Estamos viviendo una época en la que nos sentimos 'Atrapados en el tiempo'. Una y otra vez la vida se repite por culpa de la pandemia. Por este motivo es importante tener referentes para inspirarse y ver la luz al final del túnel. En esta ocasión os traemos la historia de 'La ciudad desnuda', una película de cine negro que sería imposible sin la estética que aportó el fotógrafo Weegee, el fotógrafo de la noche de Nueva York armado siempre con su Speed Graphic, la cámara por excelencia de los reporteros de aquellos años.
No es el momento de viajar, podemos movernos por nuestra zona pero no podemos coger el coche, el avión o el tren para ir a otro lugar... Así que una vuelta como si fuéramos jubilados y aprovechar el tiempo para aprender y pasarlo bien. Una de las mejores cosas, además de leer libros, es ver películas.
Dentro de las plataformas tenemos Filmin. Hace poco hablamos de las películas que pusieron sobre los fotógrafos. Ahora tiene en su catálogo una de las mejores películas de cine negro que se han rodado nunca. Y está dentro de la colección 'Las favoritas de Martin Scorsese'. Estoy hablando de 'La ciudad desnuda' de Jules Dassin, una maravillosa película que bebe directamente de la estética de Weegee, el fotógrafo de las duras noches sensacionalistas de Nueva York.
'La ciudad desnuda' de Jules Dassin
Todo lo que he visto, desde el punto de vista técnico, en esta película es excepcional. Es una de la joyas escondidas que tienes siempre pendiente de ver y nunca lo haces por falta de tiempo. Pero este fin de semana tuve dos horas de paz, Filmin a mi alcance y con las luces apagadas y ningún ruido alrededor me sentí como en el cine.
Es una película de 1948 dirigida por Jules Dassin, una de las víctimas de la caza de brujas. Cayó en la lista negra, impulsada por el senador McArthur, por sus ideas políticas. Antes de tener que irse a Francia rodó tres joyas dentro del llamado cine negro, que muchos recordamos por el gran Bogart.
Una de ellas es precisamente 'La ciudad desnuda', una película con un toque documental. Está rodada en exteriores, en la ciudad de Nueva York. Todo lo que rodea a la historia principal es la pura realidad de una ciudad viva. Lo que vemos es el día a día de la ciudad que nunca dormía en los años 40.
A pesar de las dificultades técnicas que esto suponía, el director de fotografía William H. Daniels (el fotógrafo de Greta Garbo) ganó el Oscar por su trabajo en blanco y negro. Os aseguro que tanto el comienzo -con esa cuestionable voz en off- y la increíble persecución final, son una fuente constante de inspiración para nosotros los fotógrafos.
El argumento es sencillo:
Una calurosa madrugada neoyorkina, la modelo Jean Dexter es asesinada a sangre fría. El teniente de homicidios Daniel Muldoon (Barry Fitzgerald) se hace cargo del caso con la ayuda de un joven y competente detective, Jimmy Halloran (Don Taylor). Mientras los policías tratan de desentrañar los motivos que condujeron a la muerte de la chica y de encontrar a su asesino, la vida cotidiana sigue como si tal cosa en el corazón de la populosa urbe.
Es la primera vez, en una película de cine negro, que la policía hace su trabajo sin la necesidad de contar siempre con el detective privado que todo lo resuelve porque todos son corruptos. Se olvidan del toque mítico del cine negro.
Cuentan las crónicas que para que el público no interrumpiera el rodaje, decidieron contratar a artistas callejeros que desviaran la atención de las masas y no se cruzaran en los planos. No hay escenas rodadas en estudio, así que imaginaros la complicación del rodaje en una época en las cámaras no eran precisamente pequeñas.
Incluso se vieron obligados a grabar con cámaras ocultas en furgonetas para conseguir que la ciudad fuera una protagonista más de la historia. Y desde luego lo consiguieron.
Weegee y 'La ciudad desnuda'
¿Y qué tiene que ver Weegee en toda esta historia? Pues que para conseguir el aire realista que se respira en cada plano se inspiraron directamente en el trabajo del gran fotógrafo callejero para la ambientación y la dirección de arte. Él era famoso por llegar antes que la policía al lugar del crimen. Llevaba una radio en su coche que también le servía de laboratorio.
Se desenvolvía tan bien en las calles que llegaba siempre el primero... Empezaron a bromear con que tenía poderes o utilizaba algún artilugio mágico. Parece ser que su mote viene de la güija para escuchar a los muertos.
Iba siempre armado con la enorme Speed Graphic y el enorme flash que la acompañaban para hacer disparos instantáneos sin ningún problema. Sus imágenes son un canto al fogonazo perfecto que hacia salir a la luz las zonas más oscuras de la ciudad.
Como curiosidad podemos decir que el mango del flash de esta cámara se utilizó para simular el mango de la famosa espada láser de 'La guerra de las galaxias'. Y esa luz y ambientación fue lo que inspiró a una fotógrafa como Diane Arbus.
De todos aquellos disparos que hizo en los años 30 y 40 publicó un libro que se llamó precisamente 'Naked city'(1945). En este libro publicó las fotografías de la noche que marcaron su vida y obra: fiestas, asesinatos, incendios y más desastres que marcaron la leyenda negra de las grandes ciudades.
Gracias a ese libro empezó a ser respetado, lo que le llevó a una vida más cómoda cerca de las estrellas de Hollywood. Él terminara siendo casi como los que retrataba en las fiestas aburridas de la alta sociedad que tanto criticaba con su cámara.
Utilizaron el nombre del libro para la película. Y luego para una serie que seguía la misma dinámica con la siguiente entradilla en cada capítulo, la misma frase que aparece al final del filme:
Hay ocho millones de historias en la ciudad desnuda. Esta ha sido uno de ellas.
Fue contratado para hacer la foto fija y, sobre todo, para asesorar al equipo técnico y conseguir reflejar con esmero la realidad de la ciudad. Lo que vemos es la mirada de Weegee: las calles abarrotadas, el realismo del asesinato, la caracterización de los malos y los buenos, los niños bañándose con el agua de la boca de riego de los bomberos, los outsiders de la ciudad...
Los encuadres, esa forma descarada de acercarse a los cadáveres y a los padres de la víctima (tremenda escena) y sobre todo esa huida final que nos deja con la boca abierta y a la que tanto debe 'El tercer hombre' (1949), es el ojo público de Weegee.
Aunque estuve atento no descubrí ningún personaje que se pareciera a nuestro fotógrafo. Seguro que tenía que andar por ahí posando, como hizo en una película rodada un año después llamada 'Nadie puede vencerme' (1949), donde aparece fugazmente como el encargado del reloj del combate.
Como última curiosidad tengo que señalar que la revista Look envió a un joven fotógrafo para cubrir el rodaje de la película. Este chico estaba feliz, porque iba a encontrarse con el fotógrafo que más admiraba. Estoy hablando de Stanley Kubrick, que trabajaba en la prestigiosa revista antes de dedicarse al cine. Y como no podía ser de otra forma, decidió contratar al gran Weegee para la foto fija de '¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú' (1964).
Así que si se acerca el fin de semana y no tenéis la posibilidad de salir a hacer fotos siempre os podéis quedar en casa y disfrutar de una película única en la historia del cine inspirada por el trabajo de un fotógrafo.
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