Poco tienen que ver las estampas de nuestro Levante repleto de sombrillas hasta la bandera con aquellas postales del siglo pasado tomadas por Jacques Henri Lartigue. Hoy, esas imágenes se nos antojan vintage y, no sólo sirven de inspiración para la nueva ola de sabor retro delicado que inunda las imágenes dentro de la fotografía social, sino que también nos hacen suspirar por esos tiempos cargados de glamour en las clases adineradas, en el periodo de entre guerras, que el francés supo retratar para recuerdo de todos.
Cuando pienso en la playa, siempre me vienen estas imágenes a la mente. Puedo sentir la brisa marina a través del blanco y negro. La alegría en los retratados que en ocasiones lo manifestaban saltando. También en sus caras sonrientes. Era la época de los tocadiscos en la playa. De los picnics regados con champagne y los gorritos en la cabeza a juego con el bañador y los zapatos. Del parasol y las telas como protección del sol. En definitiva de esa estética de los años 20 que glorificó una década de arte en la moda.
Jacques Henri Lartigue, cuyas fotografías pudimos ver recientemente en España, por medio de las distintas sedes de La Caixa, gracias a "Un mundo flotante", fue aquel fotógrafo que quiso fotografiar la felicidad, cuyas primeras imágenes las tomó con tan solo siete años, llegando a conformar un legado de doscientasmil, paseando su obra en los años 60 donde se le reconoció mundialmente su trabajo gracias a una exposición en el MOMA de Nueva York y a un reportaje publicado en la revista LIFE.
De Jacques Henri Lartigue me gusta la exquisitez que demostraba, no sólo compositivamente sino también con el tratamiento de los grises, cuyas copias en ocasiones se nos presentan con una fuerte presencia de los blancos, que nos hace llegar la luz de la costa francesa sin llegar a quemarnos. Todo ello con una elegancia y un gusto propios del ambiente en el cual se había criado que le permitió tener acceso a las nuevas formas de diversión y ocio de la época.
Como el gran Cartier-Bresson, se consideraba pintor antes que fotógrafo, de hecho utilizada esta disciplina como hobby, demostrando una vez más que los buenos fotógrafos trabajan la inspiración e intuición de forma natural. Fotografías que inmediatamente reconocemos como suyas gracias a su estilo tan marcado de los tipos y costumbres que retrataba. Un genio de otra época al cual le debemos el retrato de una manera de entender la vida muy distinta a la nuestra, que en cierto modo por ello nos atrae.
En el primer vídeo que os comparto podéis ver a Jacques Henri Lartigue no sólo hablando sobre su fotografía sino también su manera de trabajar en estudio. Llama la atención como apenas da indicaciones a la modelo mientras toma sus imágenes sentado en el suelo, sosegado, como lo son sus fotos. En el segundo se nos hace un resumen de "Un mundo flotante" que para quienes no pudieron verla, tendrán que esperar a que vuelva de tour por la Península. Todos lo esperamos.