Leo Matiz. Fotógrafo colombiano cuyo legado nos llega en forma de poesía en blanco y negro. De caras conocidas en Latinoamérica y más allá. De fuegos artificiales en un París liberado. De situaciones abstractas sacadas de lo cotidiano. Maestro que jugó con la luz y con la composición que le ofrecían las sombras.
Nacido en 1917 fue considerado en 1949 como uno de los diez fotógrafos más prestigiosos de su tiempo. No en vano trabajó para la revista Life en su periplo por EEUU y más tarde en su país para cubrir "El Bogotazo". Aventurero y protagonista de una vida de película por sus viajes y por algunos episodios como cuando fue hecho prisionero en el Medio Oriente, su obra perdura entre nosotros.
La obra de Leo Matiz
Uno de sus mejores trabajos, el que os presento en el vídeo de cabecera, "El Macondo", de donde es una de sus fotografías más icónicas y más bellas que ha registrado la historia de la fotografía. Me refiero a "Pavo real del mar", donde una red de pesca se alza en el cielo consiguiendo una composición y un instante de esos que parece detenerse en el tiempo. Obra inmortal y atemporal.
Por su cámara pasaron artistas como Celia Cruz o Frida Khalo. De esta última podéis ver una selección en la página web de la Fundación Leo Matiz. Me sugieren más aquellas donde el rostro de la pintora mira al cielo o los juegos de luces y sombras en algunos posados. También impulsó la obra de jóvenes talentos, siendo uno de los primeros en exponer el trabajo del escultor Fernando Botero.
En 1863 se inauguró en París el famoso, “Salón des Refusés”. En 1952 se inaugura en Bogotá, en las Galerías Leo Matiz, el Salón de los Rechazados. La historia dirá si tenían razón los señores del jurado al aceptar unos cuadros y rechazar otros. Quizá de esa pequeña revolución que es la apertura de un salón “no oficial”, surja un nuevo movimiento pictórico muy nuestro, muy auténtico, del mismo modo que en parís surgió, del famoso rechazo oficial, el Imperialismo.
Las imágenes abstractas de Leo Matiz, también disponibles en la página web, me recuerdan a esos momentos en la fase de un fotógrafo, cuando empieza a encuadrar todo lo que tiene alrededor dándole matices al jugar con las líneas de los elementos del paisaje (rural o urbano) y buscando nuevos ángulos con los que experimentar.
Album que se hace extensible a las fotografías donde experimentó con la geometría de las nuevas construcciones. Vemos un afán por la composición perfecta que sigue las líneas curvas y rectas formando imágenes técnicamente impecables. No hay un pero. Nada qué decir. Todo está donde debe estar.
En resumen
Os recomiendo que déis un paseo por su página web, que veais todas las fotografías de sus series y observéis en qué os veis reflejados y en que otros aspectos no. Un fotógrafo colombiano que traspasó fronteras, que viajó, que experimentó (echad un vistazo a sus fotos de los fuegos artificiales de París) y que en definitiva vivió haciendo lo que más le gustaba y con lo que disfrutaba.
Fotógrafo | Leo Matiz Fundación