Una mirada, un gesto corporal, un sentimiento es lo que se captura con la fotografía de retrato. Probablemente este es uno de los enfoques primarios de la fotografía, pues desde sus comienzos queremos tener registro de las personas, de sus contextos. Por ello, para quienes son y quieren ser retratistas, traemos consejos de lo grandes de la fotografía de retrato. Aquellos maestros de la fotografía cuyas miradas siguen sorprendiendo hoy en día:
Experimentar sin límites
Diane Arbus es una de las grandes retratistas que se dedicó a capturar los mundos desconocidos y las personas que los habitaban: aquellos que irrumpían con cánones de la época como los enanos y las prostitutas. En sus palabras: “Mi cosa favorita por hacer es ir a un sitio al que no he ido. Y cuando debo ir a una casa, tomar el autobus o un carro al centro de la ciudad, es como tener una cita a ciegas. Así lo siento”.
Lo más llamativo de sus fotografías no son los personajes que ella capturaba. Es cómo se muestra esa curiosidad por la vida de los otros, por mostrar la persona y su mundo. Para ella, la fotografía era un medio mediante el que ella experimentaba sin límites la forma de vida de otras personas; permitiéndole verlas como humanos y no como inadaptados.
Una mujer que miraba de frente y sin miedo a sus sujetos. Una mujer que miraba de frente y sin miedo a la vida.
Las personas pueden decir todo sobre la vida
Lewis Hine es considerado el padre de la fotografía social y es uno de los casos fotográficos que muestra cómo esta profesión permite cambiar el mundo. Su principal trabajo se centra en los inmigrantes que llegan a Estados Unidos a principios del siglo pasado. Lo más llamativo es que este trabajo lo logra a través de las personas y el retrato.
Para pelear contra una sociedad que rechazaba a los inmigrantes y les ponía en contextos laborales inhumanos; Hine captura fragmentos de la vida de los niños, los trabajadores y las familias que llegan a la tierra de la libertad en busca de un nuevo comienzo. Así, a través de la humanidad de sus sujetos, lograba contarle a la sociedad la vida de estos soñadores que querían ser parte de Estados Unidos.
Su forma de retrato es llevado al extremo documental, lejos de la pose, lejos de darle el tiempo a una persona de reaccionar frente a la cámara. Son retratos enfocados en narrar un contexto general.
Sal del estudio
Dorothea Lange fue considerada por muchos (y ella misma) la fotógrafa del pueblo. Durante varios años, los círculos fotográficos en los que se encontraba la mantuvieron en la seguridad del estudio fotográfico. Sin embargo, cierta necesidad en ella la saca a ver un Estados Unidos afectado por la Gran Depresión y posteriormente aquellos sucesos macabros que fueron censurados como los campos de retención de japoneses en el país norteamericano.
Esto le da una nueva visión a la fotografía de Lange. Es una visión que captura los sujetos con respeto, dándoles la dignidad humana que merecen. Y ella lo cuenta en sus imágenes como es: sin poses, arreglos ni modificaciones.
Al explorar Estados Unidos, ella redefine su fotografía. Le permite conocer personas y contextos que le muestran que en aquellas capturas que consigue se encuentra la historia de aquellos que luchan por seguir adelante, los temores de un país desestabilizado y, sobre todo, que muestran cómo nuestro contexto nos tiene igual de afectados a todos.
Ser muy, muy pacientes
Steve McCurry es sin duda uno de los fotógrafos más famosos y reconocidos del mundo. Sus fotografías en Afghanistan son unas de las más populares. Pero está claro que él es una persona que define la práctica que debe tener un fotógrafo: Observar, esperar, intuir y disparar. En sus palabras, para conseguir un buen retrato, “si eres paciente, la gente olvida tu cámara y deja aflorar su alma”.
McCurry es un fotógrafo que crea mucha empatía entre el espectador y las situaciones y las personas fotografiadas. Son fotos icónicas que atrapan a todo el planeta porque vemos en ellas humanidad, nos cuentan sin tener palabras; son las fotos que muestran la miseria humana, llegándonos al corazón de manera impactante y emotiva, sin necesidad de mostrar lo más amarillista… solo una mirada y un click, logrados al esperar el momento exacto.
Es importante aprovechar el camino para encontrar esa foto ideal. No dejéis de observar y disfrutad el recorrido.
Incomoda a tus sujetos, que esto no es foto para carné
Richard Avedon es considerado uno de los mejores retratistas de toda la historia. Algunos incluso lo consideran un dios. Para él, tan solo era una cuestión de un gran papel blanco sobre la pared de un edificio, la hora correcta del día y esperar a la verdadera reacción del sujeto fotográfico.
Para conseguir la autenticidad de la persona, bastaba con esperar, dejar que la pose automática que surge al ver una cámara se desintegrara con la espera. En el momento menos esperado, click y para el laboratorio. Para Avedon, la belleza estaba más allá de lo físico, es algo que se encuentra en un sentimiento auténtico de las personas.
Miren a cámara, sí, pero miren de verdad.
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Imagen de Portada | Lewis Heine