Otra vez vuelve a la palestra un tema que ya roza el mito. El tema es antiguo y creo que nunca se podrá resolver, pues los protagonistas de la historia o aquellos que la rozaron están ya muertos. Estamos hablando de la fotografía más famosa sobre la guerra, la conocida 'Muerte de un miliciano' de Robert Capa. Según un estudio del historiador Fernando Penco, el negativo original es de 6x6 cm y podría llevar a pensar que la hizo Gerda Taro realmente. ¿Alguna vez se sabrá la verdad?
La historia se merece un buen guion y una buena película. Estamos ante una de las historias de amor más llamativas del siglo XX. Drama, pasión, guerra y un triste final. Ella pudo tenerlo todo, solo él lo consiguió. Ella murió primero y él la recordó hasta el momento en el que pisó la mina que le mataría en Indochina, unas décadas después. Juntos idearon a Robert Capa. Él se quedó con el nombre y la fama. Y nunca se supo quién fue el verdadero autor de las fotografías de aquella guerra que fue un experimento para el mundo y una tragedia para España.
'Muerte de un miliciano' es una de las imágenes que más literatura ha generado. Hay mil teorías, mil ensayos, películas y documentales para tratar de dilucidar qué estamos viendo. ¿Es la muerte en directo? ¿Es una representación? ¿Es verdad o es mentira? La verdad que desde un punto de vista histórico la respuesta correcta no es más que una curiosidad. Porque estamos ante un icono, una de las últimas leyendas del siglo XX. Pero Robert Capa siempre estará marcado.
No hay manifestación ni libro sobre historia del siglo XX en el que no aparezca esta imagen. Ya pertenece al mundo y está a la altura del 'Guernica' de Picasso. Incluso durante un tiempo estuvieron las dos juntas en la misma sala en el museo Reina Sofía (sobre cómo tratan a la fotografía en este lugar daría para artículo). Por este motivo cualquier noticia sobre ella llama la atención.
La historia de Robert Capa
La historia es de sobra conocida, así que no haré más que un resumen. Dos jóvenes buscan como ganarse el pan. Ambos quieren comerse el mundo. Pero en aquella época no era fácil. Así que se inventaron la figura de Robert Capa, un fotógrafo americano que estaba de gira por Europa y que ofrecía su trabajo a las revistas europeas durante su gira.
Los dos harían las fotos y los editores nunca llegarían a conocer al fotógrafo porque siempre estaba trabajando. Ella sería la representante. Pero la historia real es que tanto Ernö Friedmann como Gerda Taro hacían las fotografías juntos para tener mayores posibilidades de éxito. Los dos eran buenos. Pero en los años 30 las mujeres no lo tenían fácil para estar en primera fila.
Ella murió muy pronto aplastada por un tanque en la guerra civil. Unos dicen que murió allí mismo, en Brunete. Otros aseguran que en el hospital de San Lorenzo del Escorial. Y todos aseguran que él no se repuso jamás. Puede que por este motivo, por homenaje a ella, mantuviera el nombre que los unió. O a lo mejor la vida le enseñó que el sentimentalismo no servía para nada y que en el mundo lo único que vale es ser famoso. ¿Por qué abandonar al personaje? Desde entonces firmó en solitario como Robert Capa, el mejor fotógrafo de guerra.
¿Y si una de las fotografía más famosas de la historia la hizo Gerda Taro?
Como hemos dicho al principio, esta idea ha vuelto a circular por las redes. Hay un ensayo que asegura que la fotografía del miliciano la hizo realmente Gerda Taro. Y que todo lo que sabemos hasta ahora no es más que una de las muchas historias inventadas que contaba Robert Capa en las tabernas, en los palacios y en su autobiografía.
Todo parte de las investigaciones que se pusieron en marcha cuando apareció la famosa maleta mexicana. Una caja con la mayoría de los negativos que hicieron la famosa pareja y David Seymour durante la contienda. Todo estaba ahí, salvo los negativos de aquellas fotografías.
Una caja con la mayoría de los negativos que hicieron la famosa pareja y David Seymour durante la contienda. Todo estaba ahí, salvo los negativos de aquellas fotografías.
Parece ser que Eijiro Yoshioka, conservador de fotografía del Museo Fuji de Japón y uno de los máximos conocedores de la obra de Robert Capa, y autores como José María Susperregui, profesor Titular de la Universidad del País Vasco UPV-EHU, en su libro 'Sombras de la fotografía Los enigmas desvelados de Nicolasa Ugartemendia, Muerte de un miliciano, La aldea española y El Lute' concuerdan en señalar que el negativo original de la fotografía debió ser de 6x6 cm.
Y partiendo de los escasos datos que se tienen, el historiador Fernando Penco propuso en 2014 la idea que estos días esta circulando por las redes:
El que la imagen se hubiese tomado con una Reflex Korelle -la cámara que, según Irme Shaber, biógrafa de Gerda Taro, empleó la reportera entre agosto y septiembre de 1936- y no con la Leica que usaba Capa ha abierto un nuevo camino provocando, en mi caso, serias dudas acerca de quién fue verdaderamente la persona que pulsó el disparador.
Como él mismo reconoce este dato abre muchas posibilidades. Y se puede sugerir que la fotografía es de Gerda Taro. Todos hemos imaginado siempre a Robert Capa con la famosa Leica en la mano y fotografiando al miliciano. Pero todo cambiaría si hubiera sido ella con su Reflex Korelle. No podemos olvidar que gracias al historiador Fernando Penco sabemos que todo sucedió en Espejo, un pueblo de Córdoba, en la Haza del Reloj, que está a 50 minutos en coche del cerro Muriano, donde siempre se ha situado.
No podemos negar que la historia de la fotografía se está convirtiendo en algo mucho más interesante que la propia imagen. El mito está cayendo pero la fuerza de la imagen está ahí. Sigue impresionando y sobre todo nos sigue lanzando la misma pregunta de siempre: ¿De verdad las guerras son necesarias?
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