Es seguro que en todos los que nos gusta la fotografía ha aflorado en más de una ocasión el deseo de que publicasen nuestras fotos en una revista. No siempre es fácil, pero tampoco tiene por qué ser imposible.
Antes de cerrarnos puertas a nosotros mismos pensemos que no todas las revistas son National Geographic. Hay revistas de muchos niveles y, entre la amplia oferta existente, seguramente existe alguna que sería susceptible de llegar a publicar una fotografía de las que nosotros podríamos haber hecho.
En ocasiones hay suerte y, por las circunstancias que sea, te piden determinadas fotos para una publicación. En otras ocasiones puede que seas tú mismo el que pruebe suerte y mande el material a una revista para que se las publiquen. En cualquier caso, antes de enviarlas es interesante valorar una serie de aspectos que sin duda ayudarán a que sean bien recibidas.
Cuando se envían fotos a una publicación se debe hacer a la máxima calidad posible. Por lo que, generalmente, pesarán demasiado para usar el correo electrónico. Por ello, casi siempre se utilizará el correo convencional y el soporte CD o, en su defecto, DVD.
Carta de Presentación
Si lo que envías es algo que te han pedido previamente, incluir en el sobre una carta con un breve saludo y la pertinente factura (en el mejor de los casos) es suficiente.
La cosa cambia cuando envías fotos a una publicación que no te las ha pedido. Aquí hay que hilar más fino. Sería adecuado presentar el tipo de trabajo que haces y ofrecer tus servicios , así como tus tarifas, con la esperanza de que cuenten contigo y con el material que envías en sucesivas ediciones de la publicación.
Formato de las fotos y estructura de los directorios Piensa que en casi todas las publicaciones, ya sean diarias, semanales o mensuales, siempre trabajan contra el reloj. Cuanto más facilites la tarea de la gente que tendrá que trabajar con el material que envías, mucho mejor.
Seguramente harás cosas que van más allá de tu tarea como fotógrafo, pero al fin y al cabo, el facilitar el trabajo te proporcionará una imagen de profesional que sabe hacer las cosas y que, además, se las facilita a los demás.
Este tipo de detalles ejercen una influencia muy positiva en tu imagen, que permanecerá en sus memorias, lo que siempre resultará beneficioso para ti.
Algunas publicaciones tienen unas normas establecidas para que se les entreguen fotos. Tamaño, espacio de color, formato, etc. Si sabes cómo desean recibir lo que envíes, sigue sus normas sin más. Si no tienen unas normas establecidas, procura enviar siempre archivos a la máxima calidad que sea posible. RAW o TIFF son los formatos más habituales.
En las revistas más profesionales, es probable que de entrada no vayan a usar las imágenes a alta calidad para maquetar, sino versiones JPEG de poco peso para hacer pruebas. ¿Qué tal si directamente evitas que los maquetadores y diseñadores pasen el trabajo de convertir tus pesadas imágenes y se las envías, además de en RAW o TIFF en un JPEG manejable? Si envías fotos tomadas en varios lugares, o de varias personas, distribúyelas en carpetas bien nombradas que faciliten la búsqueda a quien las tenga que usar.
Si envías muchas imágenes, quizás añadir un directorio extra en el que tú incluyes las que para ti son las imágenes más potentes de todas, agilizará mucho el trabajo de quien tenga que elegirlas. En la gran mayoría de las ocasiones emplearán estas fotos propuestas. Tú estarás contento, puesto que no eligen las que menos te gustan, con el consiguiente disgusto al ver la publicación, y ellos también, pues les has facilitado el trabajo y han ahorrado un tiempo precioso.
Tener en cuenta estos aspectos puede abrir alguna puerta. Evidentemente, deben siempre servir para poner en valor un buen trabajo.
En la segunda y última entrega de esta pequeña guía veremos algunos aspectos más que también conviene contemplar.
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