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Ortiz-Echagüe y sus fotografías del Norte de África a caballo entre lo pictórico y lo documental

Ortiz-Echagüe y sus fotografías del Norte de África a caballo entre lo pictórico y lo documental
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A José Ortiz Echagüe le conocemos por las distintas exposiciones que han llevado a mostrar su obra tanto colectiva como individualmente, la más reciente, la muestra sobre Fotos y Libros en el Museo Reina Sofía de Madrid donde se expone parte de su "Spanische Köpfe". Pero indudablemente teníamos que hablar de él de una forma más extensa, algo que podemos hacer ahora gracias a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, también en la capital madrileña, que expone su trabajo dentro de la sección oficial de PHotoEspaña 2014.

Puedo decir que siempre he sido una gran admiradora de este fotógrafo por la fuerza que transmiten sus retratos, enmarcados en una contradicción de fotografía del pictorialismo pero documental al mismo tiempo en lo que se ha venido a denominar "antropología pictorialista". En esta muestra no vamos a ver una retrospectiva sino sus fotografías enmarcadas en el Norte de África, donde comenzó su carrera en este medio en 1909 y donde también la terminó hacia los años 60.

Componen la exposición 78 imágenes, pertenecientes a la colección del Museo de Navarra, de donde su nieto Javier Ortiz-Echagüe, comisario de esta muestra, es ahora responsable de exposiciones. También otra parte proviene del Archivo General Militar de Madrid, puesto que mucho material inédito viene de la labor documental de Ortiz-Echagüe para el ejército. Es una exhibición que viene del Museo Nacional de Arte de Cataluña y que posteriormente será motivo inaugural del Museo Universidad de Navarra que será abierto en 2015.

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La obra temprana de Ortiz-Echagüe

Puestos en situación sobre esta muestra, vamos a centrarnos ahora en la figura de Ortiz-Echagüe, cuyo material para esta exposición viene por su vinculación al ejército durante la época del rif en Melilla, a la edad de 23 años, pero que de algún modo sentó las bases de su filosofía fotográfica posterior. Encargado del servicio de fotografía de la Unidad de Aerostación, comenzó tomando fotografías desde globos para más tarde continuar en los aviones, con el objetivo de realizar mapas cartográficos y localizar los asentamientos enemigos.

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Aquí vemos ya su predisposición hacia la fotografía artística, considerando estos documentos fuera del ámbito artístico dejando sin firmar la mayoría de ellos, aunque este tipo de fotografía empezase a ser recurrente en los salones fotográficos. No así su verdadero foco de atención, la fotografía de retrato entroncada en la vertiente pictorialista (que sin embargo él se resitió a considerarse dentro de ella) por su gusto por las texturas y composiciones así como a técnicas que le llevaban a raspar las imágenes. Sin embargo iba un paso más allá, hacia un documentalismo muy cuidado respecto a luces y composiciones, fotografiando siempre a modelos reales (tipos populares) en exteriores. No obstante, como comenta Javier Ortiz-Echagüe, su trabajo, lejos de las cuestiones técnicas, no dejaba de ser también una contradicción:

Esta entrega a un proyecto documental sobre los tipos africanos suponía ya una cierta contradicción. Por un lado, llevar a cabo un registro fotográfico de los modos tradicionales de vida y, por otro, una actividad militar que propiciaba la desaparición de esas mismas tradiciones.

Sus retratos siempre han llamado mi atención, primero por utilizar en muchos casos puntos de vista extremos muy cercanos a lo que se haría en la Nueva Visión hacia los años 20 y, por otro lado, por aquellos primerísimos planos donde el fondo se diluye para aparecer neutro. Hay varios ejemplos que pueden verse en esta muestra y que seguro harán las delicias de quienes gustamos de este tipo de composiciones.

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Muy interesante es también el hecho de que esta muestra se complementa con las tomas que realizó entre 1964 y 1966, momento en el que volvió al Norte de África realizando unas fotografías distintas a las realizadas en esos primeros años del siglo XX, pero que llaman la atención por ese afán por captar los paisajes queriendo eliminar los signos de la modernidad impuesta ya en el Norte de África. "Siroco en África" fue una de sus imágenes más laureadas al final de su carrera, la cual podemos ver en esta exposición.

En resumen

Como plus a la exposición, que puede verse hasta el 27 de julio, se ha publicado un catálogo que ha venido a realizarse bajo los parámetros de sus anteriores libros y que recoge el deseo que tenía el propio Ortiz-Echagüe por darle forma a un quinto recopilatorio centrado en esa primera época en el Norte de África. 114 páginas que recogen retratos, paisajes y arquitecturas así como un ensayo muy completo del nieto del autor.

Un fotógrafo que debemos tener muy presente como referente de fotógrafo documentalista con sello propio, además de por haber sido uno de los autores de los primeros años del siglo XX más internacionales que ha tenido nuestra historia de la fotografía.

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