Son los gajes de la naturaleza humana. Desde tiempos inmemoriales, los hombres han competido entre sí por todo: ser el más fuerte, el más rápido, el que caza mejor, o el que tiene el coche más potente. ¿Por qué iba a ser la fotografía una excepción? No lo es, y por ello llevamos tiempo divirtiéndonos u observando con cierta curiosidad algunas rivalidades que aparentemente no llevan a ningún sitio, pero que no por ello dejan de mostrarnos resultados sorprendentes.
Los fabricantes de cámaras, por ejemplo, parecen obsesionados con sacar al mercado equipos con más megapixels que la competencia. Es posible que detrás de este fenómeno se pueda realizar un estudio psicológico semejante al que nos lleva a dirimir sobre la razón por la que se fabrican coches cuya potencia teórica no se puede rebasar sin infringir la ley. Nos encanta superarnos, y también superar a los demás. Y todo ello a pesar de que no haya ningún motivo lógico para conseguirlo.
Y los fotógrafos, que en algunas ocasiones pueden ser portadores de un ego a prueba de bombas, no van a ser la excepción en esta guerra por “tenerla más grande”. Desde hace tiempo, asistimos a noticias sobre la última foto que bate el record en megapixels. De hecho, aunque ahora mismo el record lo ostenta una fotografía de Shanghai de 272 Gpx, durante algún tiempo el honor de haber realizado la fotografía más grande del mundo correspondió a nada menos que un equipo de españoles (José Manuel Domínguez y Pablo Pompa), por una panorámica de Sevilla de 111 Gpx .
En esta ocasión, aunque no se bate el record mundial, tenemos un gran trabajo realizado por el fotógrafo Guillaume Roumestan y la compañía Kolor que tiene como objetivo conmemorar el 65 aniversario del festival de Cannes. Y que mejor manera de celebrarlo que hacer la mayor panorámica de Cannes que se ha realizado jamás. Concrétamente 65 Gigapixels. Una cifra originalmente simbólica.
La gran ventaja de estos ambiciosos e impecables trabajos suele ser que el afán de superarse de estos fotógrafos les lleva a utilizar el ingenio, y al final obtenemos un regalo mejor que el de su proeza: la invención de una nueva técnica. Y es que desde que comenzó esta competición por conseguir la fotografía más grande, la tecnología ha avanzado hasta el punto de que ya existen máquinas, equipos e incluso empresas especializadas en realizar estos ingenios fotográficos.
Por si estáis pensando subir a una azotea de vuestra ciudad para intentar superar este record, os avisamos que por ese camino os resultará imposible. Estas panorámicas son realizadas por avanzados robots llamados Gigapan capaces de realizar miles de fotografías de forma automática y perfectamente acoplables. El proceso puede llevar dias, con lo que eso implica (buscar que las condiciones de luz sean prácticamente iguales). Y para el acomplamiento final, se necesita un potentísimo ordenador normalmente equipado con el software Autopano Giga, especializado en construir este tipo de fotos gigantes.
Así que mientras tanto, disfrutad de un paseo por las calles de Cannes. Me ha sorprendido que incluso han cuidado el detalle de borrar cada una de las matrículas de los coches que salen, para preservar la intimidad de los habitantes de esta ciudad. Así que supongo que será tarea imposible encontrar escenas tórridas en los balcones. El interés debe ser sólo fotográfico.
Via | Cannes Gigapixel Tour
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