Para la mayor parte de los incondicionales con los que cuenta este fabricante, la leyenda de Hasselblad comenzó a fraguarse de la mano del programa Apolo de la NASA. Sin embargo, la Agencia Espacial Estadounidense dotó a sus tripulaciones de cámaras de la compañía sueca antes incluso de que se iniciase este programa.
El astronauta Walter Schirra tomó en 1962 las primeras fotografías de la Tierra desde el espacio con una Hasselblad desde la Mercury-Atlas 8. Más tarde llegaron las misiones Apolo, y la confianza de la NASA en las soluciones de la compañía sueca se mantuvo.
Todas las cámaras que participaron en las misiones espaciales fueron previamente modificadas para que se adecuasen a las exigencias de la agencia americana. Y, curiosamente, las Hasselblad que formaron parte del equipamiento con el que contaron las misiones Apolo que lograron alunizar se quedaron allí, en la Luna. Los astronautas tenían la orden de extraer la película y reemplazar las cámaras por muestras de roca lunar. Y eso hicieron.
Tan solo regresó a la Tierra una de las 14 cámaras empleadas por la NASA en la Luna: la que utilizó Jim Irwin en la misión Apolo 15 en 1971. Fue una Hasselblad 500 modificada con la que Irwin tomó 299 fotografías sobre la superficie lunar, y otras 96 durante los viajes de ida y regreso.
Esa es, precisamente, la cámara que será subastada el próximo 22 de marzo en la Galería WestLicht de Viena. Aunque su precio de salida será 80.000 euros, los responsables de la galería estiman que se venderá por una cantidad que oscilará entre 150.000 y 200.000 euros. Ahí es nada.
Imagen | DLR Portal Vía | British Journal of Photography En Xataka Foto | La historia de Hasselblad contada en este bonito vídeo-infografía
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