Conocer a Imogen Cunningham es descubrir una fotografía intimista y púramente femenina, de esas que por su melancolía nos sitúan en un universo al que es fácil entrar en las tardes de lluvia. Nacida en Portland, Oregon, en 1883, e influenciada en un primer momento por el pictorialismo y después por el grupo f/64 del que fue miembro fundador, sus imágenes en blanco y negro nos traen la belleza del cuerpo humano entre sombras.
Atraída por la fotografía de desnudo, una de sus primeras imágenes fue un autorretrato donde aparecía desnuda sobre la hierba. Años más tarde retrató a su marido de la misma forma, pero por el puritanismo de aquella época y la controversia suscitada, tuvo que guardar los negativos durante 55 años, los cuales rescató dentro de su afán por organizar su archivo fotográfico cuando contaba ya con más de 80 años de edad.
En su fotografía más comercial, trabajó para Vanity Fair así como en varios rodajes de Hollywood donde fotografió a muchos de los actores del momento. También viajó a Nueva York donde aparte de conocer a Alfred Stieglitz, tomó una serie de instantáneas robadas en Manhattan. Y en 1956, cuando tenía nada más y nada menos que 73 años, el MOMA le dedicó una exposición que la puso de nuevo en el candelero fotográfico.
Fotógrafa enérgica y longeva, firmaba sus fotografía con un sello chino formado por las siglas I-MO-GEN que traducido viene a decir “ideas sin fin”. Como su legado, que hoy nos acompaña para deleitarnos con su mirada intimista sobre los cuerpos y el alma de los retratados. Un paseo por su página web os dará una idea de cómo su obra cautivó al mundo artístico. Y así, entre desnudos, plantas, robados y personajes famosos, os dejo disfrutando de su arte.
Fotógrafa | Imogen Cunningham | El ángel caído
Vídeo | Youtube
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