Ayer tuve el enorme placer de asistir como oyente a una conferencia, en Auths' Spirit, en torno a la historia del retrato en la fotografía a cargo de Enrique Peral, conocido, entre otras actividades, por ser el bibliotecario de la Real Sociedad Fotográfica de Madrid.
Sin duda, gran conocedor de la historia de la fotografía que nos hizo un repaso hasta los años 60', prometiendo una segunda parte, pero dejándonos un listado de retratistas y sus respectivas anécdotas que más tarde o más temprano irán apareciendo en los posts de Xataka Foto. En esta ocasión, hablaremos de Julia Margaret Cameron, que nos servirá para comenzar una reflexión sobre el desenfoque intencionado fotográfico.
El desenfoque y Julia Margaret Cameron
Efectivamente el desenfoque es un recurso no siempre entendido por el espectador. En torno a ello habría diversidad de opiniones que podrían separar dos universos opuestos como aquel más enfocado (nunca mejor dicho) en la técnica fotográfica y el dirigido a cuestiones más artísticas e intencionalidad creativa del autor.
Julia Margaret Cameron que se oponía a seguir las reglas de la fotografía en pro de experimentar, ya fuese a través de su dejadez que le llevaba a manchar las placas o al uso de objetivos no aptos para el tipo de cámara, consiguió su sello característico gracias a ese efecto flou y desenfoque que hicieron que sus imágenes fuesen únicas.
Los detractores de la fotógrafa inglesa hablan de una no intencionalidad de la autora abogando por una falta de conocimientos o dejadez en la técnica, puesto que la creatividad en torno al desenfoque se daría muchos años después con la llegada de las vanguardias e ismos tales como el futurismo del cual ya tuvimos ocasión de hablar y que llevaría esta práctica hasta límites extremos.
Sin embargo, hay una anécdota que se cuenta en una carta escrita por la hija de la autora donde cuenta que vio a su madre dando una patadita intencionada al trípode mientras estaba realizando un retrato. Teniendo en cuenta las largas exposiciones, un gesto de este tipo sería el elemento que necesitaba para conseguir ese pequeño desenfoque. Aquí ya cada uno que saque sus propias conclusiones.
Vari Caramés, sus desenfoques y conclusión final
Podríamos hablar de otros autores, pero todo ésto me ha recordado al debate que se generó a raíz del concurso que ganó en 2013 el fotográfo Vari Caramés precisamente gracias a una de sus fotografías desenfocadas. Los comentarios fueron de todo tipo, en ocasiones llenos de mofa por estar ante una imagen imperfecta por ser contraria al canon del buen hacer fotográfico, y en otras debido al desconocimiento ante la historia de la fotografía y sus corrientes.
Mis conclusiones sobre este tema son firmes, el desenfoque injustificado lleva a una proliferación de imágenes que al principio hacen gracia y pueden llegar a ser muy emotivas estilísticamente, pero que como todo abuso termina por cansar. En casos tan concretos de autores que han utilizado esta técnica como base de su trabajo, experimentando en torno a ello sin dejar de sorprender, para mí son siempre dignos de admiración. Cerrando el círculo, acabaríamos con las palabras de Sol Lewit que utilizó Enrique Peral al comienzo de la charla:
En el arte conceptual, la idea, es el proceso más importante de la obra.
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