Cuando uno piensa en la iconografía americana, nos vienen a la mente colores, encuadres imposibles, señales de tráfico, luces y un sin fin de elementos que ciertamente nos han acompañado e influido de la manera más natural. Las nuevas generaciones de fotógrafos han crecido con esas imágenes en su mente.
Sin embargo, contemplar por primera vez ese tipo de instantáneas fue toda una revolución, no exenta también de cierta controversia. William Eggleston, uno de los mejores fotógrafos que ha dado la Historia de la fotografía, sorprendió al mundo artístico cuando introdujo la fotografía a color en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA) en 1976.
La muestra comprendía un total de 75 fotografías a todo color, impresas bajo supervisión del autor en laboratorios de Nueva York y Chicago. Su fuente de inspiración: todo aquello que le rodeaba con la saturación de colores como elemento identificador de su obra. Introdujo una manera única de mirar a lo más inmediato. Tenía (y sigue teniendo) instinto.
Lo más interesante de William Eggleston es lo bien que le ha sentado su obra el paso del tiempo. A día de hoy aquellas fotografías nos siguen atrapando, siguen siendo rompedoras, frescas e hipnóticas. Los adolescentes que empiezan ahora con la fotografía, que nos regalan imágenes frescas y evocadoras, están bebiendo (sin saberlo) de la fuente que un día cambió la forma de mirar al mundo a través del objetivo. Por eso y por muchas sensaciones más, le estaremos siempre agradecidos. Y por muchos años.
Por último, una recomendación, “William Eggleston in the Real World”, cinta filmada en 2005 por Michael Almereyda que nos acerca a su persona y a su obra.
Fuente | Guía exposición MOMA 1976
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Vídeo | Youtube
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