Falleció anteayer, a los 81 años. René Burri no ha conseguido vencer al cáncer que al final ha puesto fin a su vida, pero su obra será eterna. Este fotoperiodista helvético ha legado a la posteridad algunas de las fotografías de dirigentes políticos más reconocibles de la historia, como ese retrato de Ernesto Guevara para la revista Look en el que el Che aparece fumando un puro con mirada desafiante.
Armado con su Leica, publicó en revistas enormes, como Stern, Look, Life o Paris-Match, siempre con una mirada transparente, pero con opinión. De hecho, defendía que lo que realmente diferencia a un buen fotógrafo de uno del montón es, precisamente, su capacidad de transmitir opinión a través de su cámara.
Durante la primera etapa de su carrera utilizó de forma casi exclusiva la fotografía en blanco y negro, y, siguiendo los pasos de Cartier-Bresson, logró capturar el dramatismo que exudaban las dos Alemanias durante la posguerra a la que dio lugar la conclusión de la Segunda Guerra Mundial. Precisamente, ese trabajo, al que llamó «Die Deutschen», le permitió consolidarse como fotógrafo y ganarse definitivamente el respeto de la profesión.
Pero la fotografía en blanco y negro no fue la única herramienta de expresión de René Burri. Una vez superada esa primera etapa posbélica (aunque no se despojó del todo de los conflictos armados hasta mucho más tarde), utilizó también la fotografía en color y trabajó como asistente de cámara del realizador Ernest Hininger en varios documentales.
René Burri nunca volverá, pero su fotografía nunca se irá. Curiosamente, este mes de octubre se ha llevado a dos «grandes» de la fotografía: el propio Burri y Ray K. Metzker, del que os hablamos hace diez días. Permanecerán en el recuerdo de todos los que adoramos la fotografía.
Imagen | Erling Mandelmann
Vía | ABC
En Xataka Foto | Ray K. Metzker, uno de los herederos de la Nueva Bauhaus, nos ha dejado
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