El erotismo ha acompañado el arte desde sus inicios. En la fotografía, muy poco después de la llegada de nuestra amada profesión, el mercado negro de distribución pornográfica creó una ola de imágenes eróticas en Inglaterra.
En un artículo por Robert K Bass para Fstoppers, el periodista habla sobre la larga historia de la representación sexual en las artes. En Inglaterra se encuentran piezas con representaciones genitales de hace más de 12.000 años de edad. Estas representaciones fueron acompañando las evoluciones de estilo y técnica, mostrando la relación de la sexualidad con la sociedad, las distintas culturas y la visión del sexo a través de cómo cambia la moral en los años. El erotismo acompaña nuestra historia desde sus comienzos y seguirá haciéndolo a través de las distintas artes.
Con la llegada del daguerrotipo a Europa, varios fotógrafos como Bruno Braquehais y Féix-Jaques Moulin crearon estudios fotográficos donde realizaban fotografías de carácter erótico. Muchas de las representaciones tenían un estilo inspirado en la pintura, representando poses de pinturas clásicas llevadas al estudio moderno. Incluso algunas técnicas de captura fueron experimentadas, como se puede ver con el retrato estereoscópico realizado por Braquehais aquí abajo.
En el artículo de Bass, el autor menciona que la fotografía se transformó rápidamente en uno de los mercados de tráfico pornográfico de la popular calle Holywell. Lugar donde la imprenta pornográfica llevaba tiempo rondando. En este lugar, los daguerrotipos pintados a mano y, eventualmente, los calotipos eran artículos de lujo y gran interés para la audiencia.
No solo creció la demanda por estas obras, sino que transformó rápidamente el mercado para suplir las necesidades de obras con copias o producciones baratas y obras creadas por petición para colecciones privadas. Sin embargo, la moral gubernamental, en un intento de controlar y evitar la corrupción de las mentes de los jóvenes, crearon leyes a mediados de 1800 para buscar, retener y quemar el material erótico distribuido ilegalmente en estas calles. Lo que llevó a distribuidores, fotógrafos y algunos agentes de imprenta a la cárcel, hasta sus días de muerte.
Si bien el propósito de estas obras no era más que el placer de quienes pagaban por verlas, los fotógrafos mostraban una búsqueda de la escena que asemejara la de la pintura.Incluso hay galerías que exhiben estas piezas en sus pabellones, a pesar de que puedan ser consideradas algo vulgares para algunos.
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