En los últimos años hemos visto como han aparecido pequeñas cámaras digitales que ofrecen grandes prestaciones, pero este concepto no es nuevo, Rollei presentó, en el Photokina de 1966, la Rollei 35, la cámara de 35mm más pequeña del mercado y la equipó con una óptica Tessar de Zeiss. Rápidamente se convirtió en la cámara perfecta para llevar en el bolsillo, y ha sido mi compañera fiel de viajes y excursiones.
Heinz Waaske, el diseñador de miniaturas
Heinz Waaske, nació en Berlin en 1924, fue aprendiz de mecánico de precisión y, tras el parón de la Segunda Guerra Mundial, empezó a trabajar de mecánico con cámaras fotográficas. Aunque no estudió ingeniería, Heinz Waaske diseñó su primera cámara en 1948, un prototipo de cámara en miniatura que usaba película de 16mm.
Con este prototipo quedó marcada la línea de trabajo de Waaske, que entró a trabajar para la fábrica de Wirgin que fabricaba las Edixa y cámaras en miniaturas de 16mm. que competían en el mercado con las Rollei. Pero el afán creativo de Waaske le llevó a desarrollar los bocetos de la futura Rollei 35 en el tiempo libre que tenía. Al presentarlos, los dueños de Wirgin no entendieron el concepto, incluso le acusaron de malgastar tiempo y recursos. Poco tiempo después, Wirgin cerró y Waaske llegó a Rollei.
Al poco tiempo de entrar en Rollei, Heinz Waaske mostró los prototipos de la futura Rollei 35 y la idea fue recibida con gran entusiasmo. La cámara fue desarrollada para su producción en serie y presentada en Photokina en 1966. Desde ese momento, Waaske trabajó en proyectos de creación de miniaturas, creando mecanismos sencillos con pocas piezas, pero con plena funcionalidad. Tras abandonar Rollei a finales de los setenta, trabajó como diseñador free lance para Minox y el programa espacial.
Rollei 35, la cámara compacta
Tras el impacto visual que crea el tamaño de la Rollei 35 (menos de 10 centímetros de ancho por 6 de alto y sólo 3 centímetros de grosor) rápidamente tienes la impresión de que a la cámara le faltan cosas, pero no es así, tan sólo es que las cosas no están donde uno está acostumbrado a verlas.
Si empezamos por la parte superior, lo que más llama la atención es que la palanca de arrastre de la película está situada en el lado contrario, totalmente integrada y sin sobresalir de la cámara. También tenemos el botón de disparo protegido por una arandela mecánica para evitar disparos accidentales y el botón para liberar la lente y justo en el centro, las agujas del fotómetro. Para obtener la medición, tenemos que hacer coincidir las dos agujas, moviendo los controles en la parte frontal de la cámara.
En la parte frontal, tenemos la óptica, en este modelo un Tessar 40mm/3,5 con un mecanismo retráctil. Para realizar fotografías, tenemos que estirar la óptica y girarla unos 10 grados a la derecha, asegurándonos que quede fija. Para recoger la óptica, pulsaremos el botón superior que la libera y giraremos a la izquierda. Al tratarse de una cámara de visor directo, por cierto muy luminoso y con marcas de encuadre y corrección de paralaje, el enfoque se tiene que hacer por hiperfocal o usando la escala de profundidad de campo que encontramos junto al anillo de enfoque.
Los controles de ISO, velocidad y diafragma, se encuentra en dos ruedas, una a cada lado de la óptica, lo que dan a la Rollei 35 su aspecto tan característico. Son muy suaves en su uso, con el indicador mirando hacia arriba y con un bloqueo en la rueda de los diafragmas. Junto al nombre de la cámara, encontramos la célula del fotómetro.
La parte trasera es muy limpia, lo que facilita acercarla al ojo, sólo hay la palanca para liberar el embrague y proceder al rebobinado de la película.
La parte inferior es donde encontramos todos los elementos que parece que faltan: la zapata del flash, el contador de exposición junto a la rosca de trípode, la palanca de rebobinado con la maneta oculta en el cuerpo y la palanca de abertura, todo un prodigio de diseño en un mínimo espacio.
La construcción del cuerpo es totalmente metálica y, si su exterior impresiona, el interior es todavía mejor. Al abrir la cámara para acceder a la carga del carrete, retiramos toda la parte trasera de la cámara, quedando al descubierto el eje de arrastre de película, la placa de presión para conseguir que la película este lo más plana posible, el hueco para el carrete y el compartimento para la pila que alimenta el fotómetro. Si abatimos la placa de presión, veremos el rail por donde se desplaza la óptica y el mecanismo que acciona diafragma y obturador.
Comprar una Rollei 35
Yo le compré mi Rollei 35 a Francesc Casanova hace unos quince años y es una cámara a la que vuelvo siempre que voy de viaje y no quiero llevar peso. Si os planteáis el gusto de tener una cámara de carrete y daros el lujo de disparar película de vez en cuando, la Rollei 35 puede ser una opción con un precio razonable por lo que nos ofrece.
Encontraréis, en el mercado de segunda mano, multitud de los modelos que Rollei sacó cuando la comercializó, durante los 30 años. La Rollei 35 tuvo hermanas mayores como la la Rolei 35 S que montaba una óptica Sonnar y los modelos SE y TE que tenían el control de exposición en el visor. También hubo modelos más económicos como la Rolei 35 B que montaba una óptica Triotar de calidad inferior.
Los precios, como siempre, varían por las condiciones en las que se encuentra la cámara, pero habitualmente suelen ser buenas por su robusta construcción. Podéis encontrar Rollei 35 made in Singapur por menos de 100 euros, las made in Germany son algo más caras por ser menos habituales y las Rollei 35 SE son bastante más caras, alrededor de 250 euros en adelante.
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Fotografías | José Juan Gonzálvez
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