Tristemente las nuevas escuelas de fotografía parecen renegar de los clásicos, sobretodo si son españoles. Pero Koldo Chamorro supo entender que la fotografía iría evolucionando, que su lenguaje tenía que evolucionar con una sociedad que pronto buscaría recursos diferentes para expresar lo mismo. Quizá por esto Chamorro se estudia en las escuelas, porque su forma de mirar, lejos de haber pasado de moda, es actual, moderna.
Koldo Chamorro (Vitoria, Álava, 1949 – Pamplona, Navarra, 2009), vivió ese momento en que la memoria podría hacer lagunas y consiguió el remedio para evitarlo. Hasta los 16 años creció en la República de Guinea Ecuatorial, pasó gran parte de su vida viajando desarrollando el músculo de la curiosidad y el olfato del fotógrafo: la vista. A partir de esa edad aprendió fotografía de manera autodidacta.
La profundidad conceptual e iconográfica de su trabajo, que trasciende las fronteras eminentemente fotográficas; se adentra en planteamientos antropológicos, simbólicos, históricos y etnográficos.
"Su patria era el reportaje fotográfico entendido como la forma más completa, arriesgada y pertinente para hablar de la vida de las personas." Clemente Bernad.
Su nombre se encuentra unido al de una generación de autores españoles como Cristobal Hara, Ramón Zabalza, Fernando Herráez, Anna Turbau y Cristina Garcia Rodero que, seguramente sin saber la dimensión cultural y la trascendencia antropológica que iban a tener sus obras, crearon un movimiento documentalista que entre la década de los setenta y ochenta realizó el archivo histórico fotográfico más importante de España, que refleja los usos y costumbres la sociedad rural y urbana en los últimos estertores del franquismo.
Fue miembro fundador del ya desaparecido "Grupo Alabern" junto a Joan Fontcuberta, Pere Formiguera, Manel Esclusa y Rafael Navarro. Entre sus series de fotografías más reconocidas se encuentran: España mágica, Los Sanfermines, El nacimiento de una nación, Un día en la vida de España, Galicia a pie de foto, El Santo Cristo Ibérico, El sujetador, Los Sanfermines.
“En mi primera etapa de trabajo como profesional elegí el medio de la España rural ya que sentía una gran curiosidad por ser testigo directo de la transformación de una sociedad de tipo agrario en una sociedad de carácter industrial y los mecanismos de tránsito entre ambas. Podría presenciar el deterioro, la degradación y ese gran problema que supone la pérdida de identidad de los individuos por un lado y de la conciencia del grupo social por el otro, al perder el medio rural el sentido de la tradición. Desde el punto de vista ético, soy consciente respecto al hecho de que actuar como observador te obliga a asumir la responsabilidad de aceptar que tu trabajo posee una carga de subjetividad, de parcialidad y de determinismo… El reportero debe tener presente que el reportaje es incómodo para la sociedad, puesto que su estética suele ser generalmente desabrida y cáustica”
Entre 1972 y 1973, consiguió una beca de la Dotación de Arte Castellblach para realizar estudios fotográficos en el extranjero. En Estados Unidos trabajó con grandes iconos de la fotografía como Ansel Adams, Jean Dieuzaide, Lucien Clergue, Brassai, Jean Pierre Sudre o Ernst Haas
A su vuelta a España a mediados de los 70, sorprende su gran capacidad de síntesis y análisis social y consigue diseccionar, con cirujana precisión, los elementos que unía a una sociedad maltratada por una moribunda dictadura. Desde ritos religiosos a tradiciones paganas pasando por la rutina de los pueblos y el día a día de sus habitantes.
Su obra forma parte de importantes colecciones públicas, entre las que destacan el Center of Creative Photography (Tucson, Arizona), la colección Polaroid (Boston) y el Reina Sofía (Madrid).
“Desde el punto de vista ético, soy consciente respecto al hecho de que actuar como observador te obliga a asumir la responsabilidad de aceptar que tu trabajo posee una carga de subjetividad, de parcialidad y de determinismo… El reportero debe tener presente que el reportaje es incómodo para la sociedad, puesto que su estética suele ser generalmente desabrida y cáustica”.
A partir de 1997 trabajó para organismos internacionales como la UNESCO realizando reportajes por todo el mundo sobre las minorías étnicas. Encargos y trabajos para medios nacionales como El País, Matador.
En 1985 comenzó su etapa como docente; impartió clases como profesor invitado en la facultad de Bellas Artes de la Universidad de Granada, Madrid, en el Círculo de Bellas Artes y en la facultad de Periodismo de la Universidad Complutense.
Alejandro Castellote comisarió una exposición en el Círculo de Bellas Artes de Madrid en 1989, donde el autor demuestra una forma de mirar inalterada por el paso del tiempo.
La colección Photobolsillo de La Fábrica le editó un libro que se ha convertido ya en un objeto de culto para aficionados y coleccionista ya que es la retrospectiva más completa de Chamorro.
Su lucha contra el tiempo nos trasciende y lo hará aún cuando no estemos aquí para recordarlo.
Foto de inicio Brasil 1992.