A mí, que sin llegar a ser una experta, no obstante sí me apasiona la estética de la cultura japonesa, no podía dejar pasar la ocasión de hablar sobre un fotógrafo cuya parte de su trabajo se llevó a cabo en el país nipón. Y más cuando nos hace remontarnos dos siglos atrás y cuando nos brinda un exotismo de esos que nunca dejan de fascinarnos.
Felice Beato, británico de origen italiano, fue uno de esos fotógrafos que se dedicó a viajar por el mundo a finales del siglo XIX, siendo uno de los pioneros de lo que se conoce como fotoperiodismo, además de poner en práctica los panoramas que conseguía fotografiando imágenes consecutivas de un paisaje (como se hace ahora) así como el coloreado de las copias en blanco y negro.
Asociado a otros fotógrafos durante sus expediciones así como a su hermano Antonio, su producción fue bastante amplia y de toda índole como las fotografías tomadas en los Fuertes de Taku durante la Segunda Guerra del Opio, llegando a tener como clientes a soldados británicos, administradores coloniales, comerciantes y turistas, en lo que vino a ser uno de los primeros documentales fotográficos sobre una campaña militar mientras se desarrollaba.
Utilizando el colodión húmedo y las placas de cristal, y como otros fotógrafos de la época, llevó a cabo un sistema que le proporcionaba copias adicionales, que le hacía perder detalles pero que sin embargo era una forma económica de duplicar fotografías. Ello se conseguía sujetando (con alfileres) la imagen original (albúmina) a una superficie (una tabla) volviendo a fotografiarla creando así un segundo negativo con el que poder hacer copias, generando más ganancias y asegurándose un negativo por si se rompía la placa inicial.
Pero si algo nos interesa, o al menos lo que llamó mi atención al conocer a este fotógrafo, más allá de sus estampas de conflictos bélicos y otros puntos de Oriente, son los paisajes y los retratos tomados en su estancia en Japón. De una delicadeza que se acerca mucho a la imagen que tenemos sobre este país, y que podéis ver en el vídeo que os comparto, sin duda nos trasladan a la cultura nipona de finales del siglo XIX gracias a sus coloreados que nos recuerdan a la pintura Ukiyo-e.
En Vintage Works podéis ver cuatro de sus fotografías y el precio que alcanzan hoy día, así como otras tantas adquiridas por el Getty Museum, que nos da cuenta de sus incesantes viajes y de su cuidada producción.
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