En el artículo del otro día en el que comentábamos el negocio tras la fotografía de bodas uno de los puntos más destacados, con permiso de la propiedad intelectual, era la mediocridad de muchos supuestos profesionales. No es un problema ni mucho menos exclusivo de la fotografía profesional, pero álbumes hechos con plantillas a más de mil euros no son extraños si uno se pone a mirar la oferta.
Pero ello no quita que dentro del colectivo existan auténticos genios. No quito para nada mérito a los fotoperiodistas de bodas, esos profesionales que no paran de disparar a todos los detalles, pero tengo que reconocer mi predilección por los que se toman los reportajes de boda como si se tratase más de imágenes destinadas a publicidad. Estética muy cuidada, iluminación totalmente controlada y localizaciones pensadas para contar una historia son algunas de sus características.
Sé que lo que hace principalmente la gente de StillMotion es vídeo, pero creo que resulta el ejemplo perfecto de cómo debería de ser un reportaje de boda serio. Tras el salto les dejo otro par de ejemplos firmados por la misma casa.
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