La fotografía protagonizó en la sombra uno de los capítulos más tenebrosos del siglo XX al mantener en secreto la ejecución de las primeras pruebas nucleares de la historia, que se realizaron en suelo estadounidense. La prueba que permitió a Kodak averiguar este hecho es que restos atmosféricos de Trinity llegaron a un campo de maíz en el Indiana de los que Kodak fabricaba sus envases de cartón, los cuales contaminaron posteriormente los carretes.
Trinity, la primera prueba nuclear
Para poner contexto a esta increíble historia, hace falta explicar qué fue Trinity. Fue el nombre en clave que se le dió al Proyecto Manhattan y que contemplaban la construcción y testeo en el Estado de Nuevo Mexico de la primera bomba nuclear de la historia de la humanidad en 1945.
Kenneth Bainbridge, cabeza del proyecto, escribió para el 'The Bulletin Of Nuclear Scientists' el proceso de armado y detonación. Escribió para la publicación: "Como cabeza de la investigación, mi pesadilla personal era que si la bomba no explotaba, yo tenía que ser el primero en ir e investigar qué había salido mal". Tras la correcta detonación y las felicitaciones al equipo, le dijo a su colega Robert Oppenheimer: "Ahora todos somos unos hijos de puta".
Según el propio Bainbridge explicaría posteriormente, dijo eso por dos razones. En primer lugar por el esfuerzo que implicó la construcción de la primera bomba nuclear, que para la historia sería percibida como un arma aterradora creada por personas sin escrúpulos. En segundo lugar, y más importante, porque, en efecto, es un arma horrorosa y debe soportar la condena de todos los científicos que ayudaron a desarrollarla.
Una reacción en cadena
Las pruebas nucleares puede ser de cuatro tipos: atmosféricas , subterráneas, submarinas o estratosféricas. En el caso de Trinity, fue prueba atmosférica detonada en el suelo; el tipo de explosión que todos hemos visto y que crea su particular hongo en el cielo.
El problema con las pruebas de bombas nucleares es que no dejan de ser bombas nucleares. Si desarrollas una y además la explotas en tu propio territorio relativamente cerca de la población, corres el riesgo de poner en peligro a tus propios ciudadanos. Y eso fue exactamente lo que pasó.
Con la prueba de Trinity se liberaron a la atmósfera grandes cantidades de isótopos radiactivos que llegaron hasta los campos de maíz en Indiana desde Nuevo Mexico, casi en la otra punta del país. La radiación ionizante tras una detonación no debería ser un problema, ¿no? Tan sólo genera unas cuantas decenas de miles de casos de cáncer en un área lo suficientemente grande como para que nadie se alarme demasiado.
La sensibilidad del carrete a los isótopos radiactivos
Dio la maldita casualidad para el Gobierno Estadounidense, que la gigantesca compañía Eastman Kodak recogía en los campos de Indiana rastrojos de maíz con las que posteriormente fabricaba los envases de cartón con los que empaquetaba sus carretes fotográficos. Esto hizo que todos o casi todos los carretes empaquetados con este cartón, quedasen contaminados antes de dispararlos. La película fotográfica comercial es sensible a la radiación ionizante, y es particularmente sensible si se emulsiona al efecto, empleándose como detectores acumulativos de radiación.
En Estados Unidos empezaron a aparecer casos de personas que realizaban fotografías con malos resultados. El revelado ofrecía una imagen de un solo tono y de textura emborronada acompañada de puntos negros. Estos resultados se remitieron a Kodak, que recuperó los lotes afectados, comenzando a seguirle el hilo a una investigación que afectaba no sólo a la industria fotográfica, sino a la salud de todos los estadounidenses.
Eastman Kodak concluyó que los lotes afectados se correspondían de forma directa con los empaquetados con el cartón que se elaboraba desde los campos de maíz de Indiana. Llegaron aún más lejos y consiguieron detectar concretamente el isótopo que estaba afectando a esos campos: el Yodo-131, producido en la fusión del plutonio. Posteriormente, el Gobierno negó Trinity como un proyecto de carácter nuclear y declaró que la explosión fue "una explosión accidental en una zona de deshechos de munición", por lo que la compañía guardó silencio en la sombra con un ojo fijo en el avance de la Guerra Fría.
De punta a punta: de Nevada a Nueva York
Posteriormente, el Gobierno Estadounidense siguió realizando pruebas en el Nevada National Security Site, un campo de pruebas que acumula cráteres de bombas nucleares desde 1951 hasta 1992. Las primeras pruebas en Nevada se realizaron en 1951 mientras Kodak medía la radiactividad en la otra punta del país; pocos días tras la prueba, se registró una nevada en Rochester, Estado de Nueva York, con un pico de radiactividad 25 veces mayor de lo normal a una distancia de más de 2500 kilómetros de la zona cero.
Ante consecución de pruebas irrefutables, Kodak presentó una queja ante la National Associaton of Photographic Manufacturers, que a su vez se puso en contacto con la Comisión Energética Alemana (AEC) con el siguiente texto...
"Las pruebas en las nevadas durante el Lunes en Rochester hechas por Eastman Kodak Company dan diez mil cuentas por minuto (cada cuenta es un isótopo radiactivo), mientras que el mismo volumen de nieve cayó el viernes dando sólo cuatrocientas. La situación es seria. Iremos reportando futuras pruebas obtenidas. ¿Qué están haciendo?
Este comunicado puso tan nerviosa a la AEC que al día siguiente liberó una nota de prensa a Associated Press con la siguiente cita...
Las conclusiones tras las investigaciones que señalan que la nieve caída en Rochester es moderadamente radioactiva. Estas investigaciones [...] indican que no hay posibilidad de daño a humanos o animales [...] Todas las precauciones necesarias han sido tomadas, y se están realizando muestras de campo y patrullas para asegurar que las condiciones de seguridad se mantienen
El contacto de Kodak con la AEC
Tras la reacción de la Comisión, Kodak contactó directamente con ellos comentándoles muy educadamente que si no ofrecían una compensación por el asunto de los carretes y el terreno contaminado tendrían que demandar al Gobierno por daños. Ante esta situación, la Comisión se retractó confirmando las pruebas nucleares y ofreció no sólo a Kodak sino a todos los fabricantes de carretes de Estados Unidos, información sobre todas las pruebas nucleares que se realizasen.
Tendrían a su disposición toda la información sobre los emplazamientos de las pruebas y la predicción de vientos para evitar hacer uso de materias primas contaminadas durante unos cuantos meses, teniendo en cuenta que el periodo de semidesintegración del isótopo Yodo-131 es de unos 9 días.
Los años posteriores
Todos los fabricantes tenían información sobre las pruebas y los daños que éstas podían ocasionar a los ciudadanos estadounidenses, pero decidieron esconderla para simplemente tenerla en cuenta a la hora de hacer negocios.
Los restos de isótopos que quedaron en la atmósfera tras las diversas pruebas fueron depositándose a lo largo y ancho de Estados Unidos, comenzando una cascada radioactiva. Una cascada radiactiva hace referencia a que tras la deposición de los isótopos en el suelo, animales como las vacas comen estos alimentos contaminados, que pasan fácilmente a la leche y posteriormente contamina a los humanos que la consumen.
El Yodo-131 es un isótopo radioactivo muy relacionado con el cáncer de tiroides. Se estima que desde 1955 se conocían los peligros de esta cascada radiactiva que pudo ocasionar hasta 75.000 casos de cáncer de tiroides. La AEC argumentó que si no se dió la voz de alarma fue por miedo a que los ciudadanos cayeran en la malnutrición. Lo más macabro del asunto es que el yoduro de potasio es un suplemento de yodo básico con el que podrían haberse evitado miles de muertes si se hubiesen administrado a los afectados como prevención.
El Senador Tom Harkin, cuyo hermano murió por esta misma enfermedad, compareció en 1998 en el Senado en una sesión sobre este tema...
Kodak interpuso una denuncia a la AEC y la agencia gubernamental accedió a darle a Kodak información avanzada sobre futuras pruebas, incluyendo 'distribución previsible del material radiactivo en pos de anticipar la contaminación local'.
En realidad, el Gobierno advirtió a la industria fotográfica y proveyó mapas y predicciones de contaminación potencial. ¿Dónde, me pregunto, estaban esos mapas para los granjeros? ¿Dónde estaban esos avisos para los padres de los niños que habitaban esas zonas? Aquí están, Mr. Chairman.
El Gobierno ha protegido unos rollos de película, pero no las vidas de nuestros hijos.
Hoy por hoy, el National Cancer Institute de Estados Unidos está intentando localizar y ayudar a los afectados de cáncer de tiroides por contaminación de Yodo-131 entre 1951 y 1962, que desgraciadamente son muchos. Especialmente los granjeros que trabajaban sus campos y comían a los animales que criaban, ya que no se establecía ningún tipo de control sobre el animal para garantizar que no estuviera contaminado.
Fuentes | Imaging Resource, Reddit, Brookings, NYTimes
Ver 5 comentarios