impermeable al ácido al cual impide de alcanzar el soporte. Una vez que los trazos se grababan en el metal, el inventor eliminaba de la placa el barniz de betún, para guardar la placa metálica con el dibujo grabado.
El paso de la fotografía a la historia
Antes hemos hablado del matrimonio Gernsheim. Ellos fueron los que vendieron que esta heliografía era la primera imagen de la historia. Formaba parte de la colección que llevaban alimentando desde 1937 con los trabajos de los pioneros.
Cuando encontraron este ensayo subexpuesto de Niepce, consideraron que tenían por fin, la primera fotografía de la historia. Y así se encargaron de promoverlo en las exposiciones que organizaban y en sus libros.
Y casi todo el mundo daba por cierta la historia. No quedaba lugar para las teorías. La heliografía la encontraron en 1952, con sumo cuidado hicieron una copia con la ayuda de la archipoderosa Kodak y la dieron a conocer al mundo como la pionera.
En 1963 la Universidad de Texas compró la colección del matrimonio. E incorporaron la fotografía de Niepce como uno de sus tesoros más preciados.
Todo cambió en 2019, cuando reorganizaron las colecciones del museo, el ya citado Ramson Center´s. Y decidieron investigar, avanzar y mejorar la explicación del pasado. Ya no se presenta como 'La primera fotografía'.
Ahora se presenta como 'The Niépce Heliograph' y en vez de dar las cosas por sentadas, plantean muchas preguntas. Ahora es
la fotografía superviviente más antigua conocida producida en la cámara oscura.
Es la más antigua conservada, no la primera que se hizo. Y reconocen que pueden aparecer imágenes más antiguas en cualquier momento. Solo hace falta buscar en los lugares más recónditos y rogar que se conserve bien. Aunque probablemente se haya perdido para siempre...
Ahora podemos verla en una exposición permanente dentro del Harry Ransom Center. Algún día me encantaría ir, pero mientras tanto, la seguiré viendo en los libros como la prueba viva del ingenio humano de aquellos años.
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