Todos los usuarios de una cámara réflex habréis oído acerca del factor de multiplicación, factor de recorte, Full Frame, etc. Pues bien esto tiene una sencilla explicación si nos remontamos a la fotografía analógica.
Sensores
La cámaras réflex analógicas usaban una película de 35mm. Sin embargo con el paso a la fotografía digital; la miniaturización de componentes y la reducción de costes en el desarrollo produjo la disminución del tamaño de los sensores. Entonces salieron las cámaras réflex con sensor APS (Advanced Photo System), inventado por Kodak.
Hay varios tipos de sensor APS. En el caso del APS de las películas analógicas existían el A y B; para las cámaras digitales se crearon el C (Classic) y el H (High Definition). Hoy en día, en las cámaras réflex el sensor más utilizado es el APS-C, que obviamente es más pequeño que una película de 35mm.
En la siguiente imagen podemos observar cuales son los tamaños de todos los tipos de sensores en las cámaras actuales y cuales son las marcas que los implementan:
A pesar de todo, en el ámbito más profesional réflex, tenemos una gama de cámaras llamadas Full Frame. Estas cámaras se caracterizan por tener un sensor de tamaño completo (35mm) como la película las cámaras analógicas. Al tener un sensor más grande, éste ofrece mayor resolución. Además, ofrecen una calidad y sensibilidad superiores al resto. Son unas cámaras muy caras y orientadas a entornos profesionales.
Posteriormente han aparecido otros estándares, como el Cuatro Tercios (implementado por Olympus y Panasonic), que consiste en 1/4 de grande que un Full Frame y que permitía conseguir mayores teleobjetivos con lentes más compactas, y así mejorando la luminosidad del objetivo.
Por último, en 2008 se presentaría el sistema Micro Cuatro Tercios (también implementado por Olympus y Panasonic), que es igual en tamaño que el Cuatro Tercios, pero que pretendía eliminar el espejo réflex, posibilitando la creación de cámaras réflex más pequeñas.
Objetivos
A la hora de elegir los objetivos, debemos tener en cuenta un elemento muy importante. Se trata del factor de multiplicación o crop factor. Si tomamos como referencia un sensor Full Frame (que son los más grandes), cualquier sensor más pequeño tiene un factor de recorte, ya que al ser más pequeño tiene un ángulo de visión menor.
Esto es muy fácil de entender. Tan sólo debemos comparar la cantidad de cosas que vemos con los dos ojos, y la pequeña porción del entorno que podríamos ver si nos pusieran una caja en la cabeza con un agujero cuadrado. El campo de visión se reduce; pues con los sensores ocurre lo mismo.
Por ello todos los fabricantes de cámaras indican en sus especificaciones el factor de recorte del sensor. El factor de recorte nos indica por cuanto tendremos que multiplicar el rango focal de nuestro objetivo (indicado en modo Full Frame) para saber a qué equivaldrá en nuestra cámara.
Por ejemplo, un objetivo de 50mm en una cámara 4/3 (que tiene un sensor justo la mitad de grande que un Full Frame) equivaldría a un 100mm. En una cámara con sensor APS-C (con un sensor 1.5 veces más pequeño que el Full Frame) equivaldría a un 75mm.
Conclusión Final
Con esto queda demostrado que las cámaras Full Frame no siempre son las mejores para todo. Siempre depende del ámbito al que nos vayamos a dedicar. Si nos vamos a dedicar a la fotografía de paisajes o retratos, los cuales necesitan de distancias focales pequeñas; con objetivos gran angular conseguiremos mayor ángulo de visión y menos distorsiones geométricas.
Sin embargo, si lo nuestro es fotografiar actos deportivos o naturaleza animal, nos va a ser mucho más recomendable una cámara con sensor APS, pues se consiguen distancias focales mucho mayores con un objetivo de menos alcance. Para conseguir este mismo efecto en una cámara Full Frame necesitaríamos de teleobjetivos más grandes, y por consiguiente mucho más caros.
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