Se ha inaugurado en Madrid la exposición 'Terré', una retrospectiva dedicada a uno de los grandes fotógrafos del mítico Grupo Afal, Ricard Terré. En la Sala Canal de Isabel II y con el comisariado de Laura Terré, los aficionados de la fotografía podrán descubrir a un autor que por fin será reconocido como una figura fundamental.
De un tiempo a esa parte, las entidades culturales están rescatando del fondo del olvido las figuras de fotógrafos fastuosos que habían sido olvidados injustamente. Es verdad que todavía no tenemos en España un Centro Nacional de la Imagen (y parece que nunca lo tendremos por problemas con el movimiento de los archivos) pero desde las instituciones públicas y privadas están recuperando la memoria de los fotógrafos que deberíamos venerar de la misma forma que los clásicos que aparecen en los libros de historia. Y en esta ocasión tenemos la oportunidad de conocer a Ricard Terré.
La vida de Ricard Terré
Nació en 1928 en Barcelona y murió en 2009 en Pontevedra. Fue pintor antes que fotógrafo, cómo no. De familia técnica, él terminó pintando cuadros al óleo con las dos manos. Así que se terminó buscando un empleo de ilustrador en Barcelona, donde trabajó con uno de los más grandes caricaturistas de la época. Pero la fotografía llamó a sus puertas al mismo tiempo que tarareaba el ritmo del jazz que conoció clandestinamente en la ciudad (una música prohibida por la dictadura).
Se apuntó a la Agrupación Fotografíca de Cataluña. Era la época del salonismo, donde primaba la técnica y el tipo de cámara por encima del sentimiento (me suena esta forma de ver la fotografía). Así que la naturaleza fue juntando a aquellos aficionados (no había escuelas ni talleres para aprender) que querían salir del atolladero cultural y empezaron a pasarse revistas extranjeras y a redescubrir a los maestros de antes de la guerra, como Catalá Roca.
Con estos amigos terminó fundando el grupo Afal en los años 50. Muchos vieron la oportunidad de profesionalizarse. Pero él ya tenía una familia con tres hijos y no quiso arriesgarse. Siguió con su empresa y a cambio fue uno de los más firmes defensores del cambio en la mentalidad del que hoy somos deudores todos los fotógrafos.
Uno de los aspectos que marcó su carrera fue la fidelidad a los temas: en la exposición podemos ver sus cruces, sus semanas santas, la vida, el Carnaval y la muerte. Y siempre con un estilo perturbador, directo, contrastado y sin un ápice de paternalismo ni crueldad. Quizás con ironía. Las cosas son como son. El espectador es el que verá, según su forma de ser, si el fotógrafo es cruel o un fiel amigo.
Y lo mejor de todo es que nunca se repite. Su fotografía tiene dos periodos: de 1955 a 1969 y de 1982 a 2005. Siempre con la Tri X (película de blanco y negro que aguantaba todo) cargada. Durante esos diez largos años en blanco perdió las ganas de disparar. Pues bien, no se notan los diez años de inactividad. Él mismo era el estilo. No era una pose ni algo estudiado. Nació fotógrafo.
La exposición en la Sala Canal de Isabel II
'Terre', la exposición que podemos ver hasta el 11 de noviembre en la sala de fotografía más impresionante de Madrid, tiene pocas copias vintage por un sencillo motivo. Como podemos leer en el catálogo, en el texto de Christian Caujolle, el mismo Ricard se encargó de romperlos. Hay muy pocos y es una pena. Así es la única manera de conocer la obra en su contexto, aunque la impresión sea pequeña.
En este sentido llamó mucho la atención el trabajo de Cualladó, por el excesivo contraste de sus copias para el gusto actual. A pesar de todo, y gracias a que la comisaria es su hija, una de las mayores especialistas que tenemos sobre fotografía en España, seguro que estamos viendo lo que a él le gustaría.
Son 110 fotografías en blanco y negro. Con película TriX, con negativos de Hasselblad y Leica (que podemos ver en la exposición). Algunas muy grandes, perfectas, como sus dos trabajos más conocidos, el niño con la vela partida o la famosa niña bizca de comunión. La exposición está montada por temáticas. En ningún momento sigue un hilo cronológico. Así que lo mejor es empezar la exposición de arriba abajo. Siempre que voy a esta sala me subo en los ascensores de otra época y marco la 3ª planta. Y luego se baja andando. Es la mejor forma de disfrutarla...
Seguro que después de ver sus fotografías, tomadas con un angular, en un poderoso y contrastado blanco y negro, directas con un toque de ironía, saldrás con ganas de pillar tu cámara y conseguir algo que se acerque al trabajo de Ricard Terré. Y si puedes, mira el catálogo, que es el mejor recuerdo que queda de una exposición, y llévatelo a casa después de pagarlo. No te arrepentirás.
‘Terré’
Del 8 de septiembre al 11 de octubre Sala Canal de Isabel II
C/ Santa Engracia, 125 28003 Madrid
Horario De martes a sábados de 11.00 a 20.30 h. Domingos y festivos de 11.00 a 14.00 h.
Entrada gratuita
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