Hoy, 25 de mayo, se cumplen 66 años del día más negro de la agencia Magnum. Aquel día llegaron a la redacción las tristes noticias de las muertes en Indochina de Robert Capa y en Perú de Werner Bischof. El primero murió al pisar una mina en Indochina y el segundo en un accidente de tráfico. John G. Morris, director de la agencia Magnum, tuvo el día más triste de su vida al enterarse de la muerte de dos de sus mejores amigos.
Los fotógrafos, que roban al tiempo cuando hacen fotos, mueren como todos los seres humanos. La parca nos iguala y no diferencia ni sexo, ni religión... incluso ni ideas políticas. Pero aquel fatídico 25 de mayo de 1954 llegó la noticia de la muerte de dos grandes. Robert Capa no necesita casi presentación. Y Werner Bischof era uno de los grandes al que no le dio tiempo demostrar todo lo que podía haber llegado a mirar.
Aquel día fue el más negro de la agencia Magnum. En la imprescindible biografía de John G. Morris
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el capítulo 17 se llama 'Desastre'. Cada una de las palabras que podemos leer en este capítulo describen el dolor de perder a dos de sus mejores amigos, a dos grandes fotógrafos y sobre todo a la figura más importante de la agencia, la columna vertebral de Magnum: Robert Capa.
Las dos muertes de 1954
John G. Morris (7 de diciembre de 1916-28 de julio de 2017), como podemos leer en su libro, se levantó en su primer día de vacaciones con una triste llamada de la oficina de Magnum en Nueva York. Acababan de comunicarles que habían encontrado el cuerpo sin vida de Werner Bischof.
Su coche se había despeñado en los Andes peruanos. El vehículo quedó totalmente destrozado y la noticia no llegó hasta nueve días después. Volvió a toda prisa para gestionar la situación y cuando entró en su casa por la noche recibió otra llamada, esta vez de 'Life'. Le preguntaron por la noticia de aquel día. Pero él no sabía que acababa de morir Robert Capa después de pisar una mina en un país en el que no debería haber estado.
El 25 de mayo quedó marcado a fuego en el corazón del director de la agencia Magnum. Había perdido dos amigos. Y uno de ellos el alma de la agencia que luchaba por salir adelante, un apátrida que daba vida a todo lo que tocaba. Su muerte casi supuso el final de la agencia. Y ese mismo día nació, en Zurich, el segundo hijo de Bischof. Una familia destrozada.
La tragedia de la agencia Magnum
La historia parece una novela y creo que llegaría a ser una película excelente. Una historia inolvidable sobre unos años tumultuosos. John G. Morris cuenta en su autobiografía que el funeral (sin música, sin representante religioso, en silencio) de los dos fotógrafos fue multitudinario. Edward Steichen fue el primero que habló en una ceremonia en la que se alabó a dos personas únicas.
La historia parece una novela y creo que llegaría a ser una película excelente. Una historia inolvidable sobre unos años tumultuosos
Por más que he buscado no he encontrado una historia similar de muerte y fotografía. Todos conocemos las trágicas muertes injustas de fotógrafos. Pero nada comparable a lo de aquel 25 de mayo de 1954. Robert Capa no debería haber ido a esa guerra.
Ese año tenía la espalda destrozada. No había nada que le quitara el dolor. Por eso recibió con alegría la posibilidad de irse a Japón en cuanto mejoró su estado de salud. Antes había ido a Roma a saludar a los amigos, como Lauren Bacall... Todo un conjunto de casualidades que le llevaron más tarde a Indochina, donde una mina le quitó la vida.
Si nos centramos en la figura de Bischof no podemos sospechar que su vida acabaría así. La vida le sonreía en diciembre de 1953. Esas navidades las pasaría en familia con su mujer. Ambos convivieron unos días con la familia de John G. Morris y había encontrado al mecenas que le iba a permitir irse a América Latina a ampliar su archivo personal. Y su mujer estaba embarazada de cuatro meses... En mayo de 1954 su mujer volvió a Zurich desde América Latina para dar a luz.
Aquellas tragedias podrían haber hundido a cualquier empresa. Pero la agencia Magnum tuvo que madurar de golpe. Era imposible sustituir a Robert Capa y era duro perder a un genio a tan temprana edad como Werner Bischof. Sin embargo, cuando en tu equipo tienes a Cartier Bresson, a John G. Morris, a George Rodger todo es posible.
Hoy sigue siendo una de las agencias más importantes de la fotografía. Su historia y sus miembros la respaldan. Y fue capaz de resurgir de sus cenizas como un ave fénix.