Existe un tipo de fotografía cuyo componente decorativo sobresale por encima de cualquier otro aspecto que nos pueda llamar la atención. Cuando vi las fotografías de la joven Kim Leuenberger, no pensé en si aquellas imágenes podrían colgarse en las paredes de una galería, directamente las pensé para mi casa.
Imágenes que gustan por su carácter retro y amable. Según nos cuenta su autora, comenzó la serie hace dos años gracias a un regalo de sus padres, la reproducción a tamaño mini de una camioneta azul. Dice que le encanta viajar y siempre lleva un coche con ella. Los tiene de todos los modelos y tamaños, Minivan, escarabajos, Mini Cooper, Vespas. Su colección va en aumento porque amigos y familiares conocen su proyecto y la ayudan a conseguir vehículos nuevos.
Técnicamente dice tomar las fotografías a ras del suelo, lo que ella denomina "vista wormelish", ya que con el tiempo se dio cuenta que con ello conseguía los mejores encuadres. De este modo tiene que tumbarse, trabajar con diafragmas muy abiertos y ayudarse del "live view" de su cámara Canon 5D porque según cuenta el enfoque automático de la misma no es su mejor aliado. Por lo visto la gente que la ve tomando las fotografías suele acercarse para curiosear y, entrando en su juego, le proponen ideas y surgen nuevas imágenes.
El carácter decorativo de las fotos de Kim Leuenberger
Como os comentaba al principio, este tipo de fotografías tienen un fuerte carácter decorativo. Si ya de por sí estos mini vehículos son objetos de deseo por su sentido retro, haberlos utilizado en composiciones por varias partes del mundo, de una manera coquetona y agradable visualmente, nos ayudan aún más a conformar esa idea estética.
Y no sólo ese carácter estéticamente amable queda reflejado en sus aventuras con los coches, si dais un paseo por sus diferentes galerías, comprobaréis que el tipo de fotografía que lleva a cabo está muy ligado a las nuevas generaciones de fotógrafos. Naturales, frescas, algo que ya hemos hablado en muchas ocasiones.
A pesar que el color es lo que más puede hacer captar nuestra atención por su calidez, el blanco y negro también lo trabaja con soltura. Su serie en monocromo es buena prueba de ello. Por un lado parece deshacerse de esa frescura, pero por otro nos hace cambiar de dimensión hacia algo más maduro e incluso mucho más íntimo.
Fotógrafa | Kim Leuenberger
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