La Alhambra de Granada, ese monumento que a punto estuvo de convertirse en una de las siete maravillas del mundo. Emplazamiento de novelas y cuentos, de Washington Irving a Antonio Gala. Rincones para fotografiar a la luz de la luna.
Nocturnas desde el Albaicín, postales desde el Río Genil. Monumento de un pasado en cuyos jardines paseaban los que habitaban el palacio. Hoy son millones los turistas que recorren sus esquinas durante todo el año. Desde el Patio de los Leones hasta el mirador de la Reina pasando por la cuadratura del círculo del Palacio de Carlos V.
Por ello, La Alhambra como producto turístico es lo que hoy nos interesa, porque Jorge Ribera, el cual entregó las fotografías al Museo Universidad de Navarra, nos vino a hablar de aquello que hace posible su funcionamiento como "fábrica" gracias a su serie "Scrambling", donde retrataba a las personas que trabajan a diario en el monumento.
De este modo y basando su discurso teniendo como base al fotógrafo Charles Clifford (que fotografió La Alhambra en el siglo XIX), Ribalta se dedicó a fotografiar, en mayo de 2011, los entresijos del monumento, desde los cajeros de La Caixa (que después amplió en 20 x 27 centímetros) hasta la actividad de los trabajadores durante el día.
Entrega de la obra 'Scrambling' de Jorge Ribalta al Museo Universidad de Navarra
Esta serie viene a ser un ensayo fotográfico que nos hace reflexionar sobre el papel que juega el turismo en nuestros días. Sobre todo lo que se mueve de puertas para adentro de uno de nuestros monumentos más visitados. De lo que cuentan las paredes de un tiempo de esplendor andalusí junto a lo que se vive hoy.
Las imágenes de Ribalta son el contrapunto a las miles de fotografíadas tiradas a diario por los turistas que llegan en masa a sus instalaciones. Es un mirar distinto. Una manera de adentrarnos en detalles que nuestro ojo ávido de postales no es capaz (o no quiere) ver.
Foto | Charles Clifford Fotógrafo | Jorge Ribalta
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