Ralph Eugene Meatyard, ese gran olvidado por estos lares, aunque me consta que es muy valorado por algunos fotógrafos, entre ellos nuestro compañero Jesús León. Situado dentro de una fotografía, podríamos decir con personalidad propia gracias a su mundo compuesto de extrañezas, su obra nos atrae por esa manifestación de una realidad inventada, de monstruos, caretas y veladuras propias del cine de terror más experimental, pero al mismo tiempo cargados de un gran poso poético y reflexivo.
Repulsivos desde una posición antinatural, pero emotivos y compasivos a su vez, sus personajes nos hablan bajito. Pasan al mundo de la fantasía gracias a la fotografía que hace que ignoremos que detrás de esas máscaras se esconden las personas del entorno de Eugene Meatyard. Su libro, que fue publicado tras su prematura muerte, The Family Album of Lucybelle Crater recoge el grueso de un trabajo fascinante.
Experimental (curioso como siempre etiquetamos con esta palabra algo que viene grabado en el ADN de la fotografía desde sus comienzos), no tenía miedo a utilizar exposiciones múltiples o imágenes fuera de foco. Tampoco su patrón de conducta nos habla de una persona que proyectase sus miedos. Tenía una vida normal como padre de familia y en sus ratos libres se llevaba a sus hijos a lugares inhóspitos donde creaba esas historias que tanto atrajeron a la crítica y que han influido en la fotografía contemporánea.
Mi padre encontraba la localización en primer lugar, después buscaba una luz en particular en ese espacio y comenzaba componiendo las escenas con la cámara para después colocar a los sujetos según sus indicaciones.
Según sus palabras nunca respondía a composiciones banales, sino que detrás de esas fotografías había "un fondo zen". Desde nuestro punto de vista son absolutamente perturbadoras, porque atentan contra nuestros miedos, contra la sociedad que desconocemos, contra todo lo que se sale de nuestro estado de confort natural, de la belleza que tanto buscamos.
Por su extrañeza, en youtube hay colgados varios vídeos que muestran su trabajo fotográfico, incluso hay piezas en las cuales se han inspirado por medio de elementos que nos recuerdan a su universo tan peculiar. Ralph Eugene Meatyard, que trabajaba como óptico pero que pudo exponer junto a grandes como Ansel Adams o Robert Frank así como publicó en revistas de arte y expuso en museos de referencia, se hace indispensable en la historia de la fotografía, reconociéndole una manera inusual de creación que provoca a quienes la contemplan.
Os invito a leer el artículo en el magazine Smith Sonian donde se exponen varios textos sobre su trabajo, así como las distintas referencias a sus fotografías que se dan en la web del MoCP. Un fotógrafo a tener muy en cuenta en nuestra biblioteca, no os perdáis su obra.
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